La
traición
Estamos 5
hombres, 2 criados y mi gran amigo, Leseo, mi escudero. Si alguien lee esto, podría
ser que ha pasado una eternidad, ya que estamos a punto de morir las gentes de mi reino, y yo el rey Serpeo,
acorralados en un amplio almacén de suministros, escuchando espadas con
escudos, flechas traspasando las puertas
y a mis hombres, o lo que queda de ellos, intentando conseguir el mayor tiempo
posible para mi, ya que os contaré que ocurrió en el siglo XV, en el reino de
granada.
¡Señor Serpeo!
Venga, venga aquí que le traigo la espada que le pidió a nuestro amigo.-dijo Leseo.
Ahh que
bien, guardaba bastante tiempo esperándola, era de mi bisabuelo, la que utilizo
para expulsar a los musulmanes, cuando solo eran unos pocos allá en el norte de
la península.-le dije.
Pero mi
señor, ¿no cree que usted no debe estar en las batallas?, no me gustaría
perderle, de mayor, me gustaría ser como tú, un noble, que al ser tan valiente
y heroico, consiga el poder del rey Meseo.-dijo Leseo.
Bueno, lo
que le gusta a uno, nunca se pierde, además de que si no fuera como soy ahora,
mi pueblo no me querría, ni los demás pueblos. Asiqué vayamos a empezar nuestro
viaje que teníamos pendiente.-le dije
Nos emprendíamos
a viajar a las fronteras de mi reino de granada, donde al parecer, habían
aparecido unos barbaros del este a los que les gustaba hacer sacrificios
bastante desagradables. Para ello Leseo, mi ejercito de 100 hombres, de los
mejores, no por ser rudos y fuertes, si no por su valentía, no hay nada más
buscado en un hombre, que echarle cara a un león con solo un mandoble como arma. A los 10 horas de caminata, nos
paremos para descansar en un prado amplio, iluminado por las estrellas, y
bastante acogedor, hasta que saltó Leseo.
¡Ahhh! ¡Es
enorme!, nunca había visto una cosa así mi señor.-dijo Leseo
Tranquilo
chiquillo, nada más es una tarántula elephantus, son inofensivas, se usan amenudeo para asustar a enemigos y cuando estén
desprevenidos, atacar, es un método anti... ¡rápido! es una trampa, a sus
puestos, mis soldados.-dije
No me había
dado cuenta de que eran los bárbaros, hasta que no vi fuegos en los arboles oscuros, y moviéndose de un
lado a otro. Me fui con Leseo hasta los soldados a luchar junto a ellos, y
desfunde la gran espada de mi bisabuelo, que cuando les daba un estacazo a esos
barbaros, sentía a toda las personas que la habían empuñado, como me
acompañaban desde lo lejos.
Ya había
conseguido matar a 3 de ellos, de una veintena de los que había, cuando
salieron una docena de arqueros desde el bosque y nos acribillaron desde lo
alto con flechas de fugaces. Rápidamente mis hombres y yo cogimos nuestros
escudos y los levantemos cubriéndonos de las flechas, mientras otros seguían
bajo ellos peleando con los barbaros. Tras unos 20 minutos de alta tensión la
batalla terminó y pudimos dormir, mientras algunos hombres se turnaban para
hacer guardia. Eran las 10 de la mañana cuando nos levantemos y recogimos lo
que quedaba del campamento, porque tras la pelea de anoche estaba todo hecho un
desastre. Seguimos nuestro camino ya a las 3 horas pasadas lleguemos al pueblo
de Dórenla, donde estaba toda la gente metida en sus casas asustadas. Llamemos
al que estaba al mando de ese pueblo,
Carlos, y les contemos los acontecimientos que ocurrieron anoche. Tras oír la
historia, Carlos dijo que había muchísimos mas, unos 200 barbaros, que
superaban en número a mi ejercito que traía conmigo y el más eficaz , pues los
300 que quedaban en el reino de granada
, dentro de las murallas eran defensores, no estaban especializados para pelear
al aire libre, si no desde las murallas. Carlos me contó que podríamos hacerles
una trampa a los barbaros.
Amigo mío,
creo que si los atraemos al pueblo y cuando estén dentro los rodeamos con
fuego, sería una victoria segura, pues se quemarían vivos ahí dentro.-dijo
Carlos.
Oh no, si
haces eso, las gentes de tu territorio se quedaran sin hogar, no puedes
hacerles eso.-dije
Tranquilo Serpeo,
para eso es que te necesito, para que me ayudes a guardar a mi gente en tu terreno.-dijo Carlos.
Como vos queráis,
pero no creo que eso te convenga a ti, pues perderás parte de tu poder.-dije
No sabía en
que estaba pensando Carlos, pero era una locura lo que quería hacer ya que no
iba conseguir nada matando a las
barbaros y perdiendo población y terreno
al hacerlo. Algo se traía entre manos para hacer algo así, pero no es de mi
importancia, ya sea un favor más que hago a un noble.
Al día
siguiente comencemos con el plan, primero evacuemos y recogimos las
pertenencias de cada uno de los campesinos que Vivian en el territorio de
Carlos, y mande a 10 soldados para acompañarles por el camino, lo cual me
quedaban 90, que iban a ser pocos creía yo, pero cuando comencemos a llenar de pólvora
y alcohol todas las casas, y a llenar todo lo que rodeaba al pueblo con esparto
y madera ocultada bajo montículos de hojas secas.
Para llamar
la atención de los barbaros, tuvimos que recurrir a otro gran sacrificio, el de poner joyas preciosas en una mesa, una
gran comida y 20 de mis soldados., para cuando vinieran los barbaros, ellos
salir corriendo, dejando las joyas y quemar las casas y lo todo lo que había
alrededor, mientras los 70 soldados que quedaban, Carlos, Leseo y yo, empujábamos
a los barbaros hacia adentro y impedíamos que salieran. Todo resulto un gran
plan y todos esos 200 barbaros fuero achicharrados y volvimos a el reino de
granada con una abierta bienvenida a la población de Carlos, que había dicho
que se iba en busca de un amigo muy
especial.
Leseo se había
emocionado tanto con esta gran aventura que me pidió que volviésemos a repetir
una vez más estrategias así de buenas. Hasta se compro una armadura muy buena
en una herrería, que le costó 900 doblones, bástate cara pero muy reforzada con
hierro y acero, con una espada de platino muy brillante. El me dijo que quería practicar un rato y le
dije que muy bien. Llamé a 5 hombres y 2 criados para que nos trajeses comida y
eso mientras entrenábamos, que era en una sala de las últimas del castillo, que
conectaba con la cocina y la bodega.
Tras un
buen rato de entrenamiento estábamos bastante cansados, y nos fuimos a la
bodega, que estaba fresca con buenos
vinos y fruta. Y de pronto escuche un fuerte sonido, como si de una pared del
muro del castillo cállese de plomo, y luego espadas chocando…
Salí fuera
del castillo un momento y mis hombres, todos mis hombres estaban luchando,
contra los campesinos del pueblo de Carlos.
¿Acaso me había engañado? ¿Qué estaba ocurriendo?
! Seeerpeooooo¡¡Sal
a pelear!-.gritaba Carlos continuamente.
Con él, le
acompañaban barbaros, un ejército de 500 bárbaros como los que nos habíamos enfrentado.
Nada podía hacer yo, mas coger a los 5
hombres, las 2 criadas y Leseo e irme a la bodega y cerrar las puertas, pues íbamos
a morir todos, traicionado por un desgraciado, al que le creía yo haberle hecho
un favor…
Víctor, tu narración resulta bastante liosa y complicada de seguir por varios motivos:
ResponderEliminar- Aunque comienza como termina y tiene pinta de ser un flash-back, los acontecimientos narrados por el protagonista no me resultan muy claros.
- No ayuda el hecho de que apenas pones puntos, seguido o aparte, para marcar cambios de acción o situación.
- Los diálogos entre los personajes no están marcados por rayas, y no queda claro cuándo hablan, qíén responde...
-En lo referente al plano gramatical:
+ Las ciudades, como nombres propios, se escriben con mayúscula.
+ Así que; no asíque
+ El pret. perfecto simple es llegamos, paramos, levantamos...y no lleguemos, paremos...
+ inventas palabras o expresiones: Nos emprendíamos a viajar; nos disponíamos a viajar;
desfundé la espada; desenfudé...
NOTA:6