viernes, 15 de marzo de 2013

Temblores



El 21 de Diciembre de 2012, a las siete y media de la mañana, en la estación de metro de Madrid, todos los pasajeros de éste hablan sobre la profecía maya que se iba a llevar a cabo ese día.
Personajes:
-Mario: médico. Seguro de sí mismo.
-Elisabeth: estudiante de arquitectura de dieciocho años. Muy atrevida y paciente. 
-Lucía: hermana de Elisabeth. Estudiante de cuarto de la ESO de quince años. Tímida y asustadiza.
-Pablo: invidente de veinte años. Amante de la naturaleza.
-Krishna: perro lazarillo de Pablo.
-Manuel: conductor del metro de treinta y tres años. Es bromista y hace unos años tuvo un grupo de baile.
(En el metro)
Lucía: -Eli, todo el mundo está hablando del fin del mundo ¿Crees que ocurrirá hoy de verdad?
Elisabeth: -Yo no lo creo. Todo eso son sólo cuentos.
Lucía: -Yo estoy un poco asustada.
Elisabeth: -Para eso mismo inventan estas historias; para asustar a la gente y que sólo piensen en ellas.
Pablo: -Perdonad que me meta, pero ¿de verdad crees que todo esto de la profecía maya es mentira? (Dirigiéndose a Elisabeth)
Elisabeth: -Claro que sí. Todo esto no son más que...
(Hay un pequeño temblor)
Lucía: -(Muy asustada) Eli, ¿qué ha sido eso?
Elisabeth: -Tranquila, no ha sido nada importante.
Pablo: -(En un tono sarcástico) Parece ser que la profecía maya se está cumpliendo.
Elisabeth: -¡No asustes más a mi hermana!
Pablo: -Lo siento.
Krishna: (comienza a ladrar para alertar sobre algo a su amo)
Pablo: -(Acariciando a Krishna para tranquilizarlo) ¿Qué ocurre chico?
Mario: -¡Oh no! ¡Que nadie se ponga en pie, el metro se está partiendo!
(Hay un gran estallido, el metro descarrila y se parte en dos)
Mario: -¡Soy médico! ¿Estáis todos bien?
Elisabeth: -¡Aquí, rápido! Mi hermana está herida.
Lucía: -(Llorando) Me duele mucho el brazo.
Mario: -Tranquila, te has dislocado el codo, pero se pondrá bien. Voy a echar un vistazo a los demás pasajeros.
Pablo: -¿Dónde está mi perro?
Elisabeth: -Está aquí mismo, está bien.
(Ocho y cuarto de la mañana)
Mario: -Hay algunos heridos, pero tenemos que salir de aquí y encontrar una salida.
Pablo: -Estamos en el metro y acaba de haber un estallido, ¡estamos atrapados bajo tierra! Va a ser muy difícil salir de aquí.
Elisabeth: -Yo no pienso quedarme aquí atrapada. Los que quieran salir de aquí, que vengan con nosotros.
(En las vías del metro)
Mario: -Dime Pablo, ¿cuánto tiempo llevas siendo invidente?
Pablo: - Toda la vida, es de nacimiento.
Lucía: -Mirad al fondo, ¡está todo incendiado!
Elisabeth: -Sí, es verdad, pero es la única salida. Todo lo demás está bloqueado.
Lucía: -Mira Eli. Allí hay un hombre.
Elisabeth: -¡Mario! Allí hay un hombre.
Mario: -¡Dios!
Manuel: -¿Vosotros estáis bien? Soy Manuel, el conductor del metro. Salí disparado cuando hubo un estallido y no puedo moverme.
Mario: -Por lo que veo, creo que no tienes nada demasiado grave, pero vas a estar un tiempo sin poder andar.
Lucía: -¿Qué os parece si descansamos un rato?
Elisabeth: Vale. Luego seguiremos andando.
(Once de la mañana)
Lucía: -Me aburro.
Manuel: ¿Sabes? Hace unos años, antes de conducir metros, me gustaba mucho viajar y ver mundo.
Lucía: -A mí también me gusta mucho viajar, pero creo que ahora eso no va a ser posible.
Pablo: -A mí me gustaría vivir en el campo con Krishna, rodeado de árboles.
Mario: -Yo tengo una casa en el campo. Se está muy tranquilo, no como aquí.
Elisabeth: -Creo que ya hemos andado bastante. ¿Por qué no seguimos en una hora?
Mario: -Vale, luego seguiremos buscando.
(Doce de la mañana)
Mario: -¡Todos en pie! Es hora de seguir con la búsqueda.
Manuel: -Por cierto, ¿dónde está el resto de los pasajeros?
Mario: -No quisieron acompañarnos, intenté convencerlos de que si no venían con nosotros, no conseguirían salir de ahí, pero no me hicieron caso.
Pablo: -Cuando queráis seguimos andando.
Mario: -Elisabeth, ayúdame con Manuel, necesita ayuda para andar.
Elisabeth: -Vale.
Manuel: -¡Mirad! El fuego se está apagando. Al final vamos a poder salir.
(Dos horas después)
Elisabeth: -¡Por fin hemos llegado al final de este inmenso túnel!
Mario: -¿Estáis todos bien? Ayudadme a despejar la salida.
(Fuera de la estación de metro)
Pablo: -(Nervioso)¿Hemos salido ya? ¿Estamos ya fuera?
Lucía: -Sí, pero está todo quemado.
Elisabeth: -Al final resulta que no era sólo un cuento. La profecía se ha cumplido.
Mario: -Tenemos que buscar a más gente.
(El suelo empieza a temblar)
Lucía: -(Mirando a sus acompañantes) ¡Otra vez no!
                                                                                                                                                                                                           Sheila Rodríguez Milán 3ºD 

1 comentario:

  1. (comienza a ladrar para alertar sobre algo a su amo),(Acariciando a Krishna para tranquilizarlo) son acotaciones que rozan lo narrativo.Sería suficiente con ( ladra, acaricia al perro)
    (Ocho y cuarto de la mañana) Un cambio de acto sería lo ideal para marcan estos intervalos de tiempo permitiendo hacer pequeños párrafos introductorios antes de los diálogos. Así parece una narración
    Los diálogos no están mal, pero les falta algo de sustancia dramática. Nota:9

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