domingo, 2 de diciembre de 2012

Trabajo 1 trimestre José Manuel Cantón García


3 de Enero del año 1514, Roma. Era una tarde fría, lluviosa, nadie deambulaba por las calles empedradas. Me dirigía hacia la iglesia en la que el Pápa, León X, me había citado, estaba un poco nervioso, León X era el nuevo Pápa, de hecho hace tan solo 2 meses que lo  era, ¿Qué querría de mí?, ¿Tal vez una pintura?, ¿una escultura? Llegué a la iglesia y entré, al hacerlo noté cierto olor a incienso, la nave era iluminada por una tibia luz que las velas desprendían. Un cura me indicó las escaleras que llevaban a donde el Pápa me esperaba. Me dirigí a las escaleras, eran de piedra y en forma de  caracol, como las del torreón de un castillo. Las paredes tenían vidrieras desde las que se podía ver las calles encharcadas.
Llegué al final de las escaleras, estas daban comienzo a un largo pasillo, y, al final de éste, la puerta de la habitación en la que se encontraba el Pápa. Toqué a la puerta, una grave voz  preguntó, -¿Quién es?, -Miguel Ángel señor, -respondí. –Pase, le estaba esperando.
Al entrar vi al Pápa sentado en una silla, detrás de un escritorio, un escritorio desordenado, con muchos papeles y plumas para escribir…
-Perdone por el desorden, pero aún no me he instalado del todo. Tras la muerte de Julio II, todos pensaban que el sucesor sería Tomás Bakócz pero mi nombramiento hizo cambiar muchas cosas… -Dijo el Pápa.
-¿Puedo hacer algo por usted? -Pregunté algo confuso.
-Pues claro, le he citado para encargarle una escultura para celebrar mi ascenso al trono papal. -Dijo el Pápa.
-¿Qué clase de escultura?¿qué debe simbolizar?.-Pregunté
-Debe simbolizar el culto exterior a Jesús sacramentado. -Dijo el Pápa.
-Algo confuso, pero, puede que con un poco de descanso y una taza de té, se me ocurran varias ideas…. -Contesté.
-Perfecto. Mañana nos volvemos a ver y me enseñas tus bocetos. -Dijo el Pápa
-¿Aquí y a la misma hora?. -Pregunté
-No. Nos veremos en esta dirección. -Dijo el Pápa mientras me daba un papelito con una dirección en latín.
-Está bien. -Dije mientras me levantaba dispuesto a irme.
El Pápa me acompaño a la puerta para despedirse, éste inclinó la cabeza hacia adelante con las manos juntas a la altura del pecho y volvió a la fría estancia en la que habíamos conversado cerrando la puerta de roble de un golpe.
Cuando salí de la iglesia ya había parado de llover, el aire estaba más limpio y había niños jugando en la calle. Me dirigí a casa.
Mi casa era pequeña, de piedra y se encontraba en un barrio de los suburbios, a tan solo 520 metros de la iglesia en la que el Pápa me había citado aquella tarde.
Ésta tenía dos habitaciones, un cuarto de baño, una pequeña cocina y un comedor. En el comedor se encontraba mi scriptorium. Cuanto llegué lo primero que hice fue prepararme una taza de té caliente, y me senté frente al scriptorium, comencé a pensar en cómo podía ser mi escultura, pero, no podía concentrarme, ¿por qué León X me eligió a mí?, Leonardo da Vinci era también un buen pintor… ¿por qué razón no lo elegiría a él?
De repente Francesco, un buen amigo con quien comparto casa, apareció por la puerta, todo empapado.
 -¿Sigue lloviendo? -Pregunté.
 -¡No!, ¿qué te hace pensar eso? -Contestó Francesco
-Bueno…Mírate, estas mojado, hace alrededor de una hora que he llegado y no he oído llover. -Le comenté
 -¡Áh! no, es que he vuelto a tener una pelea con los rusos, y me han echado a la fuente de las lamentaciones. -Dijo Francesco
-¿Otra vez, cuando vas a estar en maldita tregua con esa banda de criminales?   -Pregunté enfadado.
-Cuando dejen de robar a los pobres. -Gritó Francesco
-Tú eres uno de esos pobres. -Reí
-Lo sé, y, aún no me han devuelto el cuadro que me pintaste y que me robaron, seguro que lo han vendido para sacarse un dinerillo…-Respondió con mucho ímpetu.
  - Tranquilízate, ahora te voy a contar lo que me ha pasado a mí. ¿Recuerdas aquella carta que me llegó? Pues bien, el nuevo Pápa, León X me ha pedido que le realice una escultura para celebrar su ascenso al trono papal. -Le comenté
 Francesco sin prestarme mucha atención entró en su habitación para secarse y cambiarse de ropa. Yo seguí dándole vueltas a mí imaginación para ver qué podría esculpir.
Pensé en una figura humana, varón, de unos 2 metros y 13 centímetros de alto abrazado a una cruz de altura algo mayor.
Me pasé toda la noche pensando, dibujando ideas, sin dormir…
           A eso de las seis de la mañana, un rayo de sol iluminaba la estancia en la que me hallaba. Alcé la cabeza, y contemplé el boceto de la escultura, el cual, la noche anterior, no se veía de igual forma que con luz natural, sonreí, orgulloso del trabajo que había realizado.
Me cambié de ropa, desayuné y me lavé la cara lo más rápido que pude, pues, apenas faltaban 10 minutos para mi encuentro con León X.
Cuando estaba listo para marchar, entré en mi habitación para coger el papel con la dirección. Lo había guardado en un hueco en la pared que uso de escondrijo, ese hueco está tapado por uno de mis cuadros.
Al salir, me asomé a la habitación de Francesco, seguía durmiendo.
Cuando salí a la calle note el fresco de la mañana en mi cara, respiré hondo, y empecé a caminar.
Llegué al castillo en el cuál se encontraba León X y otro señor. León X me saludó: “Buenos días Miguel Ángel, te presento a Jakob Fugger, él es quien va a invertir en la construcción de la Basílica de San Pedro donde se hallará tu escultura”
Fugger era un hombre alto, iba vestido muy elegantemente, tenía un gran bigote negro, como su cabello, su nariz era alargada y ancha. Sus ojos pardos no me trasmitían muy buenas vibraciones…
-¡Encantado! -Exclamé mientras acercaba mi mano como gesto de gratitud
-Mucho gusto. -Dijo él sin mucho entusiasmo.
Su voz era grave.”Por favor síganme “-Dijo León X.
Mientras Fugger me miraba fijamente, yo intentaba evitarle pero estaba claro que él no iba a invertir en la construcción de la basílica de forma altruista y seguramente quería algo, o  bien de mí o del Pápa.
Pasamos horas hablando de este gran proyecto, Fugger no parecía el mismo hablando con el Pápa, parecía como si le pusiese mucho empeño e interés.
Cuando terminamos, León X se despidió de igual manera que el día anterior. Al salir del castillo, Fugger se fue con un hombre, los dos hablaban muy bajo mientras miraban a León X.
Lo único que pude oír fue: -“Pero no le podemos hacer eso al Pápa” -Decía el acompañante de Fugger
-“Lo siento ya está decidido, no podemos atrás” -Susurró Fugger
¿Qué iban a hacerle a León X? -Me pregunté
Quise decírselo al Pápa, pero no me atrevía, me culparía de mentiroso;  claro, delante de León, Fugger no parece tan malvado como a mí me lo parecía…
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            -Ya te he dicho que no creo que sea muy buena idea asesinar a León X delante de todo Roma
-¡¿Y por qué no?!
- ¡Pues porque nos pueden descubrir Fugger!
- Pero si llevamos planeando esto desde hace años, ¿Por qué crees que también matamos al antiguo Pápa, Julio II? ¡Pues para poder asesinar a León X!
- Lo que aún no entiendo es ¿por qué tuviste que matar al antiguo Pápa?
- Pues porque así León X ascendería al trono Papal.
-¿Y no te valía matar a León X aún no estando en el puesto de Pápa?
- No, ¿quieres saber por qué?
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Intenté olvidarme del tipo al que había conocido esa mañana, solo quería descansar, la noche anterior no pude dormir por realizar los bocetos de mi escultura, y encima, a León X se le había olvidado pedírmelos para echarles un vistazo.
Al llegar a casa, encontré a Francesco aún durmiendo, habían pasado como seis horas desde que le dejé descansando…pobre, esas peleas le dejan agotado, ya que siempre es él quien sale perdiendo.
-¿Francesco, estás bien?-Le pregunté
-Sí, es que ayer me acosté tarde, ¿Has ido ya a ese sitio dónde León X te citó? -Dijo él
-Sí, hemos habado del proyecto, he conocido a un tal Jakob Fugger, quién resulta ser un señor que invertirá en la construcción de la basílica de San Pedro. No me ha caído muy bien, pero, ya está todo en camino…-Le comuniqué
-¿Pero te mudarás a otra ciudad? -Preguntó asustado Francesco
-No, tranquilo, no me mudaré, de hecho León ya ha encargado el bloque de mármol de unas 2 toneladas con el que trabajaré.
-Esculpirás la escultura en el taller, ¿no?
El taller en realidad es un pequeño cuarto de la casa el cual uso para realizar mis pinturas y esculturas, está escondido tras una estantería y sólo Francesco y yo sabemos de su existencia, aunque, le tendré que desvelar la existencia del mismo también a León X…
-Pues claro que trabajaré en el taller. -Le contesté
Acto seguido, Francesco se levantó, se vistió y se lavó la cara.
-Voy a dar un paseo por la ciudad. -Contestó
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      3 días después León X me dio la peor de las noticias, al parecer el bloque de mármol se iba a retrasar.
-¿Y qué hago ahora? -Le pregunté
-No lo sé. -Respondió
-Pues qué se le va a hacer. No cuente con su escultura para la inauguración señor. -Rió entre dientes Fugger.
Le lancé una mirada fulminante, pero él tan solo se limitó a sonreír.
-¡No podemos suprimir la escultura! -Sollozó León X.
Al salir de la sacristía de la iglesia, con toda la rabia acumulada que tenía,  me abalancé sobre Fugger y le pregunté que se traía entre manos con aquel hombre que le acompañó el otro día. Él simplemente me amenazó con que no contase nada a nadie o se las apañaría para que el mármol nunca llegase a su destino, pero yo no podía hacer eso, si contaba algo no podría realizar mi escultura y defraudaría al Pápa.
-Está bien, no contaré nada a nadie. -Respondí.
                                     Por fin, dos semanas de espera merecieron la pena, ya tengo mi bloque de mármol con el cual trabajaré en mi taller. Nada más llegar a casa me puse manos a la obra, cogí un cincel y un martillo, y empecé a esculpir.
              Así estuve más o menos 2 años y medio, siendo preciso con las medidas y modificando cualquier error por insignificante que fuese.
León se acercaba a echar un vistazo cada semana. Cada día parecía estar más nervioso que el día anterior, ya que la fecha de la inauguración se acercaba.  Al “agradable” señor Fugger hacía tiempo que no lo veía, pero sí que oía hablar de él, al parecer la banca Fugger financiaba la construcción de la basílica con la venta de indulgencias. Dicha decisión fue uno de los detonantes de la reforma encabezada por Martín Lutero.
             Mi amigo Francesco no volvió a pelearse con los rusos, lo que no quiere decir que los perdonase. También le invité a la inauguración de la Basílica, el se puso muy contento, pero yo le dije que no sería una inauguración muy normal, le expliqué lo que había oído sobre el Pápa y Fugger (lo del asesinato),  le dije que tendríamos que estar pendientes de los movimientos de Fugger y su cómplice, para poder desenmascararlos delante de toda Roma.
-¿Pero qué querrá ese tal Fugger del Pápa? O más bien, ¿qué ganará Jakob Fugger con la muerte de León X? -Añadió Francesco.
- Eso es lo que quiero averiguar. -Contesté.
-Vale, ¡Te ayudo!, pero, ¿Tendré que ir vestido más formal, no? -Añadió Francesco.
-Pues claro, pero tranquilo, de eso ya me encargaré yo. -Le contesté.
-¡Por eso eres mi mejor amigo! Yo no sabría qué vestimenta escoger, desde la muerte de mi padre, me he vuelto más serio, ya no me relaciono tanto con las personas, y, no sé qué ropa formal podría ponerme. -Argumentó Francesco
El padre de Francesco, Brako, murió hace 2 años a causa de un accidente en una obra, estaba construyendo un edificio y en el piso 4º, mientras colocaba un tablón para poder levantar un tabique, cayó un bloque de cemento mal colocado, éste hizo que el tablón sobre el que estaba el padre de Francesco, temblase haciendo así caer al pobre hombre.
-No te preocupes, ya verás cómo te animas cuando el próximo mes, asistamos a la inauguración de la Basílica de San Pedro. -Le consolé.
-Está bien, pero, antes me gustaría acercarme al cementerio, al nicho de mi padre, para ponerle unas flores.-Añadió.
-Me parece bien, esta tarde, te compraré el mejor ramo de flores que encuentre en el mercado, e iremos al cementerio. -Contesté.
Esa misma tarde fuimos al cementerio, allí me esperaba una gran sorpresa;
-¿Bueno, te sientes mejor? -Pregunté.
-Sí, solo es que...
-¡Espera, ese es Fugger, y el que está a su lado es ese hombre tan misterioso con quién siempre va! -Interrumpí señalando a Fugger, el cual se situaba sentado en frente de un nicho.
-¿En serio? -Me preguntó Francesco.
-Sí, es el. -Le dije.
-No que va, ese es el hijo de Tomás Bakócz, Napoleón Bakócz. -Me dijo Francesco.
-No, ese es Jakob Fugger, estarás confundiéndolo, es más, ¿Conoces al hijo de Tomás Bakócz? -Pregunté.
-Sí, bueno es que cuando Napoleón tenía 10 años, su madre falleció, y como su padre estaba siempre viajando (Recordemos que él iba a ser el futuro Pápa ) pues mi familia lo acogió en mi casa hasta casi entrados sus 17 años…-Comentó Francesco
-Ahora la historia va teniendo significado…-Susurré.
- ¿Qué dices? -Preguntó Francesco con tono de superioridad.
-Corre, vamos a acercarnos. -Le dije a Francesco cogiéndolo de la mano y tirando de él para correr.
Cuando llegamos, Fugger se sentía un poco extraño ante la presencia de Francesco, y el hombre que acompañaba a Fugger también se sentía algo sorprendido.
-¡Fugger! Mi amigo Francesco dice que te conoce, y que en realidad no eres quien dices ser, ¿Es verdad que en realidad eres Napoleón Bakócz? -Le grité.
-Hola. Sí, soy Napoleón, y el verdadero Jakob Fugger es él. -Dijo Napoleón señalando al hombre de al lado.
-¿Y por qué has estado mintiendo durante todo este tiempo? -Le pregunté enfadado
Napoleón sin miedo a lo que yo pudiese decir añadió:
-Mi padre debería haber ascendido al trono papal, así que decidí asesinar a León X para que mi padre por fin ascendiese, para que no sospechasen de mi familia, decidí hacerme pasar por un miembro de la familia Fugger, prestar “mi” dinero a León X y así yo no podría ser un sospechoso.
-¿Y de dónde ha salido todo el dinero? -Pregunté confuso.
-De mí. -Añadió el verdadero Jakob Fugger.
-Mi familia y la familia Bakócz son muy buenos amigos, además a mi no me importa gastar dinero con tal de ayudar a mis amigos…-Añadió de nuevo el verdadero Fugger.
-¿Y cómo estáis tan seguros de que no vamos a decir nada? -Añadió Francesco.
-Cógeles. -Le dijo Napoleón a Fugger.
El verdadero Fugger nos roció una especie de gas somnífero, no recuerdo nada desde entonces. Cuando recobramos el conocimiento recuerdo que estábamos en una habitación muy grande y oscura, la única luz que entraba lo hacía por una pequeña rendija, Francesco y yo estábamos atados de una mano cada uno a la pared y con un pañuelo alrededor de la boca, no podíamos pedir auxilio, y ni siquiera sabíamos si aún estábamos en Roma…
Encontré un pequeño papel en el que decía:

     Si sabéis lo que os conviene, permaneced aquí y no intentéis escapar.
     Por cierto, Miguel Ángel: La inauguración de la basílica de San Pedro
     es hoy, ya no hay vuelta atrás, hoy será el último día en el que León X
      vea la luz del sol…
                                              Firmado: Fugger y Napoleón

En ese instante se empezaron a escuchar disparos con armas de fuego y gente gritando, Francesco y yo nos miramos horrorizados.
 Desde ese día, todos los días me he sentido culpable, Francesco se siente aún más culpable porque dice que si él no hubiese dicho nada, probablemente ahora León X estaría con vida….
Nosotros salimos de aquel cobertizo, asistimos al funeral de León X, la familia Fugger cayó en bancarrota después de descubrir sus intenciones, la familia Bakócz fue encarcelada, Francesco conoció a una señorita de la cual se enamoró, y yo seguí mi carrera de pintor y escultor.





                                                                 FIN

1 comentario:

  1. Bien, he de decir que es perfecto, incluso en la elección de personajes históricos y contemporáneos entre sí. Es perfecto también en la redacción. No hay ni una sola incoherencia ni cronológica, ni narrativa. Todo ello, lo entenderás me ha llevado a sospechar. Aún no te conozco lo suficiente para saber cuáles son tus capacidades literarias. No he encontrado ningún referente en Internet. Por tanto, tienes un 10

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