domingo, 9 de diciembre de 2012

Trabajo primer trimestre, Irina Nelovko 3ºD.



Por ´mia bella Gabriella`

+La expresión ´mia bella Gabriella` está escrita en italiano (bella se lee bela). Traducido sería: mi bella Gabriella.

-Dígame, mi bella dama, ¿Qué desea hacer mañana?.-Preguntó con gracia conforme se fue acercando a su descubierta oreja.
  La aterrada joven, poseedora de una vestimenta exquisita y unas facciones agraciadas no era capaz de moverse, acorralada entre la pared y el cuerpo de su atacante. Ante aquella pregunta, tampoco sabía que responder. Su mente en blanco solo era capaz de indicarle que estaba en peligro, una sospecha confirmada por una punzante sensación  detrás de su oreja, que fue deslizándose hacía abajo, hasta alcanzar el hombro .
  -¿No respondéis? ¿Acaso consideráis indigno hablarme? ¿O tenéis prisa por volver a vuestras ocupaciones?.- Con voz cada vez más encolerizada le preguntaba una y otra vez, mirándola de frente.- ¿Os resulto desagradable? ¿Es mi ropa? ¿Mi aspecto? ¿Mi voz?
  -N-no, señor, sois perfecto. Mañana deseo tomar un gran banquete con pastas y manjares.-Dijo esperando tranquilizar a su acompañante para que la dejara libre. 
  Al escuchar su respuesta, él mostró su sonrisa más amable mientras que bajaba el arma, mirando en todo momento a los ojos de la chica. La joven aliviada, pensaba que él se había tranquilizado y que podría marcharse. Un pensamiento que se fue tan rápido como vino por la sensación de una mano presionándole su boca. Desesperada, suplicó como pudo con los ojos, pero era inútil. La otra mano que había bajado solo lo hizo para situarse a la altura de su estómago. Un nuevo pinchazo alarmó a la joven. 
  -La gula no es necesaria en esta vida, hermosa dama, debe pagar por su pecado.
 En su última estancia, la joven solo fue capaz de arañar la mano que le oprimía la boca, pero eso solo encolerizó a su atacante que ansioso clavó un cuchillo en su estómago y lo desplazo, dejando una profunda y sangrante raja en el vestido de la joven. La joven gritó desgarrada por el dolor; se llevó las manos a la herida, intentando parar la sangre, y se fue agachando. Rápidamente, él tiró el cuchillo. ¡Al fin tenía la oportunidad que más esperaba! Sin dudar un momento, cogió el estilete que llevaba oculto en un lado de la cintura y penetró el corazón de la joven por la espalda. Y todo se detuvo. Para él, el mundo se paró, y solo estaba el triunfo del vivo y la derrota del muerto. Con una mirada triunfante y una sonrisa macabra observaba el cadáver, regocijándose en su triunfo. Cuando una voz, acompañada de una tenue luz, le interrumpió.
  -No creo que este sea el mejor lugar para quedarse soñando, maestro. Si no se da prisa en marcharse habrá serias consecuencias.-Dijo la voz con un tono de gracia. 
  -¡Valerio! ¿Desde cuándo te dedicas a espiar las actividades de los demás?
  - No le espiaba, pocas calles más abajo estuve cumpliendo con un recado que nos garantizará una cuantiosa suma de dinero, y mientras volvía a casa escuché un cuchillo cayendo. La curiosidad pudo conmigo y vine a ver que sucedía. Fíjese la sorpresa que me llevo, que al llegar, me encuentro con mi maestro, ensimismado, delante de su carnada de esta madrugada.
  - Ya, bueno, marchémonos. Y haz el favor de quitar esa sonrisa de tu cara.
 -Perdóneme, solo estaba pensando que la imagen de usted delante del cadáver es como de un cuadro.
 Después de terminar la conversación con aquella comparación, ambos hombres se marcharon rápidamente. Fueron a una casa un tanto alejada. Al llegar cada uno se quitó su abrigo. Fueron a una habitación situada a la derecha, que era un salón, y los dos se sentaron en dos asientos situados uno enfrente de otro. El hombre cogió un pañuelo y comenzó a limpiar su estilete lentamente. El otro joven, el que lo llamó maestro, se sentó en el sillón de enfrente y con otro pañuelo también se puso a limpiar una daga cubierta de sangre que había cargado todo el rato en la mano. El silencio en la habitación resultaba tranquilizante a los dos hombres, que recordaban su crímenes, intentando hallar algún detalle olvidado que los delatara. Una vez que terminaron de limpiar sus respectivas armas, las guardaron. Para ese instante el joven, nuevamente con aires burlescos, quiso hablar con su maestro.
  -Mi señor Alessandro Selvaggio Di Monte,  en el día de hoy he pensado que últimamente usted está cambiando. Cada vez es mas impulsivo en sus crímenes. Esta noche es un ejemplo, si yo no hubiera llegado, lo más probable es que lo hubieran encontrado junto al cadáver. Y su presencia ante los demás se está volviendo más verdadera, ya no es capaz de actuar y mentir como antes.
  -¿Qué insinúas Valerio? Aparte, ¿como te atreves a hablarme tan descaradamente?
  - Alessandro, recuerda, que el único momento en que te debo respeto es cuando estamos en público y de día, que son los momentos en los que soy tu aprendiz. El que yo, tenga veinte años, y tú, veinticinco,  no cambia el hecho de que, quien mantiene esta casa y a nosotros, soy yo. Y respecto a mi insinuación, quiero proponerte escribir un libro.
  -¿Un libro? ¿Por qué quieres que escriba un libro?
  -Bueno, no tiene que ser un libro dirigido a otra persona para que lo lea. Más bien quiero que escriba un poco sobre como era en el pasado y su día a día de ahora. Creo que se podría considerar un diario. Aunque usted lo vea como una tontería tal vez acabe evitándonos un desastre a los dos.-Le dijo en un tono acusatorio.- Ese diario le servirá para ver su comportamiento de antaño y compararlo con el actual, para que así pueda ver los errores que comete actualmente y que antes no cometía. Aunque claro, si no quiere, no tiene porque hacerlo.
  -¿Lo crees necesario? Y si lo escribiera ¿cuando debería empezar a escribir y que tendría que empezar diciendo?
  -Sinceramente, en estos momentos lo creo indispensable y podría empezar a escribir ahora mismo comenzando por contar un poco su infancia, como a acabado en esta situación actual, como es su carácter y porque hace lo que hace.
  -Bien, si mi diurno aprendiz y asesino a sueldo nocturno quiere que empiece un diario, eso tendré que hacer.
  - Por cierto mi señor, no creo necesario recordar que si existiera el mínimo peligro de que otra persona que no fuéramos nosotros lo leyera, yo me encargaría personalmente de torturarle y hacerle pasar el infierno en vida antes de matarlo. ¿Lo entendiste Alessandro?
  -Por supuesto,  no me trates de ignorante. 
  Alessandro se levantó y cogió un libro en blanco donde empezó a escribir.

Escribo este día, cinco de abril en el año 1465. 
Me llamo Alessandro Selvaggio Di Monte, soy el segundo hijo de la familia Selvaggio Di Monte acomodada en Florencia. Escribo esto a petición de mi ´aprendiz` de quien hablaré más adelante. Todo lo que escriba no debe leerlo nadie, por tanto no debería escribirlo para nadie pero como capricho de mi pecaminoso corazón, todo lo que escriba lo relatare como si fuera dirigido para que lo lea mi bella Gabriella. Aunque empezare contando cosas que tu debes saber, espero que no te importe.
Al ser el segundo hijo de mi familia, siempre supe que todas la riqueza familiares se la llevaría mi hermano mayor Giovanni. Procedemos de una noble y acaudalada familia, y como mayor, mi hermano heredaría todos nuestros bienes. Por ser el segundo se me ofreció una buena educación pero solo me dieron una pequeña cantidad para salir al mundo y hacer algún arte con el que ganarme la vida. Desde niño me interesó el cuerpo humano. Creía que la medicina era lo que más me acercaría a su entendimiento por eso en tempranas edades estudié arduamente el cuerpo desde el punto de vista médico. Cuando comencé a alcanzar una edad más madura, la medicina dejó de ser de mi gusto y decidí buscarme otra profesión. Fue por aquel entonces cuando llegaste tú, Gabriella Bellagio, una preciosa niña de apenas siete años, con brillante cabello pelirrojo y dulces ojos castaños, que estaba decepcionada con el Dios que le había quitado a sus padres. Unos nobles que cayeron enfermos y fenecieron. Yo tenía quince años y me encontraba indeciso con mi futuro. Cuando me viste, lo primero que hiciste fue fijarte en mis manos y decirme que parecían la manos de un escultor, como tu difunto padre, que se dedicaba a este arte como entretenimiento. En ese momento decidí hacerme escultor, un oficio que me acerca a mi pasión por el cuerpo humano y en ese momento, creí también que a tu corazón. Pero avispada como eras, de mi solo viste mis manos.  En cambio a mi hermano lo observaste entero. Por alguna razón, a pesar de que ambos tuviéramos los ojos verde y más aun yo tuviera el pero largo solo te fijaste en Giovanni. Él es dos años mayor que yo y por aquel entonces tenía diecisiete años. En cuanto llegaste, él se convirtió en tu tutor.  Te acaparó por completo y a tus ojos, yo, ni como fantasma existía. Te enseñó todo aquello que quisiste aprender y te mantuvo cuidada y mimada. El tiempo pasaba, tu crecías, Giovanni te mantenía y yo os odiaba por no permitirme acercarme.  Pero entonces, llegó el momento en el que mi hermano ya no estaba satisfecho con solo mantenerte, como gran mujeriego que siempre fue, empezó a buscarte en otros términos. Al principio tu lo ignoraste  pero cuando no fue posible, le rechazaste. Él nunca se ha dado por vencido con una mujer y te propuso un trato que aceptaste de inmediato. Lo que el te propuso fue mantenerte de por vida sin ninguna carencia y sin nunca obligarte ha hacer algo desagradable para ti. A cambio tu debías servirle durante toda tu vida y no relacionarte con ningún otro hombre. Aquello me alejó aún más de ti e hizo crecer hasta límites insospechados mi odio por Giovanni. Ese odio me hizo cometer el primer crimen. Explicarlo sería algo muy complejo de hacer así que lo resumo diciendo que maté, de forma descuidada pero intencionada, a un ladrón. Desde mi primer crimen a habido muchos otros, tantos, que ni se la cantidad. Y en la actualidad los sigo cometiendo. El oficio de escultor me ha hecho un hombre fuerte y atrayente. Estas cualidades me facilitan matar a la gente. Respecto a porque lo hago, se debe al gran odio que creasteis tu y mi hermano en mi. Aunque no lo sepáis soy una persona muy explosiva, pero se ocultar muy bien mi verdadera forma de ser; lo llevo haciendo toda mi vida. Si algo tienen en común mis víctimas es que tiene un pecado incurable. Como la lujuria de mi hermano. Si explicara mi modus operandi diría que suelo acuchillar un órgano, el origen del pecado, con un cuchillo normal. Mis estudios en medicina son de gran utilidad en estas acciones. Después les atravieso el corazón con un estilete que herede de mi abuelo. Fue hecho a expresa petición suya y es único. Por eso le tengo mucho aprecio.
Actualmente vivo en una casa un tanto grande para mi posición. Tengo un estudio donde ejercer de escultor y cuantiosas cantidades de dinero. Todo esto es gracias a Valerio Di Fiori, quién oficialmente es mi aprendiz, pero en realidad Valerio es un asesino a sueldo que, gracias a sus trabajos, nos mantiene. Pero no creas que mata por obligación, Valerio a convertido el asesinato en un arte. Cada víctima es única, cada muerte también. Nos conocimos hace unos años. Aún recuerdo aquella noche, yo estaba realmente nervioso. Ese día un hombre vino a la que era mi casa en aquel entonces, una casucha pequeña situada entre otras. El hombre me pidió que le hiciera una escultura y se fue si darme más indicaciones. Anduve toda la tarde buscando al hombre para que me dijera más detalles sobre la escultura que quería. Para cuando lo encontré ya era de noche. Él me pidió acompañarle y fuimos a un lugar alejado y solitario de la ciudad. Después de mucho andar se paró y me dijo que poco le importaba como fuera la escultura. Qué solo quería demostrar que los actuales artistas son unos inútiles. Algo extraño en estos días en los que toda forma de arte es muy bien aceptada. La rabia me recorrió e impulsivamente le di una paliza que lo mató. Cuando estaba observando mi crimen, Valerio salió de las sombras y riéndose me dijo que tendría que compartir la recompensa por la muerte de ese hombre ya que el no lo había matado y no era justo que él solo, se llevase todo el dinero. Así fue como nos conocimos una gélida noche de invierno. Si tuviera que hablar de Valerio, diría que lleva siendo un asesino a sueldo desde muy joven, si mal no recuerdo lo es desde que otro mato a su padre delante suya. Inexplicablemente eso lo fascinó y a pesar de tener solo veinte años es actualmente uno de los mejores asesinos a los que la gente suele acudir si desean que alguien sea eliminado. El porque de que sea mi aprendiz se debe a que en la muerte de su padre; su tío se quedo con todo el dinero de la familia y para que Valerio pudiera hacerse cargo de su herencia, que le pertenecía por  nacimiento, antes debía cumplir un deseo que había dejado su padre en el testamento. Si quería acceder al dinero, Valerio debía convertirse en un escultor. Por esa razón, vivimos juntos y el es mi aprendiz, que me mantiene. Aunque si me preguntaras mi razón para vivir con él, diría que es porque los hombres que tienen los mismos vicios se deben sostener mutuamente.

  -¿Aún estáis despierto? Imagino que lleva toda la noche escribiendo. Realmente le a gustado-dijo Valerio al entrar y sentarse en el sillón de enfrente.
  -Una vez empiezas es fácil no parar.- le respondió Alessandro, quien por primera vez dejo de mirar lo que escribía y dejó vagar su mirada en nada.
  -Supongo que sí. Pero le recuerdo que esta noche es la fiesta que celebra su hermano y usted debe asistir.
  -Cierto. Lo había olvidado. La verdad ahora que lo dices estoy bastante cansado. Voy a dormir durante todo el día. No quiero molestias.
  -Entendido.
  Alessandro se levantó y fue a su habitación a dormir. Valerio dedicó una parte del día a continuar una escultura que tenía pendiente desde hacia semanas. Cuando se cansó, decidió ir al palacio donde vivía Giovanni. Al llegar, se encontró con Gabriella que venía de comprar unos alimentos. Ella le invitó a pasar y le ofreció algunos manjares que estaban siendo preparados para la noche. Valerio declinó su oferta, solo quería hablar un rato con ella.
  -No tienes que ofrecerme nada ahora. Esta noche cuando vengamos tomaremos lo que queramos. Ahora me gustaría hablar un momento con tu señor ¿dónde se encuentra?
  -Giovanni está reunido con el señor Vittorio, hablando sobre los abundantes crímenes que hay en estos días. No creo que pueda recibirte ahora. Si quieres decirle algo, yo se lo puedo comunicar más tarde.
  -¿Con el señor Vittorio dices? El mejor hombre con quien uno debe hablar sobre crímenes.-Susurró Valerio con ironía.
  -¿A qué te refieres? 
  -¡Eh! Nada, nada, no me prestes atención, por favor. Sobre lo que quería hablar. Pensaba pedirle a tu señor que le diera una sorpresa a su hermano. Últimamente mi señor Alessandro se encuentra muy decaído y me gustaría alegrarle un poco.
  -Cuando terminen su conversación puedo decírselo. Para la sorpresa ¿sería adecuado pedirle una escultura para que adorne la casa? Es extraño que teniendo un pariente en tal oficio no haya ninguna en el palacio.
  -Cierto, seguro que mi señor estará encantado.-Dijo Valerio pensando que en realidad, era probable que Alessandro estallara de furia.- Entonces, no olvides comentárselo a tu señor. Yo ya debo irme.
  -Descuida, lo haré. 
  Gabriella acompañó a Valerio a la entrada y lo despidió.
 Valerio volvió a su casa. Al llegar se encontró con Alessandro comiendo en la cocina.
  -¿Donde estuviste?
  -De paseo por la ciudad. ¿Descansó bien?
  -Sí
  -Entonces ¿qué le parece continuar escribiendo en ´el diario`?
  - ¿Sobre qué debería continuar escribiendo?-Preguntó Alessandro un tanto malhumorado.
  -Por ejemplo, sobre Vittorio
  -¿Vittorio? ¿Vittorio Scarlatti?
  -Ese mismo. Pensé que ya que había hablado de nosotros y de lo que somos ¿por qué no hablar de ese otro asesino que conocemos?
  -Me parece un buen punto de continuación pero ¿cuál es la razón por la que lo menciona ahora?
  -Tampoco es tan difícil de imaginar Alessandro. ¿Acaso no recuerdas el reciente suicidio de esa joven sirvienta? Ambos sabemos que fue cosa de Vittorio y estos días a sido algo muy comentado. 
  -Cierto. Bueno, tengo algo de tiempo antes de tener que prepararme para ir a la fiesta de mi hermano. Escribiré sobre él.
  Alessandro fue al salón, se sentó en una mesa situada en una esquina que recibía luz de la ventana  y prosiguió su escritura.

Escribo este día, seis de abril en el año 1465.
A petición de Valerio voy a hablar sobre Vittorio Scarlatti. Mi pequeña Gabriella, si alguna vez ese hombre se te acerca o habla ¡huye inmediatamente! Vittorio es el peligro en persona. Vittorio es el único hijo de una adinerada familia de comerciantes. Actualmente él tiene treinta años y gusta de disfrutar la vida como mi hermano con la diferencia de que suele entretenerse a menudo con su juego macabro. Su familia y la nuestra eran amigas, por esto mi hermano y él son amigos de la infancia. Su padre es una persona cruel a la que le gusta divertirse con el sufrimiento ajeno. Y ese entretenimiento se lo transmitió a su hijo. Ellos poseen una extraña planta que es en realidad una droga hipnótica. Cuando se la dan a tomar a alguien, de cualquiera de las formas, esa persona hará todo lo que se le diga y más tarde no recordará absolutamente nada. Vittorio suele disfrutar mucho jugando con la gente, gracias a esa droga. Un ejemplo de sus juegos es un reciente incidente en el que una sirvienta, en medio de una fiesta, repentinamente empezó a gritarle a su señor el amor que sentía por él y pidió ser aceptada como esposa. Lógicamente todo el mundo se escandalizó y su señor la rechazó comenzando a gritarle. La pobre muchacha, cogió el primer cuchillo que halló y se lo clavó en el corazón. Todo esto sucedió en una fiesta a la que asistió Vittorio y en la que debió de divertirse mucho, ya que fue obra suya todo el escándalo. Él debió de encontrarse momentos antes con la sirvienta en un lugar apartado y darle a tomar una bebida con la droga. Él es un mal hombre que disfruta del dolor ajeno. Todo esto lo sé, porque escuchaba las conversaciones que tenían mi hermano y él. Mi hermano es consciente de la crueldad y el retorcido juego al que le gusta jugar a su amigo. Menos mal que tiene algo de sentido común y evita que te acerques a ese monstruo.

  Alessandro continúa escribiendo con tranquilidad mientras que en el palacio de Giovanni la situación era muy distinta.
  -Mia bella Gabriella, ¿porqué no dejas esos molestos preparativos y me acompañas a mi cómoda cama?
  -Perdóneme mi señor Giovanni, pero le recuerdo que esta es su fiesta, y si quiere acompañamiento esta noche tendrá una amplia variedad para elegir.
  -Pero querida, no te compares con esas maquilladas florecillas. Y dime, ¿porqué nunca me aceptas?
  -Mi única obligación respecto a usted es servirle y no tengo ninguna necesidad de desperdiciar mi tiempo en la cama junto a usted.
  -Por supuesto, no se que pensaría hoy. Es imposible que cambies tu opinión de un momento a otro. -Fue diciendo conforme se acercaba lentamente hasta ella, hasta hallarse enfrente suya.-Por eso, hasta que lo hagas, seguirás sirviéndome en todo, mi dulce pastelillo.
  -Déjese de lisonjas y ayúdeme con su fiesta.-Dijo ella como respuesta mientras se alejaba de él para dedicarse a hacer diversas tareas.
  -Perdóname, belleza mía, pero como tengo entera confianza de que entre todos prepararéis una estupenda fiesta, yo me voy a recoger una joya que pedí hace tiempo preparar.
  -¿Otro regalo a una de sus ´florecillas`?
  -No exactamente, pero si es un presente para alguien que aprecio mucho.
  Giovanni se marchó de la casa dejando a todos los sirvientes preparando la fiesta. Haciendo los preparativos, Gabriella se dio cuenta de que no le había hablado a su señor de la sorpresa que debía darle a su hermano, una vez se marchó el señor Vittorio. Decidió decírselo en cuanto volviera de recoger aquella joya.
 Todos continuaron con sus quehaceres hasta la fiesta. Cuando Giovanni volvió a su palacio, Gabriella le habló sobre la sorpresa que tenían que darle a su hermano. Giovanni aceptó la idea entusiasmado, porque sabía que aquello, junto con la otra sorpresa, enfadaría mucho a su hermano. 
  En la noche, la fiesta comenzó. Desde el principio Vittorio estuvo atento con las damas y llamando la atención. Alessandro y Valerio también recibieron buena atención de muchos nobles que ansiaban reconocimiento y una escultura que demostrara su poder y buen gusto. Hubo un momento en el que Giovanni paró la fiesta con la excusa de que era hora de dar la noticia por la que se estaba celebrando esa fiesta.
  -¡Queridos familiares y amigos!-pronunció a voz de grito, sabiendo que toda esa gente solo estaba allí para demostrar la riqueza y el poder que poseían- ¡Hoy quiero comunicaros una espléndida noticia! ¡En este maravilloso día quiero deciros que me voy a casar!
  Toda la sala estalló en murmullos, gritos y desmayos. Las indignadas señoras, que esperaban que él se casara con sus hijas, y las jóvenes damas que esperaban ser las afortunadas. Los sorprendidos hombres empezaban a reír o burlarse, ya que por todos era conocida la fama de lujurioso de Giovanni. Una vez la gente comenzó a tranquilizarse, alguien hizo la más importante pregunta:
  -¿Quién es la afortunada, nuestro buen señor Giovanni?
  -¿La afortunada? Bueno lo será cuando acepte mi proposición.-dirigiéndose ahora a su derecha, donde se encontraba Gabriella- ¿Dime querida, quieres ser afortunada y casarte conmigo? 
  Gabriella no podía salir de su asombro. Sabía que él era capaz de todo por conseguir lo que quería. Pero nunca se esperó aquella proposición. De la sorpresa, sus sentimientos cambiaron a la resignación. Giovanni le había pedido matrimonio porque sabía que ella aceptaría, al fin y al cabo ¿quién no quiere casarse con uno de los nobles más poderosos e influyentes? Su único deseo era tener poder y dinero para vivir una buena vida. Con esto, estaba garantizado. 
  -¿Y bien bella mía? ¿Qué respondes?
   -Será un honor desposarme con usted ante la Iglesia.-respondió Gabriella humildemente.
  -¡Perfecto! ¡Ahora si hay que celebrarlo al máximo! Pero antes de hacerlo quiero decir una última petición que también espero que sea aceptada. Alessandro, hermano mio, con motivo de celebrar nuestro compromiso; me gustaría que hicieras una escultura que agradara a mi querida esposa.
  Alessandro estaba quieto, su mente sentía haber recibido una cuchillada. No podía creer semejante traición de su hermano. Sin saber como reaccionar y con una ira mortal creciendo en su corazón, salió corriendo de la sala a la que era su habitación en su juventud. Valerio le disculpó, aceptó la oferta por él y fue a buscarle. Aquella noche todos estuvieron hablando del compromiso y del hermano escultor. Una vez la fiesta terminó, en el palacio solo quedaron Giovanni, Gabriella, Vittorio,  Alessandro y Valerio. Gabriella, sola y sin ayuda, había pedido recoger y ordenar toda la casa como última tarea que haría de sirvienta. Giovanni se encontraba en su estudio. Aquella noche recibió tres visitas, una por cada persona que se quedó en el palacio. Ninguno de los tres visitantes coincidió entre sí ni supo de las visitas de los otros dos.
  A la mañana siguiente, la ciudad de Florencia despertó con la noticia de una tragedia: el noble Giovanni había muerto en su estudio. Ni el cuerpo ni la habitación presentaban ninguna señal de violencia. Solo se halló el cuerpo de Giovanni con los ojos abiertos y tumbado en el suelo.
 
                                                                      Continua.
+ Los cambios en la forma de dirigirse de Valerio a Alessandro, la alternancia entre tu y usted, es intencionada.
+ Maestro, discúlpame que muchas palabras acaben tan mal (cortadas) al final de  la linea. Lo he intentado corregir un montón de veces pero nunca me sale correctamente.



5 comentarios:

  1. Irina no puedo leer correctamente el relato.Intenta editarlo en el documento original, cambia de procesador de textos y vuelve a colgarlo, por favor

    ResponderEliminar
  2. ¡No puedo hacerlo! lo intente un montón de veces, pero entre que iba muy lenta y la pagina sin ningún motivo se cerraba sola no podía avanzar nada

    ResponderEliminar
  3. Ya está leído. Lo he pasado a Word. Lo primero, mi enhorabuena porque el relato es excelente. Usar el diario para hacer un salto al planteamient es genial, incluso en el formato de la letra "manuscrita". Me ha gustado el inicio in medias res con el asesinato, que al principio no entendía qué tenía que ver con las propuesta sque hicimos.
    Me ugstaría que me explicases el porqué de esa alternancia de tratamiento.
    Una sola pega a este, insisto excelente trabajo: la ortografía
    -verbo haber con h: ha convertido, ha gustado, ha sido
    -tildes: quedó...
    - ¿por qué?
    -delante de él, no delante suya.
    NOTA:10

    ResponderEliminar
  4. ¿La explicación la doy al final de clase o aquí?

    ResponderEliminar
  5. mañana después de clase.Hasta mañana

    ResponderEliminar