viernes, 12 de agosto de 2011

TEMA 2.3: EL TEATRO ROMÁNTICO


El teatro romántico español

Introducción
a pervivencia del teatro neoclásico, tanto de la tragedia como de la comedia moratiniana, fue uno de los motivos que retrasaron la introducción del drama romántico en España y que impidieron su triunfo completo. De hecho, ambas líneas teatrales convivieron y originaron polémicas sobre los "clásicos y los románticos".
En muchos casos habría que hablar más de obras románticas que de dramaturgos románticos, pues muchos de ellos escribieron obras tanto dentro de la orientación romántica como de la comedia neoclásica.
Las fechas y las fases del teatro romántico son muy similares a las que se han señalado para la poesía lírica (véase la sección Literatura Poética), pero en este caso están más unidas a unas obras concretas (a sus estrenos). Así, el estreno en 1834 del Macías, de Larra, y de La conjuración de Venecia, de Martínez de la Rosa, constituirían una especie de prólogo a los grandes éxitos de los años siguientes: 1835, Don Álvaro, del Duque de Rivas; 1836, El trovador, de García Gutiérrez; 1837, Los amantes de Teruel, de Hartzenbusch, y 1844, Don Juan Tenorio, de Zorrilla. El último gran éxito del teatro romántico, con el que éste se puede dar por terminado, se produce en 1849 con el estreno de Traidor, inconfeso y mártir, de Zorrilla.
A partir de esta última fecha (e incluso antes), el teatro romántico sobrevive utilizando lo más efectista y superficial que en él existía, mezclado a veces con elementos del Neoclasicismo, que nunca desaparecieron del todo.
Este posromanticismo teatral va incorporando elementos más realistas que originarán, en la segunda mitad del siglo, la "alta comedia": entre 1840 y 1860 puede hablarse, pues, de una etapa de transición al realismo.
Las características
En cuanto a su forma y estructura, el drama romántico pretendió romper con el drama neoclásico; opuso la libertad de creación a la disciplina y unidad neoclásicas: ello supone el rechazo de todas las normas, la mezcla de géneros, así como de la prosa y el verso (que concede originalidad a la obra, pero que no suele estar justificada por cambios de contenido o de estructura) y la polimetría, y una predilección por determinados escenarios (lugares solitarios, cementerios, cárceles). La obra puede estar dividida bien en tres, en cuatro o en cinco actos. Interesante es también la aparición de las acotaciones escénicas, en las que el autor incluye datos sobre los personajes o el escenario.
El héroe y la heroína románticos protagonizan el drama, revestidos de unas características muy similares en la mayoría de las obras: ambos son hermosos y viven un amor imposible, estorbado por el destino; el misterio rodea al héroe: su origen suele ser desconocido y, como efecto dramático, al final de la obra se produce el reconocimiento (la "anagnórisis") que demuestra sus orígenes nobles y, en muchas ocasiones, su parentesco precisamente con aquel a quien ha causado su muerte. Los demás personajes del drama representan la oposición, los impedimentos a la consecución del amor de los protagonistas, o bien se comportan como simples espectadores de ese amor.
El gran tema del teatro romántico es el amor, un amor total, fatídico, que conduce inevitablemente a la muerte. Junto a él aparece el tema de la libertad romántica, del sentimiento de esa libertad absoluta: amor, libertad y destino son el centro de todo el teatro romántico.
El género dramático romántico por excelencia es el drama histórico, pero se escribieron también tragedias románticas (herederas de las neoclásicas). Y junto a estas obras se continuaron otras formas dramáticas, como los melodramas y las comedias neoclásicas o las comedias de magia, cuyo éxito era enorme.
AUTORES
Ángel de Saavedra, Duque de Rivas
Introducción biográfica


ació en Córdoba (1791-1865). Combatió en la guerra de Independencia, y en las Cortes de Cádiz defendió las ideas liberales. En 1823 tuvo que exiliarse; vivió en Londres, Italia, Malta y Francia, y regresó a España en 1834. En este año hereda el título de duque de Rivas junto con una importante fortuna; a la vez, sus posiciones políticas se hacen más conservadoras.
Es nombrado ministro y en 1836 vuelve a exiliarse a Lisboa tras el motín de La Granja. Ocupó otros cargos políticos (presidente del Gobierno en 1854) y diplomáticos (embajador en París y Nápoles). Ocupó también la presidencia de la Real Academia Española de la Lengua. Murió en Madrid.
Obra
Formado en el Neoclasicismo, sus primeras poesías líricas están dentro de la poética del siglo XVIII, en la línea de Meléndez Valdés. Las publicó en 1814 (Poesías). En sus poemas largos, de tipo narrativo, va acentuando su romanticismo hasta llegar a sus leyendas y romances. Algunos títulos de esta evolución poética son El paso honroso (1812), El sueño del proscrito (1824), Florinda (1826), El faro de Malta o Córdoba y Burgos en el siglo XI (1834), El moro expósito (1834) y Romances históricos (reunidos en libro en 1841).
La obra dramática del Duque de Rivas es una de las más destacadas del movimiento romántico. Como en la poesía lírica, comenzó dentro de la línea neoclásica, con la tragedia Lanuza (1822) y algunas otras que reunió en sus Obras completas (1854), escritas en los primeros años de su vida literaria: Ataúlfo (1814), Aliatar (1816), Doña Blanca (1817), etc.
Sin embargo, el éxito lo consiguió con el estreno en 1835 de Don Álvaro o la fuerza del sino. El tema de la obra es el fatal destino que acaba triunfando sobre el amor imposible de los protagonistas. En ella se mezclan el verso y la prosa, y aparecen algunos lugares tópicos del teatro romántico (la cárcel, un monasterio), así como el suicidio del héroe como única salida para huir de su trágico destino. Uno de los aspectos más destacados de la obra es la presentación de algunos actos a través de cuadros costumbristas, al margen de la acción principal, que van introduciendo las situaciones dramáticas.
Posteriormente, el teatro del Duque de Rivas se alejó de los modelos románticos que él mismo había contribuido a hacer triunfar, con obras como El desengaño en un sueño (1842), una comedia de las llamadas "de magia", o comedias de corte moratiniano como Tanto vales cuanto tienes (1840).

José Zorrilla
Introducción biográfica
ació en Valladolid (1818-1893). Estudió en Madrid, Toledo y Valladolid, pero abandonó la Universidad para establecerse en Madrid y dedicarse a la literatura. Se hizo famoso al recitar una composición poética en el entierro de Larra (1837). Después ocupó el puesto que el propio Larra había dejado en la revista El Español, donde comenzó a publicar sus poemas.
En 1837 contrajo matrimonio con Matilde O'Reilly. Vivió mucho tiempo fuera de España, sobre todo en París (1846 y 1850-55), donde conoció a los grandes románticos franceses (Dumas, George Sand, Alfred de Musset), y en México (1855-1866), donde dirigió el Teatro Nacional durante el gobierno del emperador Maximiliano.
A partir de 1866 vive en Madrid y Barcelona, vuelve a casarse (con Juana Pacheco), viaja por Italia y es nombrado académico en 1882. El duque de Rivas lo coronó como poeta nacional en Granada (1889).
Obra
Publicó sus Poesías en ocho volúmenes (1837-1840), y sus Leyendas en verso, entre 1840 y 1845. Zorrilla fue un versificador de gran habilidad y, a pesar de muchas imperfecciones, la musicalidad de sus versos es excelente. Sus temas más frecuentes son el amor, la religión y asuntos de tipo histórico.
Su obra teatral es bastante amplia y a ella pertenece una de las más famosas obras románticas, Don Juan Tenorio (1844), quizás la única que ha resistido el paso del tiempo de entre todas las del teatro romántico español. La obra trata el tema del "donjuan", que había sido ya tratado en el teatro por autores como Tirso de Molina, Molière o Antonio de Zamora. Pero en la obra de Zorrilla el amor romántico es más fuerte que el propio destino y consigue salvar a su don Juan de la condena final que aguardaba a los donjuanes literarios que le preceden.
Los temas de su teatro son generalmente de tipo tradicional, muchos procedentes del Siglo de Oro; los personajes suelen estar bien definidos y la intriga mantiene la atención del espectador.
Otros títulos conocidos e importantes son Vivir loco y morir más (1837), El zapatero y el rey (1840), El eco del torrente (1842), Sancho García (1842), El molino de Guadalajara (1843), El puñal del godo (1843) y Traidor, inconfeso y mártir (1849), y una tragedia de tipo clásico: Sofronia (1843).

No hay comentarios:

Publicar un comentario