jueves, 8 de diciembre de 2011





Un pirata por sorpresa.

Un día una joven paseaba por Italia y
paseando, paseando se alejó demasiado y se encontró con una taberna mugrienta y
con muy mal aspecto por fuera, la joven sin más remedio tuvo que entrar para
buscar ayuda.
Al entrar un hombre sucio, con pelos largos y
muy mal vestido se dirijo hacia ella. La chica asustada intento huir pero antes
de salir aquel misterioso hombre la rapto, la durmió y se la llevo a su barco.
La joven asustada intento huir pero sin resultado ya que estaba atada de pies y
manos y muy aturdida. De repente se abrió la puerta de donde se encontraba
aquella chica.
El hombre le pregunto por su nombre: -¿Como
te llamas?-le dijo con un acento un poco raro para ella.
- Me llamo Alicia. -dijo ella
asustada.
El pirata y Alicia empezaron a hablar, pero
del todavía no había desvelado su nombre, ni quién era.
De repente entro un tripulante del barco y
sin saber que estaba allí Alicia desveló el nombre del pirata.
- Señor William Bort tenemos un problema en
proa.
Tú eres tonto no vez que no estoy solo para
llamarme por mi nombre. Si es que no,
ahora quiero que friegues el barco
entero de arriba a abajo y que a nuestra
invitada no le falte de nada, es una
orden.
- Si me señor: dijo el hombre.
A Alicia el nombre del pirata le sonaba pero
no sabía de qué y no quiso preguntarle a él, pero si le pregunto que de este donde era y este le respondió:









Soy de todas
partes del mundo y de ninguna a la vez. Soy de donde aparezco con mi barco y
mis hombres.
-
Señor pirata: ¿me puedes dejar enviar una carta a mi familia? Por favor.
No dijo el muy serio. Y sabes, por qué no,
porque yo soy tu familia y no es
broma.

¿Como que tú eres
mi familia? Tú no estás bien de la cabeza. Por favor deja que me valla suelta
me. Dijo rogándose lo ella.

Sí, yo soy tu
padre y te voy a contar la historia de quien eres tú realmente y quién soy yo y el
significado de que te suene mi nombre.
Fue
hará unos 28 años más o menos iba yo caminando como de costumbre y no es por
nada pero era muy guapo. Bueno pues uno de esos paseos me encontré a una
hermosa joven que se había caído del caballo y como buen joven que era le
ayude. Al ayudarle nos miremos a los ojos y de repente nos besemos y surgió el
amor.
Empecemos
a salir, al tiempo ella se quedó embarazada de ti, y tus abuelos lo aceptaron.
Pero
un día todo cambio por que empecé a juntarme con unos señores un poco raros y
me convertí en lo que hoy en día soy un pirata. Tu madre como era normal no quiso
saber nada más de mí por mi nuevo comportamiento y conflictos. Solo me dijo una
cosa antes de irse, que estaba embarazada.
Y
lo siento si en algún momento te e hecho daño o te he asustado pero era la
única manera de poder hablar contigo. Y lo echo, echo esta y no hay vuelta
atrás.

No pasa nada.
Dijo ella ya más tranquila. Pero una pregunta ¿como sabes que soy yo tu hija?

Ya te darás
cuenta cuando sea oportuno.

Después
de estar todo el día hablando sin parar y poniéndose al día de todo. El capitán
libero a Alicia.
Alicia
envió una carta a su familia y a su prometido diciéndole que estaba y que no se
preocuparan y que volvería para su boda en unos cinco años más a menos. Mucho
tiempo para la familia pero no para ella porque estaba con su nuevo padre.



El prometido de ella angustiado por la carta
de su amada, decidió salir en busca de ella, con unas pistas que le había
dejado ella por si algo con el capitán William salía mal.

Cogió
un barco y a unos cuantos hombres y se fue en busca de Alicia al oriente
próximo donde supuestamente estaba ella. Al centrarse en el océano se encontró
con un barco muy raro y muy bonito cosa que de un pirata no sería.
Robert
Vaillen (el prometido) se acerco a este misterioso barco con el suyo y se
subió. Al subirse los tripulantes eran musulmanes y un sultán el capitán,
después de las presentaciones se hicieron muy amigos los unos de los otros.
Robert
Vaillen le contó al sultán su problema, y este le dijo que le ayudaría en todo
pero era mentira solo le importaba el dinero de la familia de ella.
A
los dos meses de viajar con ellos, el ya se había dado cuenta de algo raro y no
se fiaba de él.
Decidió
irse él una barca como si fuese un naufrago pero no pensó en las consecuencias
y que no aguantaría más de unos cuatro o cinco días a la deriva.
Y
así fue a los seis días se encontró una isla muy rara y que no aparecía en
ningún mapa del que él tenía conciencia. Esta isla tenía un barco en la orilla
y este no era tan bonito como el otro. Se bajó de la barca con muy mal aspecto.
A lo
lejos vio a una mujer muy guapa que le parecía mucho a su esposa, pero no podía
distinguirla muy bien por el sol que hacía.
William
si lo vio y mando su detención. Al detenerlo le hizo un interrogatorio, dijo
que le habían secuestrado a su esposa y que estaba desesperado por su
aparición.
El
capitán asustado por que era él quien tenía a su esposa y le iban a quitar a su
hija decidió meterlo con Alicia en la misma habitación para que ella le
explicarse todo sobre él.
Robert
asustado y confuso por lo que acababa de escuchar que decidió hablar con
William asolas.
Los dos se pusieron de acuerdo y hablaron para
irse todos juntos a Italia.



Una
vez en Italia le dijo a su padre que su querida madre falleció por
una
enfermedad muy grave y que Alicia se crió con unas tías ya que
su
madre no se volvió a casar.
Alicia
le dijo a su padre que se cortara el pelo y la barba y que se arregle como
hacía cuando era joven.

El
padre cedió y así lo hizo, la joven se quedo asombrada del aspecto que tenía
aquel mugriento pirata que un día se encontraron por casualidad un día, era igual que ella.

La joven todavía tenía dudas sobre su padre y
sin pensárselo dos veces siguió preguntándole a su padre cosas sobre él y su
pasado le preguntó por el acento que a ella tanto le extrañaba, por las mujeres
si se había casado otra vez...
El
un poco agobiado por tantas preguntas le respondió a todas con
calma
una por una.
Le
dijo que el acento era por a ver estado tanto tiempo en el Oriente Próximo,
sobre las mujeres le dijo que si, que estuvo con una pero no fue nada en serio.

A
la hora de la cena Alicia tenía algo muy importante que contar y que no podía
esperar todos estaban atentos a lo que esta iba a decir cuando se le adelantó
el prometido y le pidió la mano ella se quedó atónita por la imprudencia del
prometido al adelantarse.

El
padre de ella fue el padrino de la boda. A los dos años Alicia tuvo a un
precioso hijo de nombre Willian Bort igual que su abuelo
el
pirata.
Marta Manzano Pérez.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

La vida por don Felipe

La vida por             don Felipe





-¡Ya están llegando!- exclamo uno de los monjes.
-Pues recibamos a nuestros invitados.- Dijo don Felipe
-Perdone, ¿recibir a quien?- Pregunte
-¿Es que no lo sabe? El mismísimo Alfonso de Barca va a visitar nuestro monasterio. – Me contesto don Felipe.
     No sabía como tomármelo. Se conocía por ser muy cruel, y el no era el rey mas amamdo del reino. Sabia que si venia, era por una buena razón. Pero don Felipe era una persona demasiado buena para tratar al rey Alfonso de Barca como el trataba a los demás.
-Esta es la visita mas importante de todas que hemos recibido, y quiero que el rey se quede satisfecho.- Dijo don Felipe.
-¿Por qué se preocupa tanto?- pregunte. Se notaba que don Felipe se estaba poniendo nervioso.
- Ve a recibir al invitado.- Se notaba que no quería contestarme, e intentaba cambiar de tema.
  El monasterio seguía como siempre pero todos se preocupaban por no meter la pata en alguna acción, que pudiera enfadar al rey.
   Una semana pasada desde la visita de Alfonso de Barca, por el monasterio se empezaron a oír cotilleos sobre la razón de la visita. Y la que mas adecuada me parece es que el rey quería comprar estas tierras. Ya se conocía la respuesta de don Felipe. El nunca aceptaría una oferta así, sea la que sea la suma.
   Los cotilleos fueron verdaderos, y pasó lo que se suponía. Estaba claro que el rey se iba a enfadar. Pero, por una razón desconocida, eso no paso. Al rey no le afecto el rechazo de don Felipe.
   El rey seguía de visita. Y un anochecer cualquiera, mientras que pasaba por los pasillos del monasterio, vi una puerta abierta. Me asome, y era el cuarto de invitados, que estaba ocupada por el rey. Nunca haría una cosa así, pero entre. Había un escritorio lleno de papeles, cartas y notas. Le eche un vistazo superficialmente. No había nada importante. Pero una carta si que me llamo la atención. Se notaba que el rey intentaba esconderla deprisa. La saque, la abrí y le eche un vistazo. Estaba más que claro. El rey quería matar a don Felipe para llevarse sus tierras. Sabia que si le comunicaba la noticia a don Felipe. No iría a hacer nada. Diría: “Algún día iba a llegar mi hora”.  Se lo tendría que contar a alguien que pudiera actuar.
  Justo al salir de la habitación, me encontré a los guardias del rey. Pensé que no se daría cuenta de que he salido del cuarto del rey, pero justo eso paso.
  -¡Ee, tu! ¿Que estabas haciendo allí?- me dijo uno de los guardia con voz amenazante.
  En ese instante sabia que tenia que escapar del monasterio. Pues eso hice. Salí corriendo. No sabía a donde.
  Con diferentes gritos de los guardias y de otros monjes, escape del monasterio. Sabía que iban a perseguirme y que tenía que esconderme. Y en febrero, no hay mejor lugar para esto, que el bosque.
  Y allí estaba. Escapando de los guardias del rey Alfonso de Barca. Con la declaración suya de que iba a matar a nuestro señor, don Felipe, en un bosque del reino de Aragón.
   Los primeros días me concentre en alejarme lo máximo del monasterio. Pero en los siguientes días empecé a sentir el hambre y el cansancio.
  Conseguir alimento era fácil, ya que el monasterio estaba muy cerca del bosque, pero yo en mi vida he salido del territorio sagrado. Y todo esto me resultaba bastante difícil de aceptar. Con la ayuda de Dios pude conseguir algo de alimento, suficiente para sobrevivir dos días más.  Pero sabía que no me iba a servir de nada.
  Habían muchas situaciones bastante violentas. Con todas fuerzas que tenia, intentaba llegar a Zaragoza. Pero llego el momento que temía. No podía moverme. Nunca he sentido algo así. Era incapaz ni de abrir los ojos. Por un momento pensé que iba a morir. Pero, empecé pedir ayuda a Dios. Fue lo último de lo que me acuerdo.
  Abrí los ojos. Y me di cuenta de que seguía vivo. Era un milagro. ¡Estaba vivo! Estaba en una casa pequeña y húmeda. Estaba tumbado en una cama bastante incómoda. Justo cuando quise levantarme, por la puerta entro un personaje bastante curioso.
-¡Eeeeeeee! Se ha despertado. Pensé que estabas muerto.- Dijo este, con un acento bastante extraño.
-Buen hombre, me podría decir donde estoy.-Intente ser respetuoso.
- Estas en mi casa, donde sino ibas a estar.
  En este instante me acaricio un olor delicioso. Estaba mucho más que hambriento. En ese instante me sentí muy incomodo.
Sabia que tenia que pedirle algo para comer, pero me calle, teniendo miedo al rechazo.
-Me imagino que tienes hambre.
   Trague saliva y dije una voz baja:
-Si…
-Ven.- El me llevo a la cocina. Había una pequeña mesa de madera en la que había carne asada.- No tengas vergüenza, come.
  Me sentía muy incomodo, pero este hombre parecía amable. Pero al dar el primer bocado, me sentí aliviado.
-¿Y como es tu nombre?- me pregunto
  Intente masticar rápido para responder:
-Carlos…Carlos García.
- Yo me llamo Juan Serrano. Encantado.- De repente se pone serio, y empieza a mirarme.-Eres monje, verdad.
-Si.
-¿Y que hacías en el bosque?
  Le conté todo lo que me había pasado. El me apoyo en que tenía que ir a Zaragoza.
  El me conto que también fue monje. Pero fue expulsado del monasterio, por razones que ni ahora comprende. Desde ese momento vive en el bosque. Dice que es el lugar mas apropiado para el. Este lleva aquí ya 15 años.
 
Me encanto encontrar compañía en un lugar como aquel. Pero tenia que concentrarme en mi camino. Sabía que el ejército del rey Alfonso de Barca, iba a buscarme, y que pasaría por esta zona.
  Pero por diferentes razones, no pude hacerlo. Creo que me gusto demasiado su vida. Todo el siguiente mes me pase al lado suyo. En un momento me acorde que don Felipe esta en peligro, y tuvo que irse.
  Con todo que había aprendido de la supervivencia en el bosque, seguí mi camino. Pero haberme quedado tanto tiempo con Juan Serrano, afecto mucho mi viaje. Sabía que el ejército del rey me estaba pisando los talones. Me tenia que dar prisa o todo lo que había hacho no iba a servir para nada.
  Una noche, empecé a oír ruidos extraños, no apropiados de un bosque. Eran voces eran muchas voces. “Están aquí”, me dije a mi mismo. Me levante rápidamente, y empecé a correr como nunca lo había hecho en toda mi vida. Y aunque creía de verdad que iba a poder escapar y poder salvar a don Felipe, no fue suficiente para escapar de los guardias.
  Me alcanzaron. Me tiraron al suelo y me agarraron. Me empezaron a doblar la muñeca para que no resistiese.
 En ese momento intente inventarme la mínima escusa para que me dejaran
-¡No se quienes sois ni que queréis de mi!- Grite esperando que alguien se lo crea.
-¿Y por que corrías?- Me pregunto uno de los guardias
  Iba a contestarle, pero lo mío no es mentir, así que me quede si ideas.
-¡Venga lleváoslo!- Grito uno de ellos
   Me metieron en una carroza. No había ni el mínimo sentido de preguntar a donde me llevaban. Ni me esperaba que me vayan a responder. Creo que la única ventaja de todo esto fue que pude dormir, aunque sea un rato.
  A la mañana siguiente me encontré encarcelado. Me imagine que estaba en el castillo del rey Alfonso de Barca. Estuve encarcelado durante 17 días. No fue tan malo. Lo malo fue que no sabía que iba a pasar ahora. “¿Qué van a hacer conmigo?”, me lo preguntaba a todas horas todos los días. Todo el tiempo restante lo emplee para rezar. No por mí, sino por don Felipe.
  Ya al decimoséptimo día, pronto por la mañana me sacaron de la cárcel, y tras haber recorrido una gran cantidad de túneles y escaleras. Y aquí estoy. No se lo que me va a pasar. Estoy recordando esta etapa de mi vida. Estos dos meses y pico. Y lo único que se es que estoy en una sala de tortura.
  Antes de nada, me preguntaron, donde estaba la carta.
  Tenía mucho miedo, y por eso me entregue rápida mente:
-Ee…en la bolsa…por favor, no me hagan nada.- Me está temblando la voz. No puedo hablar. Solamente puedo pensar en que no debería haber mirado ese cuarto, y en la ayuda de Dios.
  Uno de los guardias miro en la bolsa.
-Aquí no hay nada.
Allí me asuste. No me puedo ni imaginar  donde puede estar la carta.
  Se que era el fin. No puedo darles lo que ellos quieren.
  En momento me relaje, y estoy sintiendo que me estoy muriendo. Cierro los ojos, y…
Me gustaría haber vivido un poco más para saber que paso con la carta. La carta se la llevo Juan Serrano, que estaba mas que seguro de que no iba a llegar a Zaragoza. Por eso lo decidió hacer el. Y le entrego la carta al rey José Pablo ll, y el rey Alfonso de Barca, fue quitado del trono, y severamente castigado.
  Y ahora don Felipe, reza cada día por Carlos García, el hombre que le salvo la vida.



                                                                              -Adam El Bardi 3ºD

El tiempo hace el olvido.

Tumbada en la cama, retorciendo los cojines de plumas en los que hace poco lloraba al recordar todo lo que pasó..Así me pasaba las horas , no tenía ánimos de salir a las calles de la ciudad como lo hacía antes..Todo esto se había vuelto tan peligroso para mis ojos que se me inundaban en un mar de lágrimas como la tempestad de aquel día.. en el que aquel pirata berberisco y su tropa llegaron a nuestras costas, nadie sabia que intenciones tenían pero prontro las descubrieron..el recuerdo más intenso que tengo fue cuando..
Yo, sin saber nada, sin saber el peligro que corría, me escapé del castillo como muchas veces hacía, pero esta vez me pillaron..estaba cansada de permanecer entre las cuatro paredes de mi habitación tocando el violín..día a día, quería ayudar a hacer de comer a hecharles de comer a los animales de nuestro castillo no había nacido para que me sirviesen, quería poder hacer mis propias cosas que para eso tenía manos y pies.
Volviendo a lo que decía, iba andando por la orilla del mar y de repente unos gritos que me asustaron, decidí correr hacia el castillo por la puerta de atrás para que nadie me pudiese ver, entré en un callejón que nunca había visto, los nervios me habían llevado hasta allí y ahora no sabia a donde ir, estaba intentado trepar por la pared pero pero no podía, me hice una solladura en la rodilla, entonces decidí sentarme a que la sangre se me curara un poco, seguía escuchando a gente correr y a hombres con una voz muy ronca gritar ''¡dadme todo el dinero que tengáis!'' me asomé y vi a unos hombres robustos. Me vieron y dijeron : ''¡¡Ahí está la princesa, corramos a por ella!!''.
¿Hablaban de mi? No supe qué hacer y salí a correr, pronto me cojieron, ya no tenía fuerzas para seguir corriendo más por que el castillo estaba un poco lejos de la casa y por muy rapido que fuese no podía más. No puedo recordar nada más de lo que pasó Solo se que llevo encerrada muchos meses sin saber de mi padre el sultan y de la gente de mi pueblo. Todos los dias rezo a dios para que me libre de esta prision y me devuelva con mi gente. Daria lo que fuera por poder escapar y volver a ser libre.
En una de estas veces en las que me traian la comida me decidi e intente escapar y lo logre. Golpee al hombre que me traia la comida con el vaso y sali a correr, corrí y corrí hasta no poder más. Llegue a un sitio oscuro no me sonaba de nada pero tambien despues de tanto tiempo encerrada seguro que no reconoceria el pueblo. El pueblo estaba vacio sus calles ya no estaban llenas de gente alegre ,ahora estaba desierto como vi a lo lejos que me perseguia alguien decidi subirme en una barca que había y naufrague por el mar hasta una isla. Donde me encontré a un señor muy amable que me dijo que era un naufrago que llevaba alli atrapado mucho tiempo porque su avión se estrello y fue el unico sobreviviente
El naufrago me estuvo contando su historia, que viajaba de vacaciones con su mujer y de repente el avion perdio el control y el consiguio sobrevivir y le dije lo que me habia pasado a mi porque me habia escapado y me habia surcado en el mar sin rumbo. Me dijo que el podia ayudarme a echar al pirata de mi pueblo siempre que le dejara subir en mi barca conmigo e ir a buscar tierra por que en la isla que estábamos no podíamos divisar nada. Asi que nos subimos en mi barca y fuimos rumbo a tierra, queríamos llegar a algún pueblo..a mi pueblo..
Tras varios dias en el mar..yo perdia las esperanzas de poder volver a ver a la gente de mi pueblo a mi familia.. lo echaba ya mucho en falta, no sabía cuanto tiempo llevaba fuera, si me estaban buscando o ya simplemente se habían olvidado de mi, quien sabe que pasaba.. pero me hubiesen olvidado o no, quería volver.
Cada vez que recordaba a mis padres amis hermanos a toda la gente de allí, se me inundaban los ojos y sentía que el corazón se me escapaba.
Varios días meses o yo que se cuanto tiempo, vimos tierra firme, esto se me había echo una eternidad..Eran las costas de mi ciudad, ese era el palacio en el que había vivido desde que nací.. Me dieron cosquillas en el estómago, que feliz me sentía,..Llegamos a la costa, y nos bajamos de mi barca, la verdad..no sé como aguantó tanto, estaba ya un poco mal, la verdad. Pero gracias a ella pude volver..
Me quedé alucinada..las calles no estaban como antes..nada era como antes ¿qué había pasado?.. Habría pasado mucho tiempo desde que me fui.. Fui al castillo con el náufrago que me había acompañado en todo el viaje..Tocamos al gran portón que había.. y un guardia vino a abrirnos..Y dijo: ''¿Quienes son? ¿Qué desean?''. Contesté: '' Soy la hija pequeña del sultán, soy Yasmina''. Por lo que parece no me recordaban..ese guardia debería de ser nuevo, esto no podía ser.. Se quedó un rato pensando y dijo, ''anda muchacha, no inventes la hija del sultán murió hace cinco años..Me quedé en blanco..no podía ser, ¿cinco años?..
Al final, no entramos..nos quedamos en la puerta esperando..hasta que vi, que venía el coche de caballos que llevaba a padre de un lugar a otro..cuando vi que iban a entrar..me puse en medio padre asomo la cabeza por la ventanilla..lo vi..no parecía el..parecía que tenia 10 años más encima..como había pasado el tiempo..Se le puso la cara blanca y dijo ''¿Yasmina..Eres tú?'' Me tartamudeaban los dientes y estaba muy nerviosa..La voz no me salía..Pero el náufrago contestó por mi..Dijo que si.. y que teníamos que hablar de forma urgente con padre..Así hicimos estuvimos contándole todo lo que nos pasó y el nos contó las luchas que habían tenido con el pirata que me raptó..que me habían dado por muerta..


Arabia González Castaño. 3ºC

Los atentados del Papa

Época del renacimiento-Roma-Sede del Papa Ernesto VI.

-Sabía que este día llegaría.-reflexiono el Papa junto a su fiel servidor Florencio.
-Mi señor ¿Y que alternativa tenemos?, los cristianos ortodoxos nos están dejando sin creyentes desde que se independizaron y se volvieron completamente radicales, y encima ya no tenemos casi ningún ingreso del diezmo.
-¡Me da igual el diezmo! Lo que importa es que como sigamos así la iglesia se llenará de ortodoxos y no habrá sitio para nosotros.-a continuación se levantó y se dirigió a otro de sus siervos-Claudio, tú eres el más sensato, dinos que hacer.-suplicó.
-Mi señor sabe usted que siempre tengo la respuesta crucial para todo pero esta vez no puedo dársela.-respondió.
-¡Pero por qué maldita sea, ¿es que quieres que acaben con nosotros? Por favor te lo pido, danos la respuesta por lo que mas quieras.
-Vale, pero le aviso que no va a ser agradable, no va a ser barato y sobre todo no va a ser fácil, es una locura.
-Lo que sea, lo que sea pero ¿de qué se trata?
-La única forma de acabar con esto es asesinar al creador de la iglesia ortodoxa.
-!¿Pero te has vuelto loco?! Y que después se nos echen encima todos sus seguidores, no lo siento pero no, hay que estar loco para hacerlo.
-Mi señor ¿y por qué deben creer que hemos sido nosotros?
-Pues porque salta a la vista que seriamos nosotros, ¿quién sino iba a hacer ese atentado?
-Pero quién ha dicho que vayan a enterarse de que es un asesinato, podría ser una… una muerte accidentada.
-¿Pero que asesino es capaz de adentrarse en sus aposentos sin ser descubierto por ninguna de sus guardias reales? Ningún asesino se atreverá a llevar a cabo esa locura.
Cuando el Papa acaba de hablar Claudio empieza a reír por lo bajo.
-¿Qué te hace tanta gracia?-preguntan los otros siervos.
-Señores como se nota que no conocen a Maximus Crosfit.








Constantinopla-C/ Cardo Maximus.

Un hombre menudo y esbelto, de largos ropajes se dirige a la posada
“El buen beber”, cuando entra se sienta en la mesa más alejada de toda la multitud junto a otro hombre de mismos ropajes .
-¿De que se trata esta vez?-pregunta el hombre que acaba de llegar .
-Pues según me han informado, se trata de un encargo bastante peligroso Maximus, será mejor que te prepares.
-Pero que pasa ¿es que tengo que asesinar al rey o que?-responde el hombre a carcajadas.
-Yo que tú no bromearía, se trata de asesinar al patriarca Lucrecio I.
-¡¿Estás de broma, al jefe de toda la religión ortodoxa, pero a quién se le a ocurrido encargar este trabajo?!
-El Papa Ernesto VI, pero debes saber que por este encargo hay una recompensa de 500 reales.
-Mmmm… la verdad es que buena recompensa si que es, y además nunca viene mal un nuevo reto, vale explícame y me pondré manos a la obra.
-Vale me alegra que tomes las decisiones con alegría, bueno verás según nos han dicho algunos topos infiltrados en los aposentos de Lucrecio, al patriarca lo trasladarán a Verona dentro de tres días al anochecer así que solo tienes 3 días para actuar, se supone que tienes que hacer que parezca una muerte accidentada no provocada, si fallas en esta misión se montará un gran revuelo entre los ortodoxos y eso provocará guerras por toda Europa así que tomateló en serio.
-Tranquilo sabes perfectamente que soy el mejor en esto.
-Bueno Maximus esto es todo, el destino de la religión está en tus manos.
A continuación Maximus se levanta y se pierde entre la multitud.















DÍA 1
PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN.

Mientras cruzo las calles pensativo observo como los típicos borrachos del pueblo van saliendo de los bares para dirigirse a sus casas dispuestos a pegar a sus mujeres sin ninguna razón. La noche ya ha caído sobre el cielo nublado, y los niños huérfanos se pelean por conseguir los restos de la comida de las tabernas. Desde que mi compañero me informó del nuevo trabajo no pego ojo, porque aunque sea una gran recompensa este encargo me puede costar la vida, así que haré este y me jubilo.
Llego a una nueva taberna, es muy mugrienta pero es lo que hay con el sueldo que tengo.
-Perdona, ¿me podría servir una jarra bien fría? Hoy llevo un día de perros.-pregunto a la chica de detrás de la barra.
La camarera se aleja por un largo pasillo y vuelve justo después con una gran jarra de cerveza, la coloca en la barra y responde:
-Aquí tienes… así que un día de perros eeeh si quieres desahogarte este es el momento, yo soy una tumba.
-No gracias, son cosas personales.
-Oye de verdad lo digo en serio lo que se dice en esta taberna, no sale de esta taberna.
-Pues verás es que es una historia larga.
-UUUUUUH… me encantan las historias largas y por lo que veo el bar está vacío, espera que tomo asiento y me cuentas.
Ella vuelve a alejarse por el mismo pasillo y aparece por la otra puerta que supuestamente da a la sala donde me encuentro yo, se acerca, coge un taburete alto y se sienta a mi lado.
-Venga empieza.-dice.
-Verás este encargo consiste en que tengo que asesinar al patriarca Lucrecio.
-¡¿Al de la iglesia ortodoxa?! Dios mío que locura.
-Eso pensé yo pero bueno me pareció un gran reto.
-Y tanto, ¿pero como piensas entrar en esa fortaleza? si está más asegurada que la tienda de campaña del Cid.
-Pues si te digo la verdad, no tengo ni idea, y eso es lo que me preocupa porque cualquier sitio accesible para entrar o escalar está custodiado por un guardia y si intento dejarlo inconciente todo el mundo sospechará de mi plan y se supone que tiene que parecer una muerte accidentada por el mismo patriarca.

-Oye ¿de cuánto es la recompensa?
-De unos 500 reales mas o menos, más lo que pille de mangar allí.
-¿Qué te parece si hacemos un trato?
-Depende de que trato, habla y ya veremos.
-Se que no lo vas a rechazar, verás según mis contactos se dice por ahí que hay una forma de entrar en la fortaleza, por el ala suroeste en la zona donde se concentra menos la vigilancia hay una serie de ladrillos sueltos, se dice que ese pasadizo se construyó para una posible huida del patriarca contra ataques exteriores, o sea, que da justo a la habitación de este y esa es una gran ventaja para que parezca un accidente. Pero la condición es que me des la mitad de la recompensa y me dejes participar en el trabajo.
-Mmmmm… lo veo justo, ¿pero seguro que estás capacitada para llevar a cabo esta misión? Que después no quiero revuelos, ¡que mi vida depende de ello!
-Tranquilo ya he participado en numerosos encargos, no tienes de que preocuparte.
-Perfecto, dentro de dos días nos reuniremos en la fuente principal de esta misma calle, yo que tú vendría armada. Por cierto, ¿tienes alguna habitación libre ?
-Sí, toma esta noche invito yo.
Me da la llave y me dirijo a subir las escaleras pero justo antes le pregunto:
-Oye ¿Cómo te llamas?
-Pómeda, Pómeda Irustre, ¿Y tú?
-¿Yo? Maximus, Maximus Crosfit.
















DÍA 2
PELIGRO Y ANGUSTIA.

Me despierto en medio de la noche, no puedo pegar ojo con el frío que hace, me dispongo a bajar para echar un trago pero justo cuando abro la puerta de la habitación se me abalanza una figura oscura que no consigo reconocer y comenzamos un duro forcejeo en el suelo. Después de un largo rato consigo inmovilizarlo y le quito la capucha, lo miro pero sigo sin reconocerlo.
-Más vale que me digas quien eres y que haces aquí o te parto el codo.
-Lo siento pero no puedo darte esa información.-
-Tú lo has querido.
Le agarro la muñeca con una mano y con la otra presiono justo en el codo provocando que los ligamentos entre el antebrazo y el bíceps crujan como un palo de bambú, justo después el hombre comienza a gritar y le tapo la boca con su propia capucha.
-¿Me vas a decir ahora que coño haces aquí? O tengo que partirte el otro codo.
-¡Vale pero por favor vuelve a colocármelo en su sitio!
Le doy otro tirón en el codo y se lo vuelvo a colocar en su sitio, él vuelve a gritar y se queda rabiando de dolor.
-Solo sé que me ha mandado un tal Locrecio o Lucrecio, me dijo que acabara contigo lo antes posible pero yo paso.-después de eso se larga corriendo con el brazo colgando. Me acabo de acordar que iba a echar un trago, bajo las escaleras y observo que no hay nadie, no me extraña si todavía son las 6 de la mañana. Después de tomarme algo en la barra me voy a dar una vuelta por las afueras y veo como las mujeres de los borrachos que salían ayer del bar para ir a sus casas hoy están lavando la ropa en el río, algunas con ojos morados y otras con la piel enrojecida.
-Solo llevo aquí dos días y este pueblo ya me da asco.-refunfuño.
Me empieza a surgir la duda sobre como demonios sabrá ese Lucrecio que voy a por él, creo que debo de tener más cuidado de ahora en adelante.






DÍA 3
EL DÍA DEL GOLPE.

Llevo una hora esperando a Pómeda, maldita sea no sé ni por qué le he dejado venir tendría que haber echo esto sólo.
-Perdona por la tardanza, el bar estaba a rebosar.-dice Pómeda justo cuando llega.
-Da igual terminemos cuanto antes, ¿Por donde empezamos?
-Verás es que me ha surgido un problema.
-A ver que ocurre ahora.
-Es que he vuelto a hablar con mis contactos y he conseguido que me infiltren en la guardia, lo mejor será que tengamos ambos lados controlados por si algo surge mal.
-Perfecto, me voy ya y así no pierdo tiempo.
-Mucha suerte Maximus.
-Gracias, la voy a necesitar.
Quito los ladrillos falsos y me adentro en lo más oscuro de el pasadizo, echo un vistazo a mi espalda y veo como Pómeda está volviendo a colocar los ladrillos en su sitio para no causar revuelo entre los soldados. Enciendo una antorcha y camino a través del pasillo, está lleno de telarañas y encima huele a heces de rata, más vale que llegue al final pronto o me voy a asfixiar.

UN TIEMPO DESPUÉS…

Me parece ver una pared al final del pasillo, empiezo a tocarla y encuentro un bulto, presiono sobre él y la pared se desplaza a un lado, cuando entro veo una cama rodeado de objetos relucientes y realmente caros.
-Esto está demasiado tranquilo aquí pasa algo.-avanzo hasta la puerta de mi derecha y la abro con sigilo y consigo reconocer la persona que está sentada leyendo al final del salón, ¡Es el patriarca! Desenvaino la espada por si acaso y me acerco por detrás en silencio.
-Vaya pero mira a quien tenemos aquí, si es el gran Maximus en persona como me alegra verte, ¿Qué te trae por aquí?
´-¿Cómo sabes quién soy?
-¿Te crees que podías acabar conmigo así tan fácilmente? Soy el patriarca de la iglesia ortodoxa inepto,
Nadie puede atentar contra mi vida así como así, pagaras esto co la muerte, ¡Guardias!-
Me dispongo a acabar con él de un sablazo pero los guardias empiezan
a abalanzarse sobre mí, intento librarme de ellos pero es imposible son demasiados, siento como me golpean una y otra vez pero ya no siento el dolor, sólo siento como me desplomo y me desmayo en el suelo.
…..sueño….sueño….sueño….sueño….sueño….sueño….sueño….
Al despertar miro alrededor pero tengo la vista nublada con el horrible dolor de cabeza que tengo, me vuelvo a tumbar y descanso un momento para ver si se me pasa el dolor.
A lo lejos percibo una voz de un guardia ablando con alguien pero aún así sigo tumbado.
-Mi señor aquí está.
-Pobrecillo no sabe con quién se las ha buscado.
Hago un esfuerzo por incorporarme pero aún así necesito sujetarme la cabeza por el dolor.
-Ooooh que pena, ¿Te duele? No pasa nada amigo mío antes del amanecer no sentirás ningún dolor, más que nada porque estarás ahorcado.
-¡Maldito ca””” te juro por mi vida que como salga de aquí te cortaré el pescuezo por la mitad!
-No lo creo, aajajajajaja.-grita él alejándose por el pasillo, pero se da la vuelta y dice-Tú quédate vigilándole.-y se marcha.
-Sí mi señor.
Me paso un largo rato apoyado en la pared hasta que por fin se me pasa el dolor y pregunto al guardia:
-Eeeeh, eeeh tú, ¿Se puede saber por qué haces esto pedazo de idiota?
-No estoy autorizado para hablar contigo esclavo.
-Te he hecho una pregunta, haz el favor de responderla.
-Y a ti eso que te importa imbécil si de todas maneras es como si ya estuvieras muerto.
-Pues ya que estoy muerto hazme el favor de contestarme como último deseo, por favor.
-Cállate si no quieres que te corte la cabeza antes de que lo haga el patriarca.
-Vamos cobarde adelante mátame, venga aquí estoy, ¿No eres tan valiente ? Pues venga ¡Vamos!.
-Tú lo has querido .
El guardia abre las rejas de mi celda y alza la espada para acabar conmigo de un sablazo.
-¡Ahora Pómeda!
En ese momento Pómeda aparece a las espaldas del guardia y lo deja inconciente golpeándole en la cabeza con una roca.
-Corre Maximus, salgamos de aquí antes de que nos encuentren.
-Ve tú Pómeda, yo tengo un trabajo que acabar.
-¿Pero te has vuelto loco, es que quieres que te cojan de nuevo? Yo no puedo volver a salvarte.
-Me da igual prefiero morir antes que huir como un cobarde, además, juré por mi vida que como saliera de aquí le cortaría el pescuezo por la mitad, vete y salva tu vida aquí ya ha acabado tu misión.
-Vale Maximus.-se va corriendo pero se vuelve otra vez y dice-ha sido un placer conocerte amigo mío.
-Yo también Pómeda, te prometo que si sobrevivo iré directamente a tu bar y nos tomaremos unas jarras de celebración.
-Eso espero.-y se va.
-Bueno ¡es hora de acabar lo empezado!
Cojo la espada del guardia y me pongo en rumbo a acabar de una vez por todas.
-Joder ¡¿Cómo que ha escapado?!¡Maldita sea encontradlo y matadlo!
Dios mío como me encuentre.
Todo el pelotón de los mercenario se dirige a buscarme, que idiotas y no saben que voy allí y han dejado al patriarca solo.
-Vaya ¿ahora quién está perdido eeeeh patriarca Lucrecio? Me parece que hoy no es tu día de suerte.
-Pero , ¿Pero cómo has escapado?
-Aaaaaaay amiguito juré por mi vida que te cortaría el pescuezo en dos, y voy a cumplir esa promesa.
-¡Esto aún no ha acabado!
Se acerca corriendo a su escritorio y saca de él una daga de un metro de largo.
-Acabemos con esto.
-¡Adelante!
Comenzamos a batirnos en duelo mano a mano sin nadie que nos detenga. Él no para de lanzar estocadas a bocajarro pero consigo esquivarlos con un amago y le hago un pequeño corte en el brazo con el que coge la daga, provocando que suelte el arma y se aleje dolorido.
-No pretendas nunca batirte en duelo con un mercenario, porque ten por seguro que vas a perder, pero ya da igual para lo que te queda de vida.
-Mier”” por qué tiene que acabar esto así ¡Maldita sea!
-Tú te lo has buscado.
Él se arrodilla ante mis pies y suplica:
-¡¡¡Por favor no me mates, te juro que te dejaré en paz si me dejas ir en paz!!!
-Cobarde, anda haz un esfuerzo y muere con algo de dignidad idiota.
Poso mi espada sobre su pescuezo y se lo corto como una rebanada de pan, me aparto a un lado y cae sobre el suelo ensangrentado.

Cuando salgo del castillo me dirijo a la posada de Pómeda y nos sentamos a celebrar nuestro gran trabajo, y que todo ha acabado.

Ahora que lo pienso… no se que va a ser del Papa cuando se enteren los ortodoxos de el asesinato de su patriarca, pero me da igual, yo ya he acabado mi trabajo.





FIN…










Javier Vicente Castillo 3C

trabajo 3 ESO Yeray

AMIGOS DE SANGRE




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Por: Yeray Cara Santana 3ºD.
Un caballero feudal a caballo se acercó al Padre Juan, éste no le dijo su nombre, sólo se limitó a darle una serie de cartas, tras quitarse el casco abollado el monje observó un rostro mutilado con claras marcas de guerra y en sus ojos había un profundo abismo de miseria pero aún así, tenía el pulso firme y la voz clara.
-El general Alonso quería que se difundiera la historia y también como último deseo del lancero Francisco os pide que le entreguéis una copia al juglar Enrique para que lo adapte al mester de juglaría.
-Así será. -Dijo el moje mirando por encima las cartas.- Todo sea por la gracia y la memoria de los valientes de Valencia.
Sin decir palabra se dieron la espalda y cada uno se fue por su lado. El Padre Juan era como todos dicen un gran siervo de Dios y de todos los monjes de la ciudad, él era uno de los mejores ejerciendo el mester de clerecía, por eso todos acudían a él para difundir grandes historias, pero esta era una muy especial por la que paralizaría todo su trabajo. Al día siguiente se acercó a la casa del juglar al que ya se conocían y con pocas explicaciones se pusieron a adaptar esa historia que todos debían conocer.
Pasaron tres días de trabajo incesante para poder tener listo el relato para el domingo. En poco tiempo se supo que la historia se daría a conocer por ambos el domingo, uno en la catedral y otro en la gran
plaza de Valencia, cada uno con su respectivo público y escenario.
Al fin llegó el gran día, la catedral se hallaba llena de nobles y la plaza de la ciudad de campesinos y otros estatus sociales. Justo a las doce y media, después de la misa el monje se acercó al altar y empezó a prepararse para narrar la historia, instantes después de orar un poco y besar
la santa cruz comenzó a recitar la obra. El juglar en la plaza, entonó su laúd y comenzó a cantar para su público.



(Marzo de 1476)
El consejero de Don Alonso se dirigió a él con voz potente mientras éste revisaba su correo en su alcoba:
-El diplomático de los reyes católicos ha entrado en palacio y exige veros inmediatamente marqués.
-Aunque sea el diplomático de los reyes no debería exigir nada y también no estaría de más que avisara un día antes de su llagada pero bueno, hazle pasar.-Dijo
mientras reunía y guardaba las cartas.
El joven diplomático entró apresurado, iba sudoroso y bastante jadeante pues ha recorrido la mitad del palacio y subido dos plantas para entregarle la urgente carta con el sello de los reyes de las Españas.
-Señor marqués -Intentó recuperar el aliento.- perdona que no haya avisado antes de mi llegada a su palacio y que parezca un sucio campesino pero creo mi señor que esta carta es más importante que cualquier apariencia.
El enviado se la entregó con el pulso tembloroso y el corazón acelerado por los nervios. Mientras Alonso ojeaba la carta por encima y el magnífico sello de la realeza el diplomático se adecentó un poco e intentó recuperar la compostura que tanto tuvo que entrenar y perfeccionar.
-Veo que para presentarse de esa forma tan inesperada, tiene que ser de gran urgencia el contenido de esta carta. ¿Usted sabe de qué se trata?
-No mi señor.-El diplomático no quiso ocultar su preocupación.-
-Entonces debe de ser realmente delicado.-Alonso abrió lenta y cuidadosamente la carta y empezó a leerla poniendo cada vez más preocupación en su lectura.- Estamos en peligro. Diplomático, muchas gracias por esta importante información, le aconsejaría que difunda las demás cartas con el sello de la
corona lo más rápido posible pues las Españas tal y como la conocemos van a cambiar muy pronto.
-Señor.-Se dirigió estremecido al noble, ¿se puede saber qué trágicas noticias le han estremecido el corazón de tal manera mi señor?
Don Alonso miró al enviado con la cara prácticamente desencajada y únicamente le dijo:
-Por favor, haga lo que le he pedido pues aquí ya ha terminado su labor.
El diplomático se fue bastante avergonzado casi castigándose por haber pedido explicaciones a un noble como si fuera un niño. Tras estar Alonso y su consejero a solas, éste se le acercó y le preguntó a su amo con el que tenía muy buena confianza.
-Mi señor, ¿qué ha sucedido con los reyes católicos?
-Las relaciones con Francia y Sacro Imperio Romano se han evaporado como agua al fuego, nos hallamos en guerra abierta con estas dos grandes potencias occidentales.
-¿Y no tenemos la ayuda de ningún otro imperio de la cristiandad?
-Me temo que solo Sicilia, y esta se encuentra en guerra con los moros. Pero lo que más me preocupa es que ahora van a aprovechar todos los reinos con los que tengamos malas relaciones par urgar todo lo que puedan en esta guerra.
-¿Y los Estados Papales…?
Alonso miró a su consejero con un gesto de negación.
-Estamos solos, y lo que quieren los reyes católicos es que les apoyemos en la defensa de las Españas pero es que ese es el problema,-se quejó el noble levantándose de su asiento.- que sólo tenemos la guarnición mínima para defender esta ciudad.
-Entonces, ¿qué piensa hacer?
Tras un largo silencio, Don Alonso respondió.
-Recurrir a los campesinos. -Cayó un momento.- En una semana quiero a las once justas en la plaza del cuartel 225 campesinos con unos mínimos conocimientos militares, 20 cazadores, 40 soldados normales y llama a 60 caballeros feudales alistados para partir en dos mes para León.-Dijo tranquilamente Alonso.- ¿Entendido?
-Sí mi señor, ahora mismo ordeno que los recluten.
Hallándose solo, Don Alonso hizo cuentas de lo que le había exigido a su consejero y se anunció a sí mismo.
-Juntando a los oficiales, los soldados y a mí, somos unos…350. Los 350 de Valencia.
-Dijo complacido.-
En ese momento, Alonso cogió un papel y empezó a escribir en verso todo lo que había sucedido en su alcoba como buen hombre de letras que era.
Durante esa semana, tuvo que zanjar varios asuntos pendientes sin importancia y se reunió con los otros cuatro generales que le acompañarán en su viaje como unidad de refuerzo para las Españas.
En ese momento, el pequeño Francisco estaba entrando en la pequeña granja que pertenecía a su familia aunque debido a los impuestos de la nobleza, del clérigo y de los reyes, hace que apenas sobrevivan su familia y él. Pero lo importante para ellos era que la familia seguía unida y que aunque
los impuestos eran altos, no les faltaba comida gracias al aprovechamiento de la parcela y a la gloriosa fertilidad del terreno.
-Francisco hijo, ayuda a tus hermanos con estas coles que están bien agarradas a la tierra.
-Sí padre, ahora voy. Perdona que me haya retrasado escuchando las historias del juglar. Esta vez venía de Soria.
-¿Sigues soñando con ser un caballero feudal?-Añadió su hermano José -En total eran los padres, dos hermanas, dos hermanos, y otro u otra en camino por dos meses.-
-Ya no, pero sé que podría aspirar a pertenecer a un milicia de lanceros.
-Créeme Francisquillo, las historias épicas no están hechas de lanceros, y mucho menos de lanceros-campesinos.
-¿Y por qué no? las hazañas no entienden de sangre.
-A callar malditos. -Bromeaba el padre casi en serio- ¡Debería darle sólo a vuestras hermanas la cena de hoy porque con vosotros dos vaya alegría que llevamos encima!
-¡Ay padre, no por favor, que ya estamos lo suficientemente alimentadas como para pedir más! -Hablaban las hermanas entre risas.-
-Venga, vamos a prepararnos para cenar que ya es tarde, -Decía el padre mientras recogía los utensilios del campo- Francisco, mañana iras con Lucía -(la hermana pequeña)- a la ciudad que vamos a necesitar carne, queso y un poco de pienso para las gallinas.
-Sí padre, tendré cuidado de Lucía y te prometo que no me pararé ante ningún juglar.
-Más te vale que sea así.
Los siguientes días pasaron con una relativa normalidad hasta que un jueves se acercaron a la granja y a las demás de los alrededores un grupo de soldados y un emisario procedentes del palacio del marqués Don Alonso. Cuando ya había un grupo decente a la escucha, el emisario anunció que se necesitaban campesinos fuertes y con un mínimo de formación militar para ayudar a Don Alonso en su campaña para ayudar a las Españas, pero no dijo contra quién. Casi por obligación se fueron seleccionando a varios mozos jóvenes entre ellos José, mientras algunas madres se lamentaban por la
inevitable pérdida de sus hijos.
-Nos hace falta a uno más, ¿hay algún voluntario?
-¡Yo! -Dijo abriéndose paso el pequeño Francisco de tan sólo quince años-
-¡No hijo, no voy a perderte a ti también! -Dijo lamentándose su madre.-
-Madre, sé que no quieres perderme y que quieres protegerme, pero esta es mi oportunidad de poder llegar a hacer algo importante en mi vida. Madre José y yo cuidaremos el uno del otro, por favor, déjame intentarlo, por ti, te sentirás orgullosa de mí. -Decía Francisco cada vez más alejado de su madre por los soldados.- -¡Hijos, hijos!-Gritaba la madre cada vez histérica y retenida por el padre.-
Ha pasado una semana desde que Alonso dio la orden de reunir a todas esas personas en una fortaleza alejada de la ciudad. Los grupos estaban ordenados por rango y función, los campesinos a un lado, los caballeros feudales a otro…
-Os he reunido aquí a todos debido a una guerra que es inevitable y que se va a producir dentro de poco cerca de León, pero no contra otros españoles, sino contra los franceses y los de sacro imperio romano. Vais a recibir un adiestramiento especializado durante dos meses dependiendo de vuestro rango.
Veamos, los soldados os convertiréis en piqueros, a los caballeros feudales se os convertirá en una unidad feudal con más tácticas militares, los cazadores os convertiréis en ballesteros con pavés y los campesinos en una milicia de lanceros. Yo entrenaré a los lanceros, los demás, esperad aquí a vuestros generales.
Alonso se llevó a los campesinos a un campo de entrenamiento común y se les repartió un escudo ligero y un palo endurecido con protección en los extremos.
-Ahora combatiréis entre vosotros para saber en cuál de los tres grupos se os distribuirá, del más especializado al menos especializado. Por cierto, todas las unidades procedentes de Valencia responderéis como grito de guerra: ¡Uh ah! ¿Entendido?-No obtuvo respuesta- ¿Entendido? -Dijo con voz más grave.
-¡Uh ah! -Dijeron todos a la vez-
-¡Eso está mejor!
Los lanceros-campesinos estuvieron toda la tarde probando su resistencia y tácticas de ataque propias hasta que sólo quedaron tres hombres: José, por su fuerza bruta. Francisco, por sus conocimientos en
tácticas de ataque y defensa. Y un tal Antonio, que prácticamente era una mezcla de los dos hermanos.
-Está bien. Estos serán vuestros puestos. Tú José, irás como general del tercer grupo, tú Antonio, irás como general del segundo grupo y tú, serás mi mano derecha, por lo que irás conmigo en el primer grupo como segundo al mando de los tres grupos. ¿Entendido?
-¡Uh ah! -Gritaron los tres a la vez.-
Las siguientes semanas estuvieron entrenando sin apenas descanso, recibiendo instrucciones y equipo característico de unidades mucho más especializadas. Pero un día todo cambió. A la fortaleza se acercó un emisario procedente de Toledo muy preocupado y la verdad es que se quedaba corto.
-Y bien, ¿qué es lo que ocurre? -Preguntó Alonso con cierta inquietud. A su lado se encontraba Francisco ya hecho un buen general, aunque todavía no dominaba bien la lectura, y mucho menos la escritura.
-Mi señor, -Respondió jadeante el emisario- traigo malas nuevas para vos, la batalla se va a adelantar un mes mi señor.
-¡Un mes! Pero entonces tendremos que partir ya mismo.
-Eso no es todo mi señor, las fuerzas de Pamplona y Zaragoza nos han informado de que no los pueden contener y que se repliegan a  León. Además, los moros están intentando entrar en territorios de las Españas por lo que los refuerzos de Toledo se van a retrasa unas tres semanas mi señor.
La única buena noticia es que Inglaterra no se suma a la guerra pues están escasos de hombres y creo mi señor, que si me permite decírselo, nuestra única esperanza es que los Estados Papales y el imperio de Milán respondan a nuestra llamada y nos ayuden al menos a repeler la primera oleada atacante mi señor.
-No sabía que Milán y los Estados Papales se sumaran a la batalla.
-Los sobornos mueven el mundo de los nobles mi señor. Y bien, ¿cuál es su plan mi señor?
-Ir a la batalla, tengo la esperanza de que los ejércitos enemigos se basen más en el número que en la experiencia pues sino, estaremos perdidos. Veamos, a mis hombres los hemos equipado y entrenado lo suficiente como para que resistan más de lo que se espera de una unidad normal que representan. Es decir, esperaremos que se crean que son unidades normales y corrientes para que cuando se enfrenten a ellos, vean que les vamos a dar una paliza. Además, actuaremos como una unidad de apoyo, no de ataque por lo que nos mostraremos tímidos a la batalla. También, nos moveremos rápidamente de puente en puente, por lugares estrechos pues somos más útiles agrupados que en lugares abiertos y con un poco de suerte, resistiremos hasta que lleguen refuerzos… Tras seguir aclarando unas cosas más, el general Alonso agrupó a sus lanceros, les dio unas últimas lecciones de ataque y los 350 de Valencia, partieron dirección a León. En ciertos tramos, hacían simulaciones de
una emboscada y les ordenaba a los lanceros formar y avanzar en schiltron (una formación en círculo compuesta por unos 75 hombres cuyos escudos y lanzas miran hacia afuera de una forma tan apretada que es casi impenetrable).
Al segundo día de partir, vieron que al otro lado de un puente, en una colina cercana había un grupo de unos 700 hombres con el estandarte de la corona francesa que formaban cerrando el paso hacia León.
-¡Soldados! Hubo una pequeña pausa- ¡Quiero a 20 lanceros dispuestos en dos filas horizontales en la entrada al puente!¡ Luego a los piqueros dispuestos en filas verticales tapando huecos entre los lanceros, los lanceros restantes también en líneas verticales creando filas alternas con los piqueros! ¡Y los ballesteros detrás! ¿Entendido? -A coro- ¡Uh ah! ¡Vamos, sólo son unos soldados mal adiestrados, vosotros sois mucho mejores!
Tras varias descargas de los ballesteros, los franceses se lanzaron al ataque. En las dos primeras filas de lanceros se encontraban los mejores de todos entre ellos Alonso y Francisco, que pese a sus diferencias de sangre se llevaban muy y ahora iba a luchar como hermanos por su vida.
-¡Aguantad!-Gritaba Francisco- ¡No les deis nada! -Decía más tarde.-
-¡Recordad este día! ¡Pues en este día, este día -Decía más fuerte- es vuestro y nadie podrá arrebatároslo! ¡Uh ah! -Gritaron más fuerte que nunca.
-¡Aguantad!-Prolongaba aún más Francisco.-
Cada vez más cerca los franceses, los gritos de ánimo que se lanzaban a sí mismos algunos soldados eran a pasos agigantados más y más ahogados hasta el punto de hacerles casi llorar, pues eran campesinos, no soldados, que ban a defender a los reyes que le quitaban sus cosechas, pero ahí aguantaban, como hombres expertos en el arte de la guerra.
El impacto de los soldados enemigos contra los valencianos fue atronador pero ni con la fuerza de empuje y los gritos en un idioma sucio para los españoles hicieron la más mínima mella en la cuidadosa formación de lanceros. Los ballesteros desde la orilla seguían lanzando descargas de flechas, los piqueros mantenían sus picas lo más firmes posibles y los pobres lanceros aguantaban y derribaban a sus enemigos lentamente sin abandonar la formación. Así es, uno a uno, soldado a soldado, enemigo a enemigo, todos caían ante los soldados-campesinos. Ya, casi todos aniquilados, los soldados empezaron a celebrarlo rematando a los enemigos moribundos.
-¡No hay prisioneros! ¡No hay piedad! -Gritaba orgulloso el general Alonso.- ¡Vuestra es la victoria! ¡Uh ah! ¡Uh ah!-Vociferaron a la vez.-
Durante ese día, no hubo más enfrentamientos, pero sí que tuvieron que adecentar un poco el puente para el paso y contar las bajas sufridas. Esa misma noche, Francisco se presentó ante el general y lo halló escribiendo versos en papeles sueltos.
-Una buena victoria la de hoy. -No obtuvo respuesta- ¿Es usted de leerme un poco de lo que ha escrito mi general? Todavía no domino bien eso de la lectura. -Se avergonzó un poco.-
- Todos eran amigos, Nobles y campesinos. Pues todos cantaban, Reían y cenaban…
-Para un general como usted sacar esas palabras tan bonitas después de una encarnizada batalla, es casi un milagro mi general.
El general se rió pero no dijo nada. A la mañana siguiente todos se levantaron con los primeros rayos de sol y partieron hacia León capital pero no llegaron muy lejos sin toparse con más enfrentamientos pero todos, absolutamente todos iban cayendo, debido a que creían que eran unidades ligeras y los enemigos los combatían con soldados ligeros y hasta que no luchaban con los valencianos cara a cara, no se daban cuenta de su mortal error.
Con las frases “¡No hay prisioneros!” y “¡No hay piedad!” como oración y “¡Uh ah!” como grito de batalla se abrían paso hasta León como si fueran descendientes del mismísimo Cid Campeador. Hasta que se toparon con un soldado de Sacro Imperio que hablaba castellano. A unos kilómetros de la capital.
-¡Mi general! -Gritó José.-
-¿Qué pasa?
-Mire mi general, un aventurado a hablar nuestra lengua.
-¡Vuestra tierra sucumbirá, vuestra mujeres serán nuestras, vuestros hijos serán esclavos! ¡Y vosotros, vosotros os pudriréis en fosas comunes! -Hizo una pausa para hacerles más tarde un advertencia.- ¡Nuestras flechas incendiarías quemarán vuestra tierra!
-¡Pues lucharemos en el infierno! -Vaciló el general Antonio del segundo escuadrón.-
-Ya sabes José. Sin prisioneros. -Ordenó Alonso al soldado.-
Alonso hizo llamar a un caballero feudal al que le dio sus cartas y le dijo que se las entregara al Padre Juan para que la historia se difundiera tanto para nobles como para campesinos por petición del soldado Francisco. El caballero se alejó al galope hacia la ciudad con el recuerdo de los 350 de Valencia.
-¡Cubriros! –Vociferó un soldado con un grito desgarrador.-
Sólo se escucharon los silbidos de las miles de flechas enemigas y como se chocaban con los escudos de los soldados españoles. Cuando la descarga terminó, nada más levantarse los soldados ya se encontraron con los caballeros feudales acabando la faena de las flechas creando decenas de bajas valencianas. Uno a uno, los españoles caían ante las unidades expertas francesas sin poder hacer nada, solo esperar su turno a ser aniquilados frente a las puertas de León. El escudo les pesaba lleno de flechas, el brazo les fallaba pues llevaban horas luchando, la armadura les asfixiaba, les daba mucho calor, todos caían, todos morían, tanto noble como campesino, pero ninguno huía debido a que su función como unidad de apoyo ya estaba hecha al ver las banderas con el emblema de los Estados Papales y el imperio de Milán.
-Señor. -Agonizó Franciscoen el suelo.- Han llegado los refuerzos.
-Hemos cumplido soldado. Hemos cumplido.
Y ambos se dieron la mano y cerraron los ojos para siempre

Tanto en la plaza de la ciudad como en la catedral de Valencia, todos estaban absortos escuchando al
monje y al juglar algunos incluso llorando de la sinceridad de las palabras de ambos narradores. Tras terminar, hicieron una reverencia y el silencio estalló en un mar de aplausos. Todos habían cumplido su función esos días, recordando y haciendo honor a los descendientes de Cid Campeador, haciendo honor a los 350 de Valencia.

El flechazo de Gonzalo y Maria

ESTA HISTORIA TRANCURRE EN EL 1256 EN GRANADA

En una región de España denominada Granada vivía en un palacio un príncipe llamado Gonzalo. El tenía el pelo negro, ojos verdes y un boca pequeña, además tenía 24 años. Era un joven muy alegre y generoso  pero todavía no había encontrado una princesa perfecta. Su padre era el rey Alfonso V un rey al que la gente le adoraba porque le daba dinero a los pobres para que pudiesen alimentarse. Gonzalo tenía una hermana llamada Blanca .Ella tenía el castaño, los ojos verdes igual que su hermano y una nariz perfecta, además tenía 14 años. Era una princesa muy guapa pero a veces cabezona.
Esa mañana Sergio estaba en su jardín con el mejor espadachín de España se llamaba Polo. Él era un hombre rápido con la espada, habilidoso, fuerte, luchaba con mucha elegancia pero lo malo es que era calvo. Él le enseñaba a Sergio a mejorar el manejo con la espada y a ser mas paciente en los combates porque Sergio era impaciente y quería acabar los combates en poco tiempo y luego le ganaban. Al acabar las clases se fue a su alcoba donde se encontraba su padre y le dijo:

-Buenos días padre, ¿Cómo estás?

-Bien hijo mío, ¿Cómo te va con tu nuevo profesor?

-bien es muy bueno y es muy habilidoso con la espada

-Eso está bien hijo mío, ¿Cómo se llama?

-Se llama Polo es un profesor duro pero lo que menos me gusta de él es que no tiene pelo en la cabeza es calvo.

-No pasa nada que sea calvo lo que si pasa es que sea buen profesor.

-y a vos ¿Cómo le ha ido el día?

-bien he estado hablando con el rey de Almería y dice que va a venir dentro de tres día a presentarte su hijo se llama Elisabeth.

-Vale padre tengo ganas de conocerla. Padre me voy que tengo que ir al pueblo para que me arreglen a puma que tiene las herraduras muy deterioradas.

-Adiós hijo mío.

Gonzalo al acabar la conversación con su padre se va a la cocina y coge una manzana para coger fuerzas porque esta agotado. Gonzalo mientras se comía la manzana caminaba hacia el establo para montarse en su caballo puma y dirigirse hacia el pueblo a arreglar las herraduras de las piernas de Puma. Puma era un caballo muy dócil, muy elegante y era de color blanco.

Gonzalo salió del palacio subido en su caballo puma y hacia el pueblo. Cabalgaba muy tranquilo y con mucha elegancia, el paisaje de había en ese camino era precioso todo lleno de flores, se ven campesinos trabajando en su cosecha eso era una maravilla y además los campesinos cuando Gonzalo pasaba le iban dando ofrendas y se ponían de rodillas le tenía mucho cariño. Al final del camino llegando a Motril el príncipe se encontró con un monje tirado en el suelo y sediento y le dijo:

-Hola buen monje tómese un trago de agua que se le nota cansado.

-Hola buen noble gracias por el agua.

-Vos ¿como os llamáis y de donde provenís?

-Yo me llamo Patrick y soy un monje de Almería.

-Venís de muy lejos. ¿A dónde os dirigís?

-Yo me dirijo a Motril a la iglesia.

-Súbase a mi caballo que le llevo a Motril.

-Gracias buenas nobles.

El monje se sube al caballo de el príncipe y siguió cabalgando hacia llegar a Motril. Motril era un pueblo precioso con gente muy humilde y con una iglesia muy bonita. Gonzalo le pregunto a una señora que pasaba por delante de su caballo donde estaba la herrería y la señora le dijo que estaba al lado de la iglesia. Él se dirige hacia la herrería y pasa por un mercado y empieza a mirar puesto por puesto parándose muy detenidamente con el caballo. En un abrir y cerrar de ojos ve en un puesto una hermosa campesina vendiendo fruta y verdura a campesina era preciosa tenía el pelo castaño, los ojos verdes igual que él y la nariz y la boca perfecta era la princesa ideal

Gonzalo se acerca a su puesto y dice:

-Hola guapa ¿me puede dar dos manzanas? (se había quedado embobado)

-Hola príncipe Gonzalo si ahora mismo se las doy. Tome  príncipe.

-luego ¿me puede llevar una kilo de manzanas?

-Si con mucho gusto yo se las llevare.

-Adiós guapa

El príncipe tras acabar  conversar con la campesina se dirigió a la iglesia y dejo a Patrick y le dio las gracias. Gonzalo ya cansado de todo el trayecto y el caballo mal herido en una de sus piernas por culpa de las herraduras se acerca a la herrería y le dice al herrero que si le podía arreglar las herraduras al caballo que las tenia desgastadas. El herrero le contesta tómese unas birras que dentro de poco tiempo se las tengo listas. Gonzalo ya cansado se va a beber agua en un pozo cercano y después se sienta en un banco a esperar a que terminase el herrero. Pasa un tiempo y el herrero termina de ponerle las herraduras al caballo y Gonzalo se sube encima de Puma y se va hacia su palacio. Al llegar a palacio Gonzalo corre a hablar con su padre, lo encuentra en la cocina y allí le dice:

-Papa me quiero casar prepara una fiesta con todas las mujeres más bellas del reino y las princesas de otros reino.(muy alegre)

-Este seguro hijo mio.

-Si papa estoy seguro mas seguro no puedo estar.

El padre Alfonso V le dice a su criado especial que prepare invitaciones, carteles y que prepare el decorado que mañana se va a celebrar una fiesta en este palacio. Gonzalo estaba impaciente en su alcoba a que llegase mañana por que era un día muy especial para él. Era de noche y no podía dormir estaba dando vueltas de un lado hacia el otro de la habitación no para hasta que por fin paro se asomo a la ventana y estuvo contemplando las estrellas era una noche preciosa se veía la osa mayor, la osa menor era fantástico.

A la mañana siguiente Gonzalo se despierta y baja hacia la cocina ha desayunar y se toma un vaso de leche fría. Su padre entra justamente cuando el acababa de terminar de desayunar, el padre le dice:

-hijo mío ya están mandadas las invitaciones a las princesas y puestos los carteles en todos los pueblos del reino y se celebrara hoy a por la noche. Gonzalo contento por la celebración se dirige hacia la alcoba de su hermana y le comenta lo que va a pasar hoy y la hermana lo felicita y también le dice lo que le paso ayer en el mercado y la hermana le dice que ojala viniese a tu fiesta Gonzalo. Gonzalo tras hablar con su hermana Blanca se viste y va hacia el jardín donde le estaba esperando su maestro Polo y le dice a Gonzalo:

-Hoy toca hacer abdominales y flexiones y saltar a la cuerda.

-Como se nota que eres un profesor duro.

 -No reniegues y empieza venga abdominales un, dos, tres, cuatro…

Así se paso toda la mañana haciendo abdominales, flexiones, saltar a la cuerda. Al acabar la clases con Polo Gonzalo estaba muy cansado no podía con su alma, el se acerca a la cocina y le preparan una lentejas para  estar tener fuerzas para esta noche. Al terminar se acuesta en su alcoba y descansa. Pasó mucho rato y era el momento que él estaba esperando todos los invitados estaban llegando y el estaba vistiéndose. Termino de vestirse y bajo a la sala de fiestas era una sala muy grande con muchas mesas y sillas y con mucho espacio para bailar. Allí su padre empezó a presentarle una a una las princesas y luego las campesinas pero no estaba la campesina del puesto de verduras. Empezó la fiesta el rey Alfonso V empezó a hablar y dijo:

-Esta noche mi hijo Gonzalo príncipe de Granada va a elegir a su prometida, a la que elija pasara a ser princesa de Granada.

Gonzalo empezó a escoger mujeres y a bailar pero por su  cabeza le rondaba  una cosa que no había llegado la campesina del puesto de frutas y verduras. Gonzalo no paraba de bailar con todas las mujeres hasta que por la puerta entro la campesina Gonzalo se que do mirándola fijamente y la campesina igual fue un flechazo a primera vista.la campesina se acercó y le dijo:

-Hola príncipe Gonzalo.

-Hola hermosa dama ¿Cómo so llamáis?

-Me llamo María.

-Vos ¿queréis bailar con migo?

-Si Gonzalo.

Los dos empezaron  a bailar durante mucho rato y la gente se iba hiendo. En un momento determinado Gonzalo le dice a María de ir al jardín para conocerse mejor. Ya en el jardín empezaron a hablar y se conocieron mejor hasta que María cerró los ojos un instante y Gonzalo le dio un beso y se enamoraron los dos perdidamente. Gonzalo llamo a unos de sus criados y le dijo que la llevase a su casa. María se fue y Gonzalo se fue a su alcoba donde nada más llegar se quedo dormido.

A la mañana siguiente Gonzalo se despierta y va hacia la habitación de su padre y le dice con quien se va a casar se lo dice y su padre le dice que vaya a por ella. Gonzalo va hacia Motril coge a Maria y se la presenta a su padre y el padre le da el visto bueno de casarse.Al final los dos se casan en la iglesia de Motril, tienes dos hijos, una hija, son felices durante toda su vida.



                                       FIN
SERGIO MORALES LIROLA 3ªC

La codicia, también en la Edad Media


Su padre, era una de las personas más influyentes de Génova. Debido al pago del último contrato que había firmado con el Reino de Castilla, había obtenido grandes beneficios, los cuales gastó en comprar una propiedad para su única hija Isabella.

Ella, ansiosa por embellecer su mansión fue en busca de un escultor de gran prestigio.



Su sirvienta le acompañó hacia una escuela de artes para encontrarse con uno de los maestros escultores, llamado Sandro, al cual intentará convencer para que se encargue de las esculturas que pondría en su residencia.

-Mi señora, el escultor Sandro os esta esperando dentro para hablar con usted.

-Decidle al chófer que me espere, será un instante.

Ella se bajó del carruaje y subió las escaleras de la escuela.
Un joven se cruzó en el camino de la noble con tan mal pie que chocaron y la noble calló.

-¿¡Como te atreves a ponerte en mi camino!?

-¡Si has sido tu la que se a metido en medio!

-¿No sabes con quien hablas, verdad?

-Pues no, tengo cosas mas importantes que hacer que estar perdiendo el tiempo aquí hablando contigo, adiós.

El extraño hombre, siguió hacia su camino sin pedir si quiera perdón a la bella dama, pero la curiosidad de Isabella hizo tragarse su orgullo para preguntarle:

-Espera un momento, ¿de verdad que no sabes quien soy? Soy Isabella Agnelli.

-Encantado de conocerte, yo me llamo Leo. Y siento decirte que no conozco tu apellido. Tengo prisa así que, espero volver a verte pronto, adiós.

Isabella se quedo prendida con su mirada. Era alto, con ojos verdes y muy grandes, cabello castaño, moreno de piel y la nariz achatada. Cuando el se alejó, ella se acordó de que tenia algo pendiente con el escultor Sandro, se dirigió hacia la puerta principal y allí, se encontró al maestro y fue hacia el.

-Buenos días, siento haberle hecho esperar, es que he tenido un pequeño percance, pero ya se ha solucionado.

-No se sienta culpable señorita, cualquier espera se hace corta si al final esta vuestra presencia, vayamos a mi estudio para conversar sobre sus esculturas.

Ya en el estudio:

-¿Tiene alguna idea sobre alguna escultura para su residencia?

-Hasta hoy no lo tenía claro, pero ya lo tengo decidido, me gustaría que hiciese una escultura de aquel joven con el que me cruce.

-¿De que joven habla señorita?

-Pensara que estoy loca, que con una vez que lo haya visto me haya enamorado, pero es así y me pareció tan bello que quiero una escultura de él.

-Dígame, ¿como se llama el muchacho?

-Se llama Leo, pero no se nada mas de él.

-¿Leo? ¿Dónde se lo ha cruzado?

-En la entrada de la escuela.

-Esta bien, sé quien es, es alumno mío en esta escuela.Quizá el podría ayudarme con la escultura como modelo.

-No, prefiero que no se entere de nada, que esto quede entre usted y yo.

-De acuerdo, ¿y el resto de figuras?

- Verá, quisiera que la entrada estuviese presidida por dos columnas con serpientes enroscadas.

-Por supuesto, eso seria fácil de hacer. Será lo primero que tenga usted en su residencia.

-Además quisiera que el jardín estuviese lleno de esculturas de ángeles y fuentes de tres alturas.

-De acuerdo, las fuentes las haré al estilo de nuestra escuela.

-Bueno, me tengo que marchar, ¿Cuándo puedo volver a por ellas?

-Estarán todas en un par de semanas, la que tardará más será la de la escultura humana, me haré cargo de que se la lleve él a su residencia cuando este terminada.

-¡Genial! Así podré conversar con el detenidamente, Gracias por todo Sandro.

-Nada, es todo un placer ayudarla en lo que pueda.

Ella se fue hacia su residencia y esperó ansiosa esa escultura que tanto deseaba.

Pasaron los días y el escultor Sandro le hizo llegar una carta y le dijo que iría Leo hacía su residencia con la escultura.

Tocaron a la puerta y la sirvienta abrió con premura la puerta.

-¿Qué desea el caballero?

-Venía a dejar esta escultura que fue encargada a nuestra escuela de arte.

Isabella apresurada al escuchar que alguien había tocado a la puerta se acercó y al escuchar la voz de Leo, no dudo ni un instante en ir hacia la puerta para hablar con él.

-¡Buenas Tardes! Gracias por acercarte hasta aquí para traerme la escultura que le pedí a el escultor Sandro.

-La traje porque el me lo pidió, ¿Dónde la dejó?

-Déjala apoyada en esta columna, mi chófer se la llevará ahora en cuanto mi sirvienta lo llame.

-Vale, ¡Como pesa! ¿Se puede saber lo que és?

-No, es un pedido especial del cual solo yo podré disfrutar.

-Vale, pues yo ya me voy a seguir con mi deber.

-No se vaya tan pronto, quédese un instante y conversemos, estaría interesada en hacerle unas preguntas.

-Esta bien, aunque no debería porque Sandro me podría reñir.

-Tranquilo, le diré que se quedó conmigo.

Van hacia un enorme salón en el que Leo se queda sorprendido, y decide preguntarle a que se deben tantos lujos. La noble, prefiere decirlo antes de ocultarle más la verdad.

-Esta residencia es de mis padres, ellos son propietarios de estas tierras y son muy influyentes en Génova.

Leo se queda callado, piensa en todas las cosas que le ha dicho a Isabella y piensa que se ha equivocado y que no ha sido precavido a la hora de tratar con ella.

Isabella al saber lo que él piensa decide tranquilizarlo.

-Tranquilo si es por mi estas perdonado, le suele pasar a muchas personas que no me conocen, a mi me parece bien, prefiero mantener mi nivel social bien guardado.

-Gracias, pero creo que debería irme antes de que vuelva a cometer algún error.

-No hace falta que te sientas incómodo de verdad, soy una persona normal.

-Esta bien lo haré por su amabilidad.

Se quedaron horas y horas conversando, parecía que el tiempo no pasaba, ella descubrió cosas sobre él muy interesantes que nunca imaginó que podría saber, parecía que le gustaba aún más si se podía, la suerte estaba de su lado.

Cuando se despidieron, Isabella fue corriendo hacía su habitación donde se encontró la estatua colocada en una esquina. Estaba llena de alegría, y pensó ir a la mañana siguiente a la residencia de una de sus amigas para contarle todo lo ocurrido.

A la mañana siguiente, fue con carruaje, a la residencia vecina, donde le esperaba su gran amiga:



-¡Caterina!

-¡Hola Isabella! ¿Cómo estas? Hace más de dos meses que no se nada de ti…

-Sí, te tengo que contar muchas cosas que me han ocurrido geniales.

-Si quieres, ven en mi carruaje y hablamos, ya que tengo que hacer unos recados en la ciudad.

-¡Vale! Iré encantada.

Al cabo de un rato, allí estaba Caterina e Isabella en el carruaje de Caterina rumbo a la ciudad.

-¿Qué es eso tan interesante que me tenias que contar?

-Es una historia corta pero intensa, hace dos meses conocí a un joven…

Le contó todo la historia con los detalles más insignificantes pero bonitos para ella, y cuando terminó, Caterina se quedó sin palabras.


En el mercado:

Isabella y Caterina estaban en una perfumería cuando vieron a Leo pintando una pared de la calle Mayor.

Caterina en cuanto lo observó dos minutos empezó a sentir algo por él. Isabella decidió ir con Caterina a presentarle a Leo. Hablaron durante varios minutos, Caterina, se había enamorado de él e iba a hacer cualquier cosa por conseguirlo.

Caterina dejó en su residencia a Isabella y decidió contarle a su madre, una persona de bajo nivel social enamorada de un noble muy importante, lo enamorada que se encontraba de Leo.

Su madre, que era demasiado buena, pensó que si Caterina se quedara con Leo haría mucho daño a su mejor amiga y no le pareció correcta la idea.

Caterina al ver que su madre no le ayudaría a conseguir a Leo, fue a conversar con su padre, que era mas estricto y le contó todo. El padre vio mal que su hija más querida por él, se enamorara de un simple trabajador que no merecía su amor, pero tenía bastante claro que ayudaría a su hija a conseguirlo como fuera para hacerla feliz.

Al cabo de una semana, a Leo le llegó una carta que decía que tenía que casarse con su hija Caterina si no quería que le ocurriese nada malo a él ni a su familia.

Leo recordó quien era la muchacha Caterina, pensó rápidamente en Isabella y decidió ir a su residencia a contarle lo ocurrido.

Al cabo de media hora, Leo ya estaba en la residencia de los padres de Isabella y llamó a la puerta.

La sirvienta en ese momento se encontraba comprando los alimentos necesarios e Isabella abrió la puerta, cuando lo vio se alegró tanto que le dio un abrazo enorme. Leo venía con la cara triste e Isabella le preguntó cual era el problema.

Cuando Leo terminó de contarle todo lo ocurrido, Isabella rompió a llorar. Se preguntaba porque su mejor amiga le podía haber hecho eso. Leo en ese momento le dijo que por mucho que se casase con Caterina, nunca la llegara a querer tanto como la quería a ella.
Isabella se fue corriendo hacia su habitación a llorar.
Leo al ver que le había hecho tanto daño, decidió irse y dejarla sola.
Al cabo de siete meses, Leo ya se había casado con Caterina, sin olvidarse ni un instante en ese largo tiempo transcurrido de su amada Isabella. Aún recordaba ese último recuerdo amargo de ella.

Uno de los días de su vida de casado, sin que Caterina se enterase de nada, el se dirigió hacía la residencia de Isabella.

Tocó a la puerta y le abrió la sirvienta. Leo preguntó por Isabella una vez más y la sirvienta le dio la desagradable noticia, Isabella había muerto.

Leo con lagrimas en los ojos le pidió un último deseo a la sirvienta que era ir hacía la habitación de Isabella a recoger algún objeto como recuerdo de ella.

La sirvienta le acompañó a la habitación y cuando llegaron le dejó solo. Cuando entró en ella estaba todo ordenado y hubo una cosa que le llamó la atención, la escultura que le trajo estaba rota y cubierta de gotas de sangre, él se reconoció perfectamente en la escultura.
Entonces entendió que ella se había matado por él y se sintió mas culpable aún. Decidió coger el sombrero con el que la vio en el mercado y se fue corriendo hacía el cementerio donde ella se encontraba.

La lápida estaba muy bien cuidada, con muchas flores.

Leo lloró durante varias horas y cuando se despidió de ella, se fue rápidamente de ese oscuro y tenebroso lugar.


Mª del Mar Rodríguez, 3ºC