miércoles, 5 de diciembre de 2012

Narración Lengua Jonathan Espinosa Assim







                     




                       








       EL        MEDALLOŃ

           DEL     TESORO




















                                                           Escrito por Jonathan Espinosa Assim










                                                    Capítulo      I

           
            En un lluvioso tres de marzo en la ciudad de Roma en el taller de Leonardo Da
            Vinci sonó la puerta mientras este estaba trabajando en una máquina que le hiciera
            volar, y entonces fue a abrir la puerta preguntándose: ¿quién será ?
            Entonces abrió la puerta y vio una extraña silueta que no le resultó nada
            familiar que dijo con una voz muy potente y gestos:
            -¿Es esta la casa del artista Leonardo Da Vinci?
            -Sí- dijo Leonardo que apenas le entendió.
            Leonardo le dejo paso pensando que el extraño solo necesitaba refugio y le sacó
            algo de comer y el hombre extraño dijo:
            -Muchas gracias, por cierto me llamo Eusebio y vengo desde el reino de Castilla
            en España.
            Leonardo le entendió y vio que Eusebio sacaba algo de su bolsa, algo grande,
            brillante y extraño; era una especie de medallón pero tan grande que solo servía
            para decorar. Era como una pirámide de base octogonal pero no terminaba en
            una punta sino que lo que debería de ser el punto más alto de la pirámide estaba
            cubierto por una esmeralda blanca y a cierta distancia de esta rodeándola ocho
            esmeraldas de colores, una por lado de la pirámide a la misma distancia del centro
            y Leonardo lo cogió y dijo:
            -Muchas gracias me vendrá muy bien para pagarme los materiales de la máquina en
             la que trabajo ahora mismo.
            Y entonces Eusebio dijo:
            -Quieto parao esto no es para esas tonterías de las que hablas cacho burro.
            Entonces Leonardo se paró y lo dejó sobre la mesa y Eusebio le contó cómo
            había llegado:

            Eusebio trabajaba para un señor feudal como sirviente al norte de Castilla y un día
            el papa vino a visitar al señor feudal y le trajo un obsequio por haberle ayudado con
            anterioridad. El obsequio era el medallón que Eusebio robó porque decían que
            escondía un secreto que llevaba al mayor tesoro jamás visto. Después de eso
            Eusebio vio que no podía encontrar el secreto y decidió ir a casa del famoso
            Leonardo Da Vinci para que le ayudase a encontrar el tesoro y ser rico.

            Leonardo llegó con él a un acuerdo y por ayudarle se quedaría con el cuarenta por              ciento del tesoro. Entonces Leonardo  examinó durante toda la noche el medallón
            y a la mañana siguiente Leonardo vio que una de las esmeraldas era falsa, la quitó
            del medallón y observó que había una hendidura para una llave  de extraña forma y
            mientras Eusebio estaba durmiendo y dijo
            -Me he despertaooooooooooooooooooooooooooooooo.
            Se levantó y se dirigió al comedor y dijo
            -Tú, venga preparame el desayuno.
            -¡VAAAMOS que no tengo todo el día, que tengo que buscar el tesoro.
            Leonardo dijo malhumorado
            -Te crees que esto es una posada, pues no pedazo de imbécil, he estado toda la
           puñetera noche buscando cómo encontrar el estúpido tesoro que podría ser un mito.

            Y Eusebio se quedó acongojado de miedo y dijo
            -Pues venga, vamos a buscar las pistas que nos lleven al tesoro.

            Entonces ambos salieron a la calle a buscar pistas y estuvieron buscando a personas
            que tuvieran aspecto de saber algo pero no encontraron a nadie hasta que al
            anochecer vieron una prostituta que en el cuello llevaba una marca igual a la
            hendidura del medallón, se dirigieron a ella y le enseñaron el medallón mientras
            le preguntaban si sabía algo y entonces ella salió corriendo.
           
            Eusebio y Leonardo defraudados volvieron a casa mientras que aquella prostituta
            se fue a casa del poderoso noble Carabancierri y le explicó la situación, y este
            mandó a diez hombres a recuperar el medallón cueste lo que cueste.
           
            Leonardo recordó que lo entregó el Papa por lo que decidió ir a casa del Papa con la
            escusa de hacerle un retrato mientras que Eusebio tendría que buscar algo
            relacionado con el medallón.



                                                           Capítulo           II

            Ya en el palacio del Papa, Leonardo tocó a la puerta y dijo
            -Soy Leonardo Da Vinci y vengo con mi ayudante a hacerle un retrato al Papa.

            Y entonces un clérigo bajito algo encorbado abrió la puerta y preguntó que quién
            era el indeseable que le acompañaba.
            Eusebio enfadado le dijo
            -Ven aca p aca  que te voy a arreglar la cara en menos de lo que canta un gallo.
            -Tranquilo señor que mi ayudante no le hará nada
            -Va, va, va, vale señor pero el Papa se ha ido a visitar al conde de Carabancierri.
            Y cerró la puerta. Entonces Leonardo decidió entrar por una ventana.
            Dieron la vuelta al palacio y encontraron una ventana abierta y por esta se
            colaron en el palacio donde se separaron y buscaron por su cuenta.
            Leonardo llegó hasta la habitación del Papa y empezó a buscar y Eusebio fue
            buscando por los pasillos y encontró un extraño jarrón con flores rojas, y de repente 
           apareció el clérigo de antes y como Eusebio le tenía ganas cogió el jarrón y con
            este le dio en toda la cabeza dejándolo inconsciente. Eusebio cogió un trozo del
            jarrón y se largo pitando. Mientras tanto Leonardo vio que venía alguien y se
            escondió bajo la cama donde encontró la llave del medallón pero esta estaba
            encajada a la pata de la cama del Papa. Intentó sacarla pero no pudo y se
            puso a pensar en cómo sacarla y recordó que llevaba las aquarelas, las vertió
            encima de la llave y tiró sacando la llave salió de debajo de la cama y se
            fue corriendo, mientras Eusebio ya había salido, cuando los dos estaban fuera
            Leonardo dijo

            -Venga vámonos que si nos pillan nos están zurrando hasta mañana.

            Y ambos corrieron y corrieron hasta encontrarse con los soldados del conde
            Carabancierri que empezaron a perseguirles. La persecución duró un buen rato
            hasta que Eusebio y Leonardo se escondieron en una posada, subieron hasta el tejado
            y saltaron al de la casa de al lado mientras que los soldados miraban en la posada
            y no les encontraban. Cuando los soldados informaron al conde este furioso
            decidió mandar veinte hombres más en busca del medallón y la llave y a los diez
            primeros hombres los mandó ejecutar. Leonardo y Eusebio escondidos en el
            tejado decidieron abrir el medallón introduciendo la llave en este, que se abrió
            lentamente y dentro había un papel y otra llave. Ambos pensaron que es una pista
            para encontrar el auténtico tesoro y ser asquerosamente ricos. Cuando abrieron
            el papel que estaba doblado se sorprendieron porque no entendían lo que estaba
            escrito hasta que Leonardo dijo
            -Es latín.
            Estuvo pensando y le dijo a Eusebio la traducción
            -Dice que el tesoro se encuentra en el nuevo mundo.


                                                           Capítulo            III


            Cuando ambos se dieron cuenta de que tendrían que irse al nuevo mundo empezaron
            a pensar que si se iban el conde Carabancieri les esperaría y cuando vuelvan los
            ejecutarían pero si se encontraban el tesoro podrían quedarse en las Americas
            y vivir felizmente como nobles en el nuevo mundo donde podrían ser protegidos
            por el poderoso imperio español pero sería difícil teniendo en cuenta el pasado de
            Eusebio y estarían en una situación peor que en la que están en Italia por lo que
            estaban con el agua al cuello.

            Al día siguiente decidieron huir a Nápoles dónde podrían quedarse estando a
            salvo del conde Carabancieri y allí decidirían que hacer. Cuando llegaron a
            Nápoles fueron a buscar una posada dónde quedarse.

           -Posada la Rata Muerta.
            Dijo Leonardo.
            -Bonito nombre.
            Cuando llegaron Eusebio vio un amigo suyo y ambos empezaron a beber
            cerveza mientras Leonardo tenía que buscar la habitación. Ya a las doce de la noche
            cuando Leonardo estaba en su habitación se empezaron a escuchar ruidos de
            golpes, de cristales rotos y de un follón enorme y fue cuando Leonardo decidió
            bajar a ver que pasaba y cuando llegó observó que todo el mundo estaba
            rodeando algo a la vez que decían pelea pelea …

            Leonardo se metió entre la gente y vio que la pelea era entre Eusebio y un
            extraño hombre que  iba de negro. Eusebio tenía en una mano media botella de vino
            la otra mitad estaba desperdigada por el suelo.
            Cuando parecía que Eusebio iba a ganar, de repente el extraño hombre sacó una
            navaja y Eusebio balbuceó y dijo

            -Eso. eso, eso no es nada en comparación con esto.

            Y Eusebio sacó una enorme navaja y dijo

            -Esto es una navaja de Castilla, de las buenas.

            Entonces continuaron la pelea y al final Eusebio recibió un corte en la mano
            izquierda, lo que hizo que se enfadara tanto que se abalanzó sobre él
            clavándole la navaja en el ojo y matándolo de inmediato.

            Después todos los del bar se abalanzaron sobre el cadáver para quitarle todo
            lo que tenía. Y dejaron un extraño papel en el que ponía en qué zona de
            las Americas se encontraba el tesoro, en la ciudad de Lima. Entonces ambos se
            fueron corriendo a su habitación y se pusieron a investigar un poco y decidieron
            embarcarse al día siguiente rumbo a las Americas . Al día siguiente los dos se
            pegaron una enorme caminata hasta llegar al puerto.

            -Son quinientas monedas de oro por cabeza.

            Dijo uno de los marineros del único barco que partía a las Américas.

            -Joer venga haz una rebajilla.
            Dijo Eusebio.
            -NO
            -Pero que te cuesta.
            -No es NO y punto.
           
            Entonces apareció el amigo de Eusebio, Emilio [el que se encontró en la posada]
            y este que era el capitán del barco les dejó ir en la embarcación.
            A las dos semanas de partir ellos fueron atacados por unos piratas ingleses
            y esto hizo empezar una batalla. Los piratas ingleses empezaron a abordar
            el barco pero los marineros contraatacaron lanzando los cañones y derribando
            el barco pirata y después tiraron a todos los que abordaron el barco por la
            borda.
           
            A unos cuantos días del abordaje estaban sin nada que hacer, aburridos
            y decidieron pensar en cómo repartirse el tesoro pero Eusebio no quería porque
            pensó que Leonardo le engañaría.

            Pasaron los días uno tras otro y no había nada que hacer pero un día el barco
            empezó a hundirse resultó que había un traidor pero nadie sabía quién había
            sido. Los marineros decidieron irse a nadar en el interior del barco y poner algo
            para que taparan el agujero producido por el traidor pero era demasiado grande
            y entonces Leonardo sacó el medallón y bajó para tapar el agujero y consiguió
            taparlo pero Eusebio se echó a llorar al perder el medallón y ver que no podría
            venderlo para tener más dinero.

            Al día siguiente empezaron a buscar al traidor por lo que nadie le quitaba el ojo
           de encima a nadie y todos sospechaban de alguien.



                                                           Capítulo    IV


            Acababan de llegar a las Américas y cuando parecía que todos habían bajado
            a tierra faltaba Eusebio que se había quedado en el barco rescatando el
            medallón y al rato Eusebio salió del agua y el barco se hundió.

            -HIJO DE PUTA.
            Dijo malhumorado el capitán del barco.
            -Pero que habré hecho.
            -Te has cargado mi barco.
            -Cómo
            -Tú sabrás que has hecho.
           
            Entonces Eusebio y Leonardo corrieron hacia el bosque para huir de los
            marineros. Ya en el bosque tropical ambos vieron que habían perdido
            de vista a los marineros y se plantearon lo de quedarse a vivir a su bola
            en la selva tropical. Pero vieron que podían irse hacia el norte al imperio
            portugués y desde allí poder irse a buscar el tesoro. Entonces Leonardo
            sacó un mapa y una brújula e indicó la dirección para ir al imperio
            portugués. En el camino hacia el imperio portugués tardaron tres días a
            largo camino hacia el norte. Ya en el imperio portugués los dos fueron
            a la hacienda de un viejo portugués llamado Gilberto, que tenía a su cargo
            una pequeña tribu nativa sudamericana y le pidieron permiso para poder
            quedarse en su casa y este les dejó a cambio de que trabajaran un día.
            Cayó la noche y los dos se tuvieron que ir a dormir con los trabajadores
            de Gilberto. Por la noche se dieron cuenta de que eran de una tribu caníbal
            por lo que cuando les intentaron comer Eusebio y Leonardo salieron corriendo
            por la ventana pero Eusebio se olvidó el medallón y entonces continuó el
         camino un poco cabizbajo. A lo largo del viaje en dirección a Lima donde se                       encontraba el tesoro solo encontraron la dificultad de que había demasiados
            árboles, de los que cogían sus frutos para alimentarse, y animales peligrosos,
            de los cuales una extraña serpiente mordió a Eusebio pero gracias a Dios esta
            no era venenosa. A las dos semanas se cruzaron con el río Amazonas y entonces
            les atacó una extraña tribu de gente roja y esta les raptó. Ya en la aldea ellos
            vieron que realmente se pintaban el cuerpo con una extraña sustancia roja.

            Entonces a Eusebio se le cayó la navaja y entonces todos los de la tribu fueron a               cogerla y como vieron que era un arma muy poderosa les dejaron libres a cambio
            de esta.

            Pasaron ya tres meses desde que desembarcaron en América del sur y ambos
            ya casi habían perdido la esperanza hasta que . . . 
           



                                                           Capitulo        V


            Ambos se encontraron un puente construido por los mayas y se les iluminó
            el camino entonces siguieron la vasta y extensa red de carreteras de los
            mayas hasta la ciudad de Lima donde estaba el tesoro pero se encontraron
            con el conde Carabancierri que había venido por asuntos comerciales
            entonces nuestros protagonistas decidieron seguirle a escondidas hasta que se   quedara solo y poder matarlo. Llegó el atardecer y el conde se fue al palacio
            del virrey de Perú. Más tarde este salió al exterior a tomar el aire y entoces
            Eusebio cogió una lanza que había allí y fue a clavársela en el pecho
            dejándolo completamente muerto para evitar que fuera un obstáculo
           futuro, un guardia le observó y entonces Eusebio y Leonardo corrieron
            hacia el bosque donde Leonardo encontró una cueva oculta en la que se
            escondieron y . . . . . . . . . .






                                                                                  CONTINUARÁ.































                                                                                  Jonathan Espinosa Assim 

TRABAJO PRIMER TRIMESTRE : EDUARDO JOYA PEÑA


TRAMAS Y TRAICIONES
         Los ejércitos papales, liderados por el cardenal Guartoi, llegaron a la ladera del Vesubio donde acamparon. Diez mil hombres aguardaban las órdenes del Papa Bonifacio II y esperaban la llegada del ejército aliado del noble más poderoso de la Península Itálica , el duque de Lavezti.
         Después de tres días de espera, apareció el duque encabezando sus tropas hacia el campamento del Papa.
         Pero todo esto no es ni el principio , ni el final de la historia.
         Todo esto ocurrió después de que el Papa recibiera a un emisario del sultán Azmeny, pidiendo la rendición del pueblo cristiano y la entrega de todos sus bienes ya que el Papa, en su labor de cristianizar al mundo, mandó a su ejército a ocupar los territorios del norte de África, gobernados en ese momento por el general Albalá, hermano y sucesor del sultán Azmeny . Allí se libró una feroz batalla que acabó con el violento desenlace del asesinato del general y de toda su familia .  
         El Papa rechazó las exigencias del emisario procedente del norte de África y éste amenazó con enviar a su ejército para destruirlos.
         Pasaron unos meses, incluso más tiempo , pero el sultán no dio mas signos de vida . A mediados del mes de abril del año 1519 se produjo un desembarco de tropas en la isla de Sicilia por parte del sultán Azmeny.
         El Papa pidió ayuda al rico y noble duque de Lavezti .
         Mientras las tropas del sultán tomaron la isla de Sicilia, los generales del Papa junto con al cardenal y el noble, planificaban la estrategia para rechazar la invasión musulmana.
         El  duque de Lavetzi era una persona alta, corpulenta y con unos rasgos faciales muy agravados , mientras que el cardenal era una persona fría , poco sociable y muy religiosa. Cada uno tenía una postura para resolver el problema. El duque proponía atacar la isla de Sicilia y expulsar a los musulmanes , en cambio Guartoi, proponía hacerse fuertes en la península y rechazar la invasión desde ésta.
        Al final , el Papa , persuadido por el cardenal y sus obispos  accedieron a la propuesta de éste . Así pues, los soldados del Papa fueron a la ciudad de Nápoles y allí establecieron el nuevo campamento.
        A mediados del mes de septiembre se supo que el ejército musulmán estaba formado por tribus bereberes del norte de África (40.000 soldados a pie y 5.000 soldados a camello y caballo).          
        Mientras tanto, en Roma, muchos cardenales conspiraban contra el Papa Bonifacio y tramaban derrocarlo de su puesto. Los cardenales procedentes de Francia,  España y Portugal pretendían mantener la autoridad del Papa actual pero los demás cardenales católicos querían derrocarlo. Al final, tras una serie de desapariciones y asesinatos , los seguidores del Papa Bonifacio consiguieron callar las voces de muchos cardenales que pretendían quitarlo del poder.
       Los generales del sultán llevaron a sus tropas conquistando las ciudades de Palermo , Mesina , Tarento , Bari … hasta acampar a un kilómetro y quinientos metros de Nápoles donde aguardaban los soldados que defendían el territorio.
       Tras resolver los acontecimientos en Roma, el Papa volvió a centrarse en la defensa de la península Itálica. Los 20.000 soldados de infantería y los 2500 soldados de caballería se dispusieron en una amplia llanura  donde el sol caía como si de flechas se tratase , pero los soldados se mantuvieron firmes. Mientras, en el otro lado de la llanura se dispusieron los soldados africanos, que doblaban en número a los defensores.  El ejército africano atacó como si de una jauría de perros se tratase , todos corriendo como alma que lleva el diablo y gritando como si se tratase de la última vez. Al ver esto,  en el bando cristiano corrió un escalofrío pero al poco tiempo, la adrenalina y el nerviosismo hicieron que ese miedo se transformara en rabia y cargaran contra el enemigo  con más ahínco.
        Los dos ejércitos chocaron con mucha fuerza y algunos soldados salieron despedidos. La batalla duró unas cuantas horas en la que muchos soldados murieron y otros tantos fueron heridos pero ninguno de los contingentes daba su brazo a torcer ni se rendía. Sobre las ocho de la tarde, los dos ejercito se retiraron del campo de batalla y recogieron a sus muertos.
         Más tarde, todos los generales del Papa y el duque discutieron sobre la forma de atacar a los árabes y al final llegaron a la conclusión de que el ataque tendría que hacerse esa misma madrugada. Los soldados sin tiempo para enterrar a los muertos y recuperarse del todo, marcharon hacia el campamento enemigo en un silencio absoluto y a falta de unos cuantos metros los árabes dieron la voz de alarma pero era tarde, ya que los soldados habían entrado en el campamento y estaban matando a todo el mundo. Más de la mitad de los soldados acampados lograron huir, pero los cristianos hicieron que se retiraran hasta el emplazamiento que tenían a mas de 6 km, y a marchas forzadas consiguió llegar casi todo el grueso del ejército musulmán.
         Tras su regreso a Roma el Papa fue recibido como un héroe y después de conceder una serie de favores al emperador de España, éste ofreció tropas para echar a los musulmanes de los Estado de la Iglesia.
         El duque Lavezti envidiaba al Papa por haber recibido honores y todo el prestigio. Por eso, decidió quitarle su apoyo y tras una serie de sobornos logró poner de su parte a muchos ricos y cardenales para destituir a este Papa. Tres meses después de la victoria, el Papa murió, según el informe oficial, de muerte natural, aunque algunos presuponían que lo habían matado el duque y sus apoyos.
         Los dos nuevos candidatos a Papa propuestos fueron Guartoi y un cardenal procedente de España, Benedicto Borcía que finalmente se convirtió en su Nueva Santidad ya que el duque sobornó a los cardenales votantes. Este Papa junto con el duque protagonizaron muchas guerras de fe contra los musulmanes, conquistando las costas africanas y contra los judíos, expulsándolos de la península Itálica.
                                                FIN

domingo, 2 de diciembre de 2012

Trabajo 1 trimestre José Manuel Cantón García


3 de Enero del año 1514, Roma. Era una tarde fría, lluviosa, nadie deambulaba por las calles empedradas. Me dirigía hacia la iglesia en la que el Pápa, León X, me había citado, estaba un poco nervioso, León X era el nuevo Pápa, de hecho hace tan solo 2 meses que lo  era, ¿Qué querría de mí?, ¿Tal vez una pintura?, ¿una escultura? Llegué a la iglesia y entré, al hacerlo noté cierto olor a incienso, la nave era iluminada por una tibia luz que las velas desprendían. Un cura me indicó las escaleras que llevaban a donde el Pápa me esperaba. Me dirigí a las escaleras, eran de piedra y en forma de  caracol, como las del torreón de un castillo. Las paredes tenían vidrieras desde las que se podía ver las calles encharcadas.
Llegué al final de las escaleras, estas daban comienzo a un largo pasillo, y, al final de éste, la puerta de la habitación en la que se encontraba el Pápa. Toqué a la puerta, una grave voz  preguntó, -¿Quién es?, -Miguel Ángel señor, -respondí. –Pase, le estaba esperando.
Al entrar vi al Pápa sentado en una silla, detrás de un escritorio, un escritorio desordenado, con muchos papeles y plumas para escribir…
-Perdone por el desorden, pero aún no me he instalado del todo. Tras la muerte de Julio II, todos pensaban que el sucesor sería Tomás Bakócz pero mi nombramiento hizo cambiar muchas cosas… -Dijo el Pápa.
-¿Puedo hacer algo por usted? -Pregunté algo confuso.
-Pues claro, le he citado para encargarle una escultura para celebrar mi ascenso al trono papal. -Dijo el Pápa.
-¿Qué clase de escultura?¿qué debe simbolizar?.-Pregunté
-Debe simbolizar el culto exterior a Jesús sacramentado. -Dijo el Pápa.
-Algo confuso, pero, puede que con un poco de descanso y una taza de té, se me ocurran varias ideas…. -Contesté.
-Perfecto. Mañana nos volvemos a ver y me enseñas tus bocetos. -Dijo el Pápa
-¿Aquí y a la misma hora?. -Pregunté
-No. Nos veremos en esta dirección. -Dijo el Pápa mientras me daba un papelito con una dirección en latín.
-Está bien. -Dije mientras me levantaba dispuesto a irme.
El Pápa me acompaño a la puerta para despedirse, éste inclinó la cabeza hacia adelante con las manos juntas a la altura del pecho y volvió a la fría estancia en la que habíamos conversado cerrando la puerta de roble de un golpe.
Cuando salí de la iglesia ya había parado de llover, el aire estaba más limpio y había niños jugando en la calle. Me dirigí a casa.
Mi casa era pequeña, de piedra y se encontraba en un barrio de los suburbios, a tan solo 520 metros de la iglesia en la que el Pápa me había citado aquella tarde.
Ésta tenía dos habitaciones, un cuarto de baño, una pequeña cocina y un comedor. En el comedor se encontraba mi scriptorium. Cuanto llegué lo primero que hice fue prepararme una taza de té caliente, y me senté frente al scriptorium, comencé a pensar en cómo podía ser mi escultura, pero, no podía concentrarme, ¿por qué León X me eligió a mí?, Leonardo da Vinci era también un buen pintor… ¿por qué razón no lo elegiría a él?
De repente Francesco, un buen amigo con quien comparto casa, apareció por la puerta, todo empapado.
 -¿Sigue lloviendo? -Pregunté.
 -¡No!, ¿qué te hace pensar eso? -Contestó Francesco
-Bueno…Mírate, estas mojado, hace alrededor de una hora que he llegado y no he oído llover. -Le comenté
 -¡Áh! no, es que he vuelto a tener una pelea con los rusos, y me han echado a la fuente de las lamentaciones. -Dijo Francesco
-¿Otra vez, cuando vas a estar en maldita tregua con esa banda de criminales?   -Pregunté enfadado.
-Cuando dejen de robar a los pobres. -Gritó Francesco
-Tú eres uno de esos pobres. -Reí
-Lo sé, y, aún no me han devuelto el cuadro que me pintaste y que me robaron, seguro que lo han vendido para sacarse un dinerillo…-Respondió con mucho ímpetu.
  - Tranquilízate, ahora te voy a contar lo que me ha pasado a mí. ¿Recuerdas aquella carta que me llegó? Pues bien, el nuevo Pápa, León X me ha pedido que le realice una escultura para celebrar su ascenso al trono papal. -Le comenté
 Francesco sin prestarme mucha atención entró en su habitación para secarse y cambiarse de ropa. Yo seguí dándole vueltas a mí imaginación para ver qué podría esculpir.
Pensé en una figura humana, varón, de unos 2 metros y 13 centímetros de alto abrazado a una cruz de altura algo mayor.
Me pasé toda la noche pensando, dibujando ideas, sin dormir…
           A eso de las seis de la mañana, un rayo de sol iluminaba la estancia en la que me hallaba. Alcé la cabeza, y contemplé el boceto de la escultura, el cual, la noche anterior, no se veía de igual forma que con luz natural, sonreí, orgulloso del trabajo que había realizado.
Me cambié de ropa, desayuné y me lavé la cara lo más rápido que pude, pues, apenas faltaban 10 minutos para mi encuentro con León X.
Cuando estaba listo para marchar, entré en mi habitación para coger el papel con la dirección. Lo había guardado en un hueco en la pared que uso de escondrijo, ese hueco está tapado por uno de mis cuadros.
Al salir, me asomé a la habitación de Francesco, seguía durmiendo.
Cuando salí a la calle note el fresco de la mañana en mi cara, respiré hondo, y empecé a caminar.
Llegué al castillo en el cuál se encontraba León X y otro señor. León X me saludó: “Buenos días Miguel Ángel, te presento a Jakob Fugger, él es quien va a invertir en la construcción de la Basílica de San Pedro donde se hallará tu escultura”
Fugger era un hombre alto, iba vestido muy elegantemente, tenía un gran bigote negro, como su cabello, su nariz era alargada y ancha. Sus ojos pardos no me trasmitían muy buenas vibraciones…
-¡Encantado! -Exclamé mientras acercaba mi mano como gesto de gratitud
-Mucho gusto. -Dijo él sin mucho entusiasmo.
Su voz era grave.”Por favor síganme “-Dijo León X.
Mientras Fugger me miraba fijamente, yo intentaba evitarle pero estaba claro que él no iba a invertir en la construcción de la basílica de forma altruista y seguramente quería algo, o  bien de mí o del Pápa.
Pasamos horas hablando de este gran proyecto, Fugger no parecía el mismo hablando con el Pápa, parecía como si le pusiese mucho empeño e interés.
Cuando terminamos, León X se despidió de igual manera que el día anterior. Al salir del castillo, Fugger se fue con un hombre, los dos hablaban muy bajo mientras miraban a León X.
Lo único que pude oír fue: -“Pero no le podemos hacer eso al Pápa” -Decía el acompañante de Fugger
-“Lo siento ya está decidido, no podemos atrás” -Susurró Fugger
¿Qué iban a hacerle a León X? -Me pregunté
Quise decírselo al Pápa, pero no me atrevía, me culparía de mentiroso;  claro, delante de León, Fugger no parece tan malvado como a mí me lo parecía…
                                                               -----
            -Ya te he dicho que no creo que sea muy buena idea asesinar a León X delante de todo Roma
-¡¿Y por qué no?!
- ¡Pues porque nos pueden descubrir Fugger!
- Pero si llevamos planeando esto desde hace años, ¿Por qué crees que también matamos al antiguo Pápa, Julio II? ¡Pues para poder asesinar a León X!
- Lo que aún no entiendo es ¿por qué tuviste que matar al antiguo Pápa?
- Pues porque así León X ascendería al trono Papal.
-¿Y no te valía matar a León X aún no estando en el puesto de Pápa?
- No, ¿quieres saber por qué?
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Intenté olvidarme del tipo al que había conocido esa mañana, solo quería descansar, la noche anterior no pude dormir por realizar los bocetos de mi escultura, y encima, a León X se le había olvidado pedírmelos para echarles un vistazo.
Al llegar a casa, encontré a Francesco aún durmiendo, habían pasado como seis horas desde que le dejé descansando…pobre, esas peleas le dejan agotado, ya que siempre es él quien sale perdiendo.
-¿Francesco, estás bien?-Le pregunté
-Sí, es que ayer me acosté tarde, ¿Has ido ya a ese sitio dónde León X te citó? -Dijo él
-Sí, hemos habado del proyecto, he conocido a un tal Jakob Fugger, quién resulta ser un señor que invertirá en la construcción de la basílica de San Pedro. No me ha caído muy bien, pero, ya está todo en camino…-Le comuniqué
-¿Pero te mudarás a otra ciudad? -Preguntó asustado Francesco
-No, tranquilo, no me mudaré, de hecho León ya ha encargado el bloque de mármol de unas 2 toneladas con el que trabajaré.
-Esculpirás la escultura en el taller, ¿no?
El taller en realidad es un pequeño cuarto de la casa el cual uso para realizar mis pinturas y esculturas, está escondido tras una estantería y sólo Francesco y yo sabemos de su existencia, aunque, le tendré que desvelar la existencia del mismo también a León X…
-Pues claro que trabajaré en el taller. -Le contesté
Acto seguido, Francesco se levantó, se vistió y se lavó la cara.
-Voy a dar un paseo por la ciudad. -Contestó
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      3 días después León X me dio la peor de las noticias, al parecer el bloque de mármol se iba a retrasar.
-¿Y qué hago ahora? -Le pregunté
-No lo sé. -Respondió
-Pues qué se le va a hacer. No cuente con su escultura para la inauguración señor. -Rió entre dientes Fugger.
Le lancé una mirada fulminante, pero él tan solo se limitó a sonreír.
-¡No podemos suprimir la escultura! -Sollozó León X.
Al salir de la sacristía de la iglesia, con toda la rabia acumulada que tenía,  me abalancé sobre Fugger y le pregunté que se traía entre manos con aquel hombre que le acompañó el otro día. Él simplemente me amenazó con que no contase nada a nadie o se las apañaría para que el mármol nunca llegase a su destino, pero yo no podía hacer eso, si contaba algo no podría realizar mi escultura y defraudaría al Pápa.
-Está bien, no contaré nada a nadie. -Respondí.
                                     Por fin, dos semanas de espera merecieron la pena, ya tengo mi bloque de mármol con el cual trabajaré en mi taller. Nada más llegar a casa me puse manos a la obra, cogí un cincel y un martillo, y empecé a esculpir.
              Así estuve más o menos 2 años y medio, siendo preciso con las medidas y modificando cualquier error por insignificante que fuese.
León se acercaba a echar un vistazo cada semana. Cada día parecía estar más nervioso que el día anterior, ya que la fecha de la inauguración se acercaba.  Al “agradable” señor Fugger hacía tiempo que no lo veía, pero sí que oía hablar de él, al parecer la banca Fugger financiaba la construcción de la basílica con la venta de indulgencias. Dicha decisión fue uno de los detonantes de la reforma encabezada por Martín Lutero.
             Mi amigo Francesco no volvió a pelearse con los rusos, lo que no quiere decir que los perdonase. También le invité a la inauguración de la Basílica, el se puso muy contento, pero yo le dije que no sería una inauguración muy normal, le expliqué lo que había oído sobre el Pápa y Fugger (lo del asesinato),  le dije que tendríamos que estar pendientes de los movimientos de Fugger y su cómplice, para poder desenmascararlos delante de toda Roma.
-¿Pero qué querrá ese tal Fugger del Pápa? O más bien, ¿qué ganará Jakob Fugger con la muerte de León X? -Añadió Francesco.
- Eso es lo que quiero averiguar. -Contesté.
-Vale, ¡Te ayudo!, pero, ¿Tendré que ir vestido más formal, no? -Añadió Francesco.
-Pues claro, pero tranquilo, de eso ya me encargaré yo. -Le contesté.
-¡Por eso eres mi mejor amigo! Yo no sabría qué vestimenta escoger, desde la muerte de mi padre, me he vuelto más serio, ya no me relaciono tanto con las personas, y, no sé qué ropa formal podría ponerme. -Argumentó Francesco
El padre de Francesco, Brako, murió hace 2 años a causa de un accidente en una obra, estaba construyendo un edificio y en el piso 4º, mientras colocaba un tablón para poder levantar un tabique, cayó un bloque de cemento mal colocado, éste hizo que el tablón sobre el que estaba el padre de Francesco, temblase haciendo así caer al pobre hombre.
-No te preocupes, ya verás cómo te animas cuando el próximo mes, asistamos a la inauguración de la Basílica de San Pedro. -Le consolé.
-Está bien, pero, antes me gustaría acercarme al cementerio, al nicho de mi padre, para ponerle unas flores.-Añadió.
-Me parece bien, esta tarde, te compraré el mejor ramo de flores que encuentre en el mercado, e iremos al cementerio. -Contesté.
Esa misma tarde fuimos al cementerio, allí me esperaba una gran sorpresa;
-¿Bueno, te sientes mejor? -Pregunté.
-Sí, solo es que...
-¡Espera, ese es Fugger, y el que está a su lado es ese hombre tan misterioso con quién siempre va! -Interrumpí señalando a Fugger, el cual se situaba sentado en frente de un nicho.
-¿En serio? -Me preguntó Francesco.
-Sí, es el. -Le dije.
-No que va, ese es el hijo de Tomás Bakócz, Napoleón Bakócz. -Me dijo Francesco.
-No, ese es Jakob Fugger, estarás confundiéndolo, es más, ¿Conoces al hijo de Tomás Bakócz? -Pregunté.
-Sí, bueno es que cuando Napoleón tenía 10 años, su madre falleció, y como su padre estaba siempre viajando (Recordemos que él iba a ser el futuro Pápa ) pues mi familia lo acogió en mi casa hasta casi entrados sus 17 años…-Comentó Francesco
-Ahora la historia va teniendo significado…-Susurré.
- ¿Qué dices? -Preguntó Francesco con tono de superioridad.
-Corre, vamos a acercarnos. -Le dije a Francesco cogiéndolo de la mano y tirando de él para correr.
Cuando llegamos, Fugger se sentía un poco extraño ante la presencia de Francesco, y el hombre que acompañaba a Fugger también se sentía algo sorprendido.
-¡Fugger! Mi amigo Francesco dice que te conoce, y que en realidad no eres quien dices ser, ¿Es verdad que en realidad eres Napoleón Bakócz? -Le grité.
-Hola. Sí, soy Napoleón, y el verdadero Jakob Fugger es él. -Dijo Napoleón señalando al hombre de al lado.
-¿Y por qué has estado mintiendo durante todo este tiempo? -Le pregunté enfadado
Napoleón sin miedo a lo que yo pudiese decir añadió:
-Mi padre debería haber ascendido al trono papal, así que decidí asesinar a León X para que mi padre por fin ascendiese, para que no sospechasen de mi familia, decidí hacerme pasar por un miembro de la familia Fugger, prestar “mi” dinero a León X y así yo no podría ser un sospechoso.
-¿Y de dónde ha salido todo el dinero? -Pregunté confuso.
-De mí. -Añadió el verdadero Jakob Fugger.
-Mi familia y la familia Bakócz son muy buenos amigos, además a mi no me importa gastar dinero con tal de ayudar a mis amigos…-Añadió de nuevo el verdadero Fugger.
-¿Y cómo estáis tan seguros de que no vamos a decir nada? -Añadió Francesco.
-Cógeles. -Le dijo Napoleón a Fugger.
El verdadero Fugger nos roció una especie de gas somnífero, no recuerdo nada desde entonces. Cuando recobramos el conocimiento recuerdo que estábamos en una habitación muy grande y oscura, la única luz que entraba lo hacía por una pequeña rendija, Francesco y yo estábamos atados de una mano cada uno a la pared y con un pañuelo alrededor de la boca, no podíamos pedir auxilio, y ni siquiera sabíamos si aún estábamos en Roma…
Encontré un pequeño papel en el que decía:

     Si sabéis lo que os conviene, permaneced aquí y no intentéis escapar.
     Por cierto, Miguel Ángel: La inauguración de la basílica de San Pedro
     es hoy, ya no hay vuelta atrás, hoy será el último día en el que León X
      vea la luz del sol…
                                              Firmado: Fugger y Napoleón

En ese instante se empezaron a escuchar disparos con armas de fuego y gente gritando, Francesco y yo nos miramos horrorizados.
 Desde ese día, todos los días me he sentido culpable, Francesco se siente aún más culpable porque dice que si él no hubiese dicho nada, probablemente ahora León X estaría con vida….
Nosotros salimos de aquel cobertizo, asistimos al funeral de León X, la familia Fugger cayó en bancarrota después de descubrir sus intenciones, la familia Bakócz fue encarcelada, Francesco conoció a una señorita de la cual se enamoró, y yo seguí mi carrera de pintor y escultor.





                                                                 FIN