miércoles, 5 de diciembre de 2012


TRABAJO PRIMER TRIMESTRE: JOSÉ MIGUEL SÁNCER ROMERA




Los Caballeros De Santiago



Corría el año 1192 y Ricardo I de Inglaterra había pactado con Saladino que la
ciudad de Jerusalén estaría en poder musulmán, con la condición de que los
peregrinos cristianos pudieran visitarla.La Península Ibérica estaba dividida en cinco
reinos:Portugal,León,Castilla,Navarra y la Corona de Aragón; en el sur se encontraba
el Imperio Almohade.


Mientras todo esto ocurría un joven castellano y su padre,embarcaban en una nave mercante que transportaba mercancías para el comercio con Bizancio.
-Rodrigo ayudame a recoger todo esto-dijo Gonzalo a su hijo.
Mientras recogían sus pertenencias comenzaron a charlar,
-Padre, si nos atacan piratas¿podría luchar?-preguntó Rodrigo.
-Ruy pelea como te enseñó tu abuelo, ningún pirata vivirá para contarlo- Gonzalo
vio que su hijo bajaba la mirada, seguramente porque le vendría a la cabeza la
imagen de su abuelo materno que murió por una rara enfermedad.
-Bueno vamos a subir al barco,que nos dejan aquí-dijo el Gonzalo esbozando una sonrisa.


Pasaron unos días, cuando estaban a unas 40 millas de las costas de Sicilia, un
barco se acerco a ellos.-¡Piratas!-gritó un marinero. El barco se convirtió en un
caos y los marineros se preparaban para el abordaje, los comerciantes se armaron
con lo primero que pillaron.
-Ruy coje la espada de tu abuelo-dijo su padre cogiendola suya.
-Ten cuidado padre, creo que son berberiscos.
-Yo también lo creo.
Los piratas abordaron la nave, los primeros golpes del acero se escucharon y tras
ellos los primero alaridos de dolor. Ruy atravesó al primer pirata, al segundo
le corto un tajo en la pierna, pero al tercero no le dio tiempo a verlo y el berberisco
le golpeo con un palo en la sien y cayó insconsciente.




Rodrigo volvió en sí y se dio cuenta de que el barco ardía, mientras se incorporaba
distinguió a su padre tumbado en el suelo emanando sagre por una profunda herida
en el estómago.Ruy se acercó a él y agachó la cabeza para oir lo que le susurraba.
-Ruy, vete rápido,cuando llegues a tierra ve a Burgos con tu tío-después tosió y escupió sangre.
-Padre, os vengaré-le cerró los ojos y cogió el anillo de su padre.
Después de esto cogió su espada y se lanzó al agua, estuvo sumergido unos segundos
y luego salió, se agarró a un tablón de madera y se tumbó encima. Estaba llorando
por su padre,-Si ese maldito berberisco no me hubiera golpeado lo podría haber
salvado- dijo lamentándose.Tras una hora asimilando lo ocurrido, se quedo dormido.


Ruy pegó un brinco al verse rodeado de una tripulación completa de una nave
napolitana. Ruy no entendía nada del idioma que esos marineros hablaban.
-¿Comó te llamas joven?-preguntó un hombre bajito y de rasgos marcados.
-Rodrigo González-respondió el chico.
-¿Y cómo has acabado en el mar enganchado a un tablón de madera?-pregunto el
mismo hombre.
-Unos piratas berberiscos nos han abordado y han matado a todos menos a mí.
-¿Hacia dónde ibaís?-dijo el hombrecillo que cogió un vaso de vino y un trozo de
pan,-¿quieres un poco joven náufrago?
-Sí,- se le acercó un gigantón calvorota y le dio un trozo de pan,-gracias-le dijo Ruy
-nuestra embarcación se dirigía a Bizancio para comerciar-respondió Rodrigo.
-Nosotros nos dirigimos a Jerusalén de peregrinaje-dijo sonrillendo.
-Pues no tenéis mucha pinta de ser peregrinos-dijo Rodrigo sonrillendo también.
-Bueno, yo soy Alvar García y soy de Vivar como el Cid Campeador, y ahora vete
y descansa un poco. El joven castellano se fue y entró en las bodegas donde se
quedó dormido.



A la mañana siguiente Ruy se encontró a Alvar y se pusiero a charlar en la proa.
-Me he dado cuenta de que no sois un peregrino-dijo Ruy.
-Y entonces,¿para qué voy a ir a Jerusalén entonces?-preguntó Alvar.
-Porque tú y el gigantón sois de la Orden de Santiago-respondió Ruy.
-¿Cómo lo has sabido, joven?
-Por la empuñadura de vuestra espada,tiene una cruz gules.
-Pero si no llevo mi espada conmigo ahora.
-Pero ayer en una bodega me encontré dos espadas de con ese signo, y al lado
vuestras cotas de malla.
-¿Y cómo sabes que eso nos pertenece,chico?
-¿Quién en este barco, tiene una cota de malla tan grande como la de Diego?-preguntó
irónicamente Ruy.
-Vale nos has descubierto, no digas nada, si quieres ven con nosotros-dijo Alvar,
pensando en como lo asimilaría Diego.

Pasaron 2 semanas hasta que llegaron a las costas de Tierra Santa, Ruy se enteró
de la intención que tenía puesta Alvar y Diego en Jerusalén.
-¿Cómo la vamos a rescatar, si está prisionera en el palacio de Saladino?
-Muy fácil, los matamos a todos , jeje- dijo Diego rilléndose.
-Tú y tus ansias de matar todo lo que se mueve- dijo Alvar.
-Es que no hay ninguna bodega por aquí-dijo Diego irritado.
-Te recuerdo mi querido Diego, que los musulmanes no pueden tomar alcohol-dijo Alvar.
-Ni comer cerdo-dijo Ruy
-Normal que el Papa quiera matarlos a todos, para que dejen de sufrir-dijo Alvar imaginándose como sería su vida sin carne de cerdo y cerveza.




Siguieron discutiendo sobre ese tipo de asuntos, hasta que llegaron a la casa de un
hombre del que se podían fiar.Alvar tocó a la puerta.Un hombre de rasgos finos
con una barba canosa.
-Mis queridos Alvar García y Diego Jiménez,y... ¿tú quién eres,joven?
-Soy Rodrigo González, hijo de Alvar-dijo Rodrigo.
-Uy, Alvar como se enteren tus superiores-dijo el árabe sonrillendo.
-No tienen tienen por qué enterarse viejo, verdad Diego-dijo mirando al gigante.
-Tampoco hay que ponerse así-dijo el viejo,-Vais a pasar o qué.

Los tres hombres y el muchacho se sentaron alrededor de una mesa, donde había un
plano.El viejo se puso unas lentes para ver de cerca.
-Bueno, por esta entrada podéis pasar, mi hijo es el guardia de esa entrada-dijo el viejo
señalando a plano,-La hija de vuestro rey está en esta habitación-volvió a señalar.



-¿Cuantós hombres puede haber en el palacio?-preguntó Alvar.
-Unos 30 soldados, pero son los mejores de esta región- contesto el viejo.
-Que pocos ¿no?-dijo Rodrigo.
-Uno solo de ellos puede acabar con cien cristianos de poca monta-dijo el viejo.






Un par de días después los dos caballeros de Santiago y el joven Ruy, salieron
de la casa del viejo árabe, era noche de luna nueva. Los tres eran tres sombras
que se deslizaban por las calles de una oscura Jerusalén.Ruy iba nervioso nunca
había hecho nada parecido, salvo cuando se escondía para coger un poco de
hidromiel que bebía su padre.
-Es esta entrada, voy a hablar con el hijo de Ibn Yusuf-dijo en voz baja Alvar.
-¡Vamos pasad!-dijo Alvar
El hijo de Yusuf los guió hasta una puerta,después los dejó. Alvar abrió la puerta
y había ocho guardias fieramente armados preparados para atacar.
-¡Maldito viejo del demonio!-exclamó Diego.
Los ocho soldados se les echaron encima, Ruy se apartó y le puso la zancadilla a
uno, después le revanó el cuello. Diego le atravesó al primero que se le avalanzó,
y al segundo le cortó la cabeza.Alvar se agachó y clavó su espada en el muslo del
que parecía ser el jefe, después le seccionó un brazo gracias a un movimiento rápido.
Diego fue a por otros dos, de un empujón los derribó, a uno le atravesó la garganta
y al otro le asestó una patada que le rompió el cráneo.
En ese instante apareció una chica , y los dos soldados que quedaban salieron
corriendo.
-¡Es la chica!-gritó Diego, que no dudó y la cogió como si de un saco de patatas se
tratase,-¡Corred insensatos!-volvió a gritar.

Salieron corriendo, llegaron hasta un túnel qu. utilizaban los templarios.
-Enciende una antorcha Ruy-dijo Alvar.
Ruy la encendió y siguieron los túneles hasta uno que daba directamente a la
casa de Yusuf, Alvar salió y vió al viejo dormido y lo degolló.
-Vámonos ya está muerte ese viejo perro.









Salieron de Jerusalén,cogieron sus caballos que estaban atados a un árbol
y fueron hacia la costa donde una nave de su orden los estaba esperando.
-Bueno, ya hemos terminado está misión, espero que en la próxima haya alguna
taberna donde quieran que nos manden-dijo Diego.
-Lo mismo te digo amigo-dijo Ruy .

Llevaron a Berta con su padre, el rey de Castilla. Luego fueron a descansar a un
monasterio de la Orden de Santiago.
-Ruy, toma está espada, tiene el signo de la Orden de Santiago-le ofreció Alvar.
-No, pero gracias, tengo la de mi abuelo que también era de la orden-dijo Ruy.
-Por eso sabías que eramos de la orden,dedujo Diego.
-¿Entrarás en la orden, Ruy?
-Claro, pero siempre y cuando haya tabernas-dijo Ruy mirando a Diego y esbazando

una sonrisa.
-Claro que habrá.......






FIN






1 comentario:

  1. Buena historia y bien trenzada. Además, se ajusta a los parámetros que habíamos establecido.
    Llama la atención tu conocimiento de algunos aspectos de la época (no sé si porque te gusta y has leído sobre ella o porque te has informado para hacer este relato). También son muy dinámicos y descriptivos los episodios bélicos.
    No se dice "sonrillendo", sino "sonriendo".
    Buen uso de los diálogos y sentido del humor.
    NOTA:10

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