jueves, 17 de mayo de 2012

Es más peligroso el cliente que el ladrón



Introducción:
-Cajero: Miguel.
-Guardia de seguridad: Manolo.
-Ladrón: Juan.
-Cliente: Antonio.
-Artificiero: Alberto.
-Jefe de policía: Esteban.
-Policía: Francisco.
Son las ocho del 13 de septiembre en el Mercadona de El Ejido y todas las cajas están llenas de clientes con su compra ansiosos por salir de aquella fábrica de dinero.Juan se halla con su tesoro liquido en bolsitas pequeñas para que no se note:
Se abre el telón: Tercer intento.
Antonio. – (a Juan). Disculpe señor…
Juan. - ¿Qué quiere? (dice con tono molesto).
Antonio. – (entre retortijones). ¿Sería usted tan amable de guardarme el sitio un momento mientras voy al sevicio? ¡Es urgentillo!
Juan. – Pero yo no puedo espe…
Antonio. –¡ Muchísimas gracias, me hace un gran favor! (Dijo sin dejarle terminar de hablar).
Miguel. – Siguiente por favor.
Juan. – Pero es que no puedo, estoy guardando el sitio a un tipo.
Miguel. – Pues aparte la compra de la cola.
Juan. – (a sí mismo). ¿Es que tan difícil es robar en un maldito Mercadona?
(Pasan cinco minutos esperando al peculiar cliente, e incluso la cola de los servicios de caballeros se estaba impacientando).
Antonio. – (bastante aliviado). ¡Muchísimas gracias por guardarme al menos la compra, ya veo que no le han dejado seguir en la cola pero gracias de todos modos.
Juan. - ¡Que sí muy bien, muchas gracias por hacerme perder el tiempo, de verdad, ha sido una tarde maravillosa aquí esperando a que usted saciara sus necesidades básicas y ahora si me disculpas me voy a tomar viento un rato ¿vale? Gracias.(se marcha destacando un tono realmente sarcástico).
(Se arma un gran alboroto en el cuarto de baño y todos salen corriendo dando gritos e incluso hacia la calle, el guardia de seguridad que ya tenía vigilado a Antonio y a Juan y los retiene).
Cliente. - ¡Hay una bomba, una bomba!
Manolo. – Me parece que se os ha acabado la suerte mis queridos amigos.
Juan. - ¡Maldito terrorista! ¡Este tío está loco!
Antonio. - ¡Que dices, si sólo he entrado a…defecar nada más!
Juan. – Sí sí eso es lo que nos quieres hacer creer para salir inocente y luego cargarme a mí toda la culpa.
Manolo. – (por su teléfono). Servicio de policía, manden a todas las unidades que puedan tenemos aviso de bomba y también tenemos a dos sospechosos.
Juan. – No puede ser, ¡yo no estoy compinchado con este terrorista!
Antonio. - ¿Qué terrorista dices ni nada? ¡Yo no soy ningún terrorista, sólo he entrado a darle un buen uso a los servicios del Mercadona.
Juan. – Sí claro, volándolos por los aires.
Antonio. – ¡Y dale a la lengua!
(Empiezan a llegar policías por todas partes y con equipo pesado para intentar desactivar la bomba).
Alberto. – Está bien chicos, empezad a evacuar el supermercado y a retirar todos los productos altamente inflamables. Recordad que tenemos una alerta de una mochila bomba, tened el máximo cuidado posible.
Manolo. – Aquí están los sopechosos.
Alberto. – Sácalos de aquí.
(Manolo nota que Juan tiene bolsas alrededor de su cuerpo)
Manolo. – (muy alarmado y sin saber que hacer). ¡Es nitroglicerina, que todo el mundo se aleje de él!
Juan. - ¡No es nitroglicerina! ¡Es…otra cosa!
Alberto. – (a Juan). ¡No te muevas! ¡Chicos preparad el equipo para quitarle los explosivos!
(Le quitan la nitroglicerina con sumo cuidado mientras nos esposan sin dejarles que se expliquen).
Se cierra el telón.
Se abre el telón: En la comisaría.
(Antonio y Juan están en una sala muy tétrica en donde no se disimula el cristal tintado desde el que los vigilan)
Antonio. –(a Juan). Tranquilo, seguro que esto se arregla pronto y salimos ilesos.
Juan. – (muy alterado). ¡No me hables! ¡Escucha, no sientas el deber de compartirlo todo conmigo! ¿Entendido?
Esteban. – Veamos, ya han retirado los artefactos explosivos y los están analizando, en cuanto los analizen ya veremos quienes sois en realidad.
Juan. - ¿Cuántas veces le tengo que decir que no estoy relacionado con este tío?
Antonio. - ¡Óiga, usted me trata con más respeto!
Esteban. - ¡Silencio! ¡Sólo hablarán cuando yo les pregunte y hasta que no se demuestre que son inocentes, no tienen derechos!
Juan. – Pues ya me ha tocado la guinda.
Esteban. – Silencio.
Francisco. – Señor, los resultados de los análisis están casi listos.
Esteban. – Muy bien, puede retirarse.
Francisco. – Sí, señor.
Antonio. - ¡Por fin se darán cuenta de que soy inocente!
Esteban. – Eso lo dirán los resultados, no usted.
Francisco. – Señor, hay una llamada del equipo de Alberto, es sobre la mochila bomba.
Esteban. – Pásemela.
Alberto. – Esteban, hemos terminado de hacerle las pruebas la mochila.
Esteban. - ¿Ya, tan pronto? Pero si es imposible.
Alberto. – Sí, ese es el problema.
Esteban. – Explíquese.
Alberto. – Resulta que no es una bomba real…, sino que se trata de una bolsa de viaje normal, con cosas normales en su interior.
Esteban. – Entonces…, ¿era un falso aviso?
Alberto. – Me temo que ni eso, los presuntos sospechosos son inocentes.
Esteban. – Está bien Alberto, muchas gracias por su colavoración.
( Esteban cuelga el teléfono y se queda mirando fijamente a los sospechosos).
Esteban. – Tengo una noticia buena y otra mala.
Antonio. – Diga primero la buena, por favor.
Esteban. – La buena noticia es que la mochila no contiene ningún explosivo.
Antonio. -  ¡Ven como era inocente! Les dije, que sólo fui a darle un buen uso a los servicios.
Juan. - ¿Y cuál es la mala noticia?
Esteban. – La mala, es que todavía queda que analizar la nitroglicerina y que casualidad, de que por ahí llegan los resultados.
(El jefe de policia ve acercasse a francisco con los resultados de los análisis).
Francisco. – Señor, aquí tiene los resultados del análisis.
( Esteban abre el sobre  y se dispone a leer los resultados del análisis).
Esteban. – (susurrando) No puede ser. (hacia Juan) Te has metido en un buen lío, resuslta que no era nitroglicerina, sino que era wisky.
Juan. - ¡Toma, toma! Esa te la comes con patatas. (dice orgulloso).
Esteban. – Aún así, te va ha caer una buena por robar.
Juan. – (susurrando) Ah, sí, ya me acuerdo de eso.
Esteban. – (hacia Juan y Antonio) Os vamos a dejar libres. (a Antonio) Tú, la próxima vez que acudas a la llamada de la naturaleza, intenta no dejar tus pertenecias por ahí, porque los demas se pueden pensar lo peor. (a Juan) Pero a ti te ha caido el premio gordo, el jefe de Mercadona me ha solicitado que te haga ordenar todo el supermercado y así se hará, aunque la próxima vez no seremos tan caritativos…y ahora ¡Marcháos!
Antonio y Juan. – Muchas gracias, por hacernos perder el tiempo.
Epílogo: Poco a poco fue llegando la tranquilidad a El Ejido y sus ciudadanos fueron acudiendo de nuevo al Mercadona, Juan ordenó todo el supermercado, y del escarmiento no volvió a robar. Por parte de Antonio, ahora tiene mas cuidado al ir al servicio.

Yeray Cara Santana 3ºD

1 comentario:

  1. La historia me gusta, es original.
    No todas las acotaciones son teatrales; hay algunas innecesarias y otras son narraciones" dijo sin dejarle...""pasan 5 minutos..." obra un epílogo porque es propoio de narraciones y en esta escena no hay un narrador. Los cambios de escenario se deben marcar con cambio de acto.
    Ojo a la ortografía.NOTA: 9,25

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