ACTIVIDAD PARA 1º BACHILLERATO B Y C
DEBÉIS ENTREGARME ESTA ACTIVIDAD JUNTO A LOS POEMAS QUE MANDÉ LA SEMANA ANTERIOR EL DÍA 23 LUNES EN FOLIOS NOMINALIZADOS
Odisea
Epopeya
«Soy
Odiseo, el hijo de Laertes, el que está en boca de todos los hombres
por
toda clase de trampas, y mi fama llega hasta el cielo.
Habito
en Itaca, hermosa al atardecer.
Hay
en ella un monte, el Nérito de agitado follaje,
muy
sobresaliente, y a su alrededor hay muchas islas habitadas
cercanas
unas de otras, Duliquio y Same, y la poblada de bosques Zante.
Itaca
se recuesta sobre el mar con poca altura,
la
más remota hacia el Occidente, y las otras están
más
lejos hacia Eos y Helios. Es áspera, pero buena criadora de mozos.
«Yo
en verdad no soy capaz de ver cosa alguna más dulce
que
la tierra de uno. Y eso que me retuvo Calipso, divina entre las
diosas,
en
profunda cueva deseando que fuera su esposo,
e
igualmente me retuvo en su palacio Circe, la hija de Eeo,
la
engañosa, deseando que fuera su esposo.
Cantar
de Mío Cid Cantar
de gesta
Ya
por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.
Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
"¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!"
Sólo una niña le dirige la palabra para mandarle alejarse.
De grado le albergarían, pero ninguno lo osaba,
que a Ruy Díaz de Vivar le tiene el rey mucha saña.
La noche pasada a Burgos llevaron una real carta
con severas prevenciones y fuertemente sellada
mandando que a Mío Cid nadie le diese posada,
que si alguno se la da sepa lo que le esperaba:
sus haberes perdería, más los ojos de la cara,
y además se perdería salvación de cuerpo y alma.
Gran dolor tienen en Burgos todas las gentes cristianas
de Mío Cid se escondían: no pueden decirle nada.
Se dirige Mío Cid adonde siempre paraba;
cuando a la puerta llegó se la encuentra bien cerrada.
Por miedo del rey Alfonso acordaron los de casa
que como el Cid no la rompa no se la abrirán por nada.
Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
"¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!"
Sólo una niña le dirige la palabra para mandarle alejarse.
De grado le albergarían, pero ninguno lo osaba,
que a Ruy Díaz de Vivar le tiene el rey mucha saña.
La noche pasada a Burgos llevaron una real carta
con severas prevenciones y fuertemente sellada
mandando que a Mío Cid nadie le diese posada,
que si alguno se la da sepa lo que le esperaba:
sus haberes perdería, más los ojos de la cara,
y además se perdería salvación de cuerpo y alma.
Gran dolor tienen en Burgos todas las gentes cristianas
de Mío Cid se escondían: no pueden decirle nada.
Se dirige Mío Cid adonde siempre paraba;
cuando a la puerta llegó se la encuentra bien cerrada.
Por miedo del rey Alfonso acordaron los de casa
que como el Cid no la rompa no se la abrirán por nada.
El
monte de las ánimas
Leyenda
La
noche de difuntos me despertó a no sé qué hora el doble de las
campanas; su tañido monótono y eterno me trajo a las mientes esta
tradición que oí hace poco en Soria. Intenté dormir de nuevo;
¡imposible! Una vez aguijoneada, la imaginación es un caballo que
se desboca y al que no sirve tirarle de la rienda. Por pasar el rato
me decidí a escribirla, como en efecto lo hice. Yo la oí en el
mismo lugar en que acaeció, y la he escrito volviendo algunas veces
la cabeza con miedo cuando sentía crujir los cristales de mi balcón,
estremecidos por el aire frío de la noche. Sea de ello lo que
quiera, ahí va,
como el caballo de copas.
I
-Atad los perros; haced la señal con las trompas para que se reúnan
los cazadores, y demos la vuelta a la ciudad. La noche se acerca, es
día de Todos los Santos y estamos en el Monte de las Ánimas.
-¡Tan pronto!
-A ser otro día, no dejara yo
de concluir con ese rebaño de lobos que las nieves del Moncayo han
arrojado de sus madrigueras; pero hoy es imposible. Dentro de poco
sonará la oración en los Templarios, y las ánimas de los difuntos
comenzarán a tañer su campana en la capilla del monte.
-¡En esa capilla ruinosa! ¡Bah!
¿Quieres asustarme?
-No, hermosa prima; tú ignoras
cuanto sucede en este país, porque aún no hace un año que has
venido a él desde muy lejos. Refrena tu yegua, yo también pondré
la mía al paso, y mientras dure el camino te contaré esa historia.
Los pajes se reunieron en
alegres y bulliciosos grupos; los condes de Borges y de Alcudiel
montaron en sus magníficos caballos, y todos juntos siguieron a sus
hijos Beatriz y Alonso, que precedían la comitiva a bastante
distancia.
Mientras duraba el camino,
Alonso narró en estos términos la prometida historia:
-Ese monte que hoy llaman de las
Ánimas, pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la
margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez.
Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas
tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en
ello notable agravio a sus nobles de Castilla; que así hubieran
solos sabido defenderla como solos la conquistaron.
El perro y el cocodrilo Fábula
Bebiendo
un Perro en el Nilo,
al mismo tiempo corría.
"¡Bebe quieto!", le decía
un taimado Cocodrilo.
Dijole el Perro, prudente:
"Dañoso es beber y andar;
pero, ¿es sano el aguardar
a que me claves el diente?"
¡Oh; qué docto perro viejo!
Yo venero su sentir
en esto de no seguir
del enemigo el consejo.
al mismo tiempo corría.
"¡Bebe quieto!", le decía
un taimado Cocodrilo.
Dijole el Perro, prudente:
"Dañoso es beber y andar;
pero, ¿es sano el aguardar
a que me claves el diente?"
¡Oh; qué docto perro viejo!
Yo venero su sentir
en esto de no seguir
del enemigo el consejo.
El
Conde Lucanor Cuento
Otra
vez estaba hablando el Conde Lucanor con Patronio de esta manera:
-Patronio,
un hombre me ha propuesto una cosa y también me ha dicho la forma de
conseguirla. Os aseguro que tiene tantas ventajas que, si con la
ayuda de Dios pudiera salir bien, me sería de gran utilidad y
provecho, pues los beneficios se ligan unos con otros, de tal forma
que al final serán muy grandes.
Y
entonces le contó a Patronio cuanto él sabía. Al oírlo Patronio,
contestó al conde:
-Señor
Conde Lucanor, siempre oí decir que el prudente se atiene a las
realidades y desdeña las fantasías, pues muchas veces a quienes
viven de ellas les suele ocurrir lo que a doña Truhana.
El
conde le preguntó lo que le había pasado a esta.
-Señor
conde -dijo Patronio-, había una mujer que se llamaba doña Truhana,
que era más pobre que rica, la cual, yendo un día al mercado,
llevaba una olla de miel en la cabeza. Mientras iba por el camino,
empezó a pensar que vendería la miel y que, con lo que le diesen,
compraría una partida de huevos, de los cuales nacerían gallinas, y
que luego, con el dinero que le diesen por las gallinas, compraría
ovejas, y así fue comprando y vendiendo, siempre con ganancias,
hasta que se vio más rica que ninguna de sus vecinas.
»Luego
pensó que, siendo tan rica, podría casar bien a sus hijos e hijas,
y que iría acompañada por la calle de yernos y nueras y, pensó
también que todos comentarían su buena suerte pues había llegado a
tener tantos bienes aunque había nacido muy pobre.
La
Regenta Novela
Don
Fermín contemplaba la ciudad. Era una presa que le disputaban, pero
que acabaría de devorar él solo. ¡Qué! ¿También aquel mezquino
imperio habían de arrancarle? No, era suyo. Lo había ganado en
buena lid. ¿Para qué eran necios? También al Magistral se le subía
la altura a la cabeza; también él veía a los vetustenses como
escarabajos; sus viviendas viejas y negruzcas, aplastadas, las creían
los vanidosos ciudadanos palacios y eran madrigueras, cuevas,
montones de tierra, labor de topo... ¿Qué habían hecho los dueños
de aquellos palacios viejos y arruinados de la Encimada que él tenía
allí a sus pies? ¿Qué habían hecho? Heredar. ¿Y él? ¿Qué
había hecho él? Conquistar. Cuando era su ambición de joven la que
chisporroteaba en su alma, don Fermín encontraba estrecho el recinto
de Vetusta; él que había predicado en Roma, que había olfateado y
gustado el incienso de la alabanza en muy altas regiones por breve
tiempo, se creía postergado en la catedral vetustense. Pero otras
veces, las más, era el recuerdo de sus sueños de niño, precoz para
ambicionar, el que
le
asaltaba, y entonces veía en aquella ciudad que se humillaba a sus
plantas en derredor el colmo de sus deseos más locos. Era una
especie de placer material, pensaba De Pas, el que sentía comparando
sus ilusiones de la infancia con la realidad presente. Si de joven
había soñado cosas mucho más altas, su dominio presente parecía
la tierra prometida a las cavilaciones de la niñez, llena de tardes
solitarias y melancólicas en las praderas de los
puertos.
El Magistral empezaba a despreciar un poco los años de su próxima
juventud, le parecían a veces algo ridículos sus ensueños y la
conciencia no se complacía en repasar todos los actos de aquella
época de pasiones reconcentradas, poco y mal satisfecha
ACTIVIDADES
En
cada fragmento debéis determinar brevemente:
Nivel
de la historia: personajes que aparecen y su tipología, lugar de los
hechos, asunto o tema de cada fragmento, tiempo en que transcurren
los acontecimientos
Nivel
del discurso: tipo de narrador y ejemplos, estructura de la
narración, tipos de discurso (estilo directo, indirecto…)
precisando si hubiera más de uno, el tiempo interno (elipsis,
disgresiones, escenas…)
Razonad
brevemente las características que hacen reconocibles cada fragmento
como ejemplos de los distintos subgéneros narrativos.