El heredero del trono.
En la época de las cruzadas en el reino
cristiano de Aragón vivía un rey llamado Felipe VIII, era un hombre muy
regordete con cabellos cortos y rubios,
que poseía un ejército muy
poderoso de unos 400 hombres.
El rey tenía
dos hijas, pero ningún varón, lo que a él le causo una gran tristeza porque su
mujer Elisabeth ya no podía tener más hijos. La mayor de sus hijas se llamaba
María, ella era una chica muy reservada y como sus padres no la dejaban salir
mucho se dedicaba a obedecer sus órdenes y también le gustaba mucho tejer en
sus ratos libres, era una chica joven de unos 18 años, era rubia, alta, guapa y
de ojos marrones oscuros. Su hija pequeña se llamaba Mérida, al contrario que
su hermana era una chica muy despierta y muy traviesa, que tenía 15 años. A
ella le encantaba dar paseos por el reino y que sus padres les contaran
historia sobre sus antepasados.
Felipe VIII era un hombre que tenía mucho
poder y muchas riquezas, tenía un hermano más joven que él al que tendría que
cederle su trono en caso de que este falleciera, su hermano se llamaba Octavio
y al rey no le hacía gracia que su hermano fuera a ser el heredero de su trono
porque era un hijo bastardo. Octavio vivía feliz porque sabía que de un día
para otro él tendría el poder en sus manos y podría dominar todo el reino de
Aragón, sería capaz de cualquier cosa antes de que alguien se interpusiera en
su camino para quitarle el trono.
Felipe VIII
estaba en continuas guerras con Oriente próximo, por eso tuvo que agrandar su
ejército a más de 800 hombres.
El rey ya
estaba cansado de tantas guerras y pensó que ya se habían causado bastantes
muertes, por lo que quiso poner fin a las guerras con Oriente próximo, para
ello decidió que lo mejor sería ir a hablar con el sultán más poderoso de todo
Oriente próximo, Butlan.
Butlan era
un hombre más poderoso que el rey y poseía un ejército del doble de hombres que
el rey poseía, pero en el fondo era un buen hombre.
Butlan tenía
un hijo de 18 año llamado Ladino que era muy valiente y muy hermoso y su padre
intentaba buscarle una esposa para que asentara la cabeza.
Felipe VIII
cogió a su ejército y a su familia y pusieron rumbo a Yemen que era donde vivía
el sultán.
Por el
camino divisaron una Isla, y vieron algo extraño en ella, por lo que decidieron
ir a investigar.
Cuando
llegaron había un pobre naufrago desvalido y deshidratado. Lo llevaron al barco
le dieron un poco de comida y agua y le preguntaron cómo se llama y que es lo
que le había ocurrido.
Este le
contó que se llamaba Carlos y que había ido a parar allí porque su barco se
hundió en el mar y la corriente lo arrastró hasta allí. Iba con su tío, que era
la única familia que tenía, que falleció en el acto, por lo que ahora no tenía
a donde ir y se ofreció ser un soldado para el rey. Este aceptó su propuesta y
pusieron de nuevo rumbo hacia Yemen.
Cuando
llegaron a Yemen, donde vivía el sultán, él les recibió con muy mala cara
porque creía que le iban a declarar otra guerra, pero lo que Felipe VIII quería
era que hicieran un trato para declarar la paz.
El rey le
comunicó su propuesta, el sultán accedió pero con una condición, que su hija
mayor se casara con su hijo Ladino. Esto no le hizo mucha gracia al rey pero
aceptó y propuso que el enlace se produjera en Aragón y que su hijo fuera el
heredero del trono de Aragón.
El rey, su
familia y el sultán y su hijo pusieron rumbo a Aragón para que se produjera el
enlace.
En el
trayecto mientras todos dormían un pirata berberisco atracó el barco y se llevó
a María la hija mayor. Al darse cuenta saltaron las alarmas en el barco y
pusieron rumbo detrás del barco pirata
para rescatar a María, el barco les condujo a la Isla en la cual habían
encontrado al naufrago.
Cuando se
bajaron en la isla masacraron a todos, los mataron sin piedad menos al pirata
al que le obligaron que confesara porque había hecho semejante estupidez de
secuestrar a su hija.
Después de
varios golpes que le dieron confesó, dijo que el hermano del rey, Octavio le
había ordenado que secuestraran a la chica y la mataran para que no pudiera
casarse con Ladino y le quitaran su trono. El rey enfurecido lo mató sin
piedad, cogieron a su hija y pusieron rumbo al reino para que se produjera el
enlace y de paso para tener unas palabritas con Octavio.
Al llegar el
rey lo encontró dentro del reino y le dijo que no podía tolerar lo que había
hecho y cogió una espada y le cortó la cabeza.
Días después
se llevó a cabo la ceremonia del enlace entre el hijo del sultán que pasaría a
ser el heredero del trono y María la hija del rey.
Ladino
prometió que sería un buen esposo y un buen heredero y así fue, porque poco
después de esto el rey falleció.FIN.
No hacía falta matar al pobre rey para acabar la historia. Eso te pasa por acelerar el desenlace de la historia. Bueno, en mi opnión creo que toda la historia es una sucesión de hechos precipitado, algunos incoherentes para dar cabida a los requisitos del trabajo. Has mezclado, sin ser necesario dos de las historias que propusimos.
ResponderEliminarComo casi todos tus compis, haces mal uso de los signos de puntuación, apenas usar el diálogo y usas las descripciones de los personajes sin buscar un sentido dentro de la trama. A un personaje también se le puede describir por cómo habla o cómo actúa.
Intenta evitar en lo sucesivo cuando introduzcas un personaje la expresión llamado...
No se dice asentara la cabeza, sino sentara la cabeza
Son pocos soldados tanto 400 como 800
NOTA:7