miércoles, 16 de mayo de 2012

Felices para siempre. Personajes: 1.- Dama: María Antonieta, rica heredera, inteligente. 2.- Doncella de la dama: Lorenza, con sentido del humor, obediente y nerviosa. 3.- Mosquetero: Regino, mujeriego, astuto y buscador de fortunas. 4.- Sirviente del mosquetero: Orencio, gracioso, servicial. 5.- Padre de la dama: Andrés, amable. La historia se sitúa en Toledo en el siglo XVIII. María Antonieta es una joven heredera de la fortuna de su familia. Un día su padre decide prometerla con un joven mosquetero llamado Regino, con fama de ser un busca fortunas. El mosquetero junto a su sirviente Orencio emprenden un viaje hasta la casa de la dama. Ésta, con la ayuda de su doncella, cambian sus respectivos papeles de dama y sirvienta para poner a prueba el amor del mosquetero. 1º escena. Andrés y María Antonieta se encuentran en la sala principal de la casa. Andrés.- (Entra en la sala) Buenos días hija mía, pues interesante día nos espera hoy. María Antonieta.- (Mira hacia su padre) Buenos días padre, ¿por qué dice que nos espera un interesante día?, hay nubes grises cubriendo el cielo y no tardará en desprenderse el agua que transportan y el viento sopla con mucha fuerza, capaz de arrebatar todos los árboles que se pongan en su camino pues. Andrés.- ¡Oh, mi linda niña! No me refiero a un día interesante por el tiempo que pueda hacer hoy, sino porque hoy viene el pretendiente más esperado de todos. María Antonieta.- (Se levanta de la silla en la que está sentada) ¿Otro más? Padre, han venido como veinte en el un mes, ¿no le parece una locura ya? Además, todos aquellos que viajan solo para pretenderme no vienen por amor, vienen por la herencia que me has de dejar. Andrés.- Hija, sé que muchos han recorrido grandes caminos por esta dichosa herencia, ¡pero por Dios que este hombre vendrá para casarse contigo! María Antonieta.- Espero que sea así pues. A propósito, ¿puedo saber cómo se hace llamar tal esperado mosquetero? Andrés.- Si no creo recordar mal, me parece que se hace llamar Regino. (levanta la mano hacia el cielo) ¡Sí, sí, Don Regino! Don Andrés sale de la sala. María Antonieta se vuelve a sentar en la silla. Aparece en la escena Lorenza, la doncella. María Antonieta.- ¡Querida Lorenza! (se levanta de nuevo de la silla y se dirige hacia la doncella)Tengo una muy buena noticia que contarle, va a venir un nuevo pretendiente a nuestra casa. Lorenza.- ¡Vaya, si que es una buena noticia!, ¿y sabe ya como se hace llamar tal afortunado? María Antonieta.- Sí, hace unos segundos me lo ha mencionado padre. Creo que se hace llamar Regino de la Cruz. Lorenza.- (Pensativa) ¿Regino de la Cruz? Ese es uno de los mosqueteros más famosos del lugar de donde vengo. María Antonieta.- ¿De veras? (Dice asombrada) ¿Y qué se dice de este mosquetero? Lorenza.- Su fama la ganó por ser un buscador de fortunas. Se hace casar con damas jóvenes con buena herencia y después desaparece sin dejar rastro. Así una vez y otra vez (mira hacia el suelo) María Antonieta.- (Se pone nerviosa y empieza a gritar dando vueltas a la sala) ¿Cómo? ¿es verdad lo que me está contando? ¿cómo puede ser alguien así? ¡ya no puedo cancelar la proposición! ¿qué puedo hacer ante tanta desgracia? Lorenza.- Le sugiero una cosa señorita. Puede parecer una gran tontería, pero quizá sirva lo que le voy a proponer. María Antonieta.- Soy toda oídos Lorenza, cuénteme el plan que ha pensado (dice más tranquila) Lorenza.- Trata de que nos hagamos pasar una por la otra, usted hará de sirvienta el día en el que Don Regino esté aquí y yo haré de usted. Así si la intentan engañar será muy difícil, ya que conozco todos los trucos posibles. Además, puede que Don Regino no venga en busca de fortuna esta vez, sino que realmente quiera casarse con usted mi señora, así puede ver como se comporta su pretendiente. Pero ya es lo que usted desee. María Antonieta escucha con mucha atención. María Antonieta.- ¡Oh Dios mío Lorenza, qué buenísima idea ha tenido!, no me importa en absoluto hacerme pasar por usted y me ayudaría mucho que me aconsejara ante tan desgracia. Lorenza.- Que sea así pues. 2º escena. Aparecen en la escena Don Regino, su sirviente Orencio, Doña María Antonieta (comportándose y vistiendo como una doncella) y la doncella Lorenza (comportándose y vistiendo como su señora). Don Regino y su sirviente bajan de su carruaje. Las mujeres esperan a los invitados en el jardín una mañana de sol y calor. Lorenza se encuentra sentada en un silla blanca con un bonito vestido azul mientras que Doña María Antonieta le sirve más limonada. Aparecen por la puerta Don Regino y su sirviente Don Regino.- (mira hacia el cielo despejado) ¡Bonita mañana de verano hay hoy!, (se acerca a Lorenza) pero no tan bonita como la dama que divisan mis grandes ojos. Lorenza.- (Le tiende su mano) Que amable es usted Don Regino, ¿qué tal le ha ido el viaje? Don Regino.- ¡Demasiado largo! (Coge la mano de Lorenza y la besa) pero la espera merece la pena... Lorenza.- (Retira su mano) ¡Oh, señor! No me diga tal cosas, va a acabar sonrojándome. (Se ríe falsamente) Vuelve a aparecer Doña María Antonieta con la jarra de limonada. Don Regino mira espectante a la doncella ante tanta belleza. María Antonieta.- (Mira hacia el suelo) ¿Les apetece más limonada? Hoy hace un día de mucho calor. Don Regino.- Por supuesto. Y además si la ha hecho usted debes estar deliciosa. Lorenza.- Muchas gracias “Lorenza” puede retirarse ya (Guiña el ojo a Doña María Anonieta) Doña María Antonieta sale del jardín. Se asoma por una ventana para contemplar la situación. Detrás suya aparece Orencio, el sirviente de Don Regino. Orencio.- ¿Qué hace usted aquí espiando? (Dice riñéndole). Puedo notar que usted no lleva mucho tiempo en el oficio, debería saber que esas cosas no las hace una buena doncella... María Antonieta.- (Se da la vuelta rápidamente. Habla susurrando) ¡Qué susto me ha dado! ¡no vuelva a hacer eso! Orencio.- Vale, vale (Dice susurrando), lo siento de veras, pero no debería hacer eso. María Antonieta.- Sí, sí, lo que usted diga (Se retira de la ventana y se dirige a la cocina) Lorenza.- ¿Qué piensa usted de este matrimonio?¿Cree que podré llegar a ser la esposa que usted tanto busca? Don Regino.- (Pensativo) Sí... ¡claro! Estoy seguro de que será una buenísima esposa. Lorenza.- (Insiste) ¿Está usted seguro? Don Regino.- (Clava los ojos en la limonada) ¿Por qué insiste tanto? Ya le he dicho que sí. Lorenza.- No insistiré más pues. ¿Cómo le va económicamente? Don Regino.- (Levanta la mirada hacia Lorenza) ¿Económicamente? No creo que le vaya a interesar mucho. Lorenza.- He oído hablar mucho de usted. No son cosas muy agradables para sus oídos señor. Don Regino.- Lo sé. La gente del pueblo habla mucho, pero verdaderamente no saben lo que están hablando. Todo lo que ha podido escuchar ha podido ser verdad, pero las cosas cambian. Lorenza.- Puede que tenga razón. 3º escena. Don Regino, Lorenza, Orencio y María Antonieta se encuentran en el jardín. Don Regino se da cuenta de la mentira. Don Regino.- ¿Le importaría que le hiciera una pregunta? (Sigue mirando a Lorenza muy serio) Lorenza.- No, por supuesto que no. Don Regino.- ¿Cuándo voy a conocer a la verdadera Doña María Antonieta? Lorenza.- ¿Perdone? (Se ríe) ¿cómo se atreve usted a decirme eso? Don Regino.- No se lo tome a mal, pero sé quien es la mujer con la que quiero casame. Lorenza.- ¿Y quién es pues Doña María Antonieta? Don Regino.- La doncella con rostro claro y cabellos oscuros largos y ondulados, de una mirada serena y ojos azules, labios finos y mejillas sonrosadas. Estoy seguro de que es ella la verdadera señora, mi prometida. Lorenza.- Es usted demasiado inteligente y astuto. (Se levanta de la silla y se dirige a la cocina donde de encuentra Doña María Antonieta) Doña María Antonieta.- ¡Oh, Don Regino! ¡qué mentira más vulgar! Lorenza.- Lo sentimos mucho señor, espero que no se haya sentido atacado. Doña María Antonieta.- ¿Va usted a cancelar nuestro matrimonio por esta mentira? Don Regino.- (Permanece callado durante unos segundos) ¿Por qué han hecho esto?¿han creído las palabras que salían de la boca de la gente? Lorenza.- Lo sentimos señor, por favor no me perdone a mi, pero perdone a mi señora. Doña María Antonieta.- Solo nos quisimos asegurar de que su matrimonio podría funcionar y no solo por la herencia que padre me dejará. Don Regino.- Usted debe saber que si recorrí un camino tan largo fue para casarme con usted. Y que si ahora mismo me ve aquí (se levanta) es porque me casaré con usted por encima de todo. Doña María Antonieta.- ¡Lo amo Don Rogelio! Soy la mujer más feliz de esta tierra. Don Regino.- (Se acerca a Doña María Antonieta para abrazarla) Yo también lo soy. Lorenza.- ¿Cómo ha sabido que le estábamos engañando? Don Regino.- Había oído hablar de ella antes, al igual que ustedes de mi. Me dijeron como era física y psicológicamente. Doña María Antonieta.- ¿Por qué entonces no me dijo que sabía que no era yo la señora? Don Regino.- Quería saber hasta donde podrían llegar ustedes con tal mentira (Dice riendo) María Antonieta.- ¿Cuándo nos casaremos? Don Regino.- ¡No me importaría que nos casáramos mañana mismo! María Antonieta.- (Ríe) No sea usted precipitado Don Regino. Orencio.- Ya que estamos hablando de celebraciones, ¿qué le parecería a usted Lorenza, ser mi prometida? Lorenza.- Señor Orencio, pienso que no es el mejor momento para pedir matrimonio. María Antonieta.- ¡Dígale que sí Lorenza! (Se ría mientras abraza a Don Regino) Loreza.- Lo tendré que pensar demasiado señora. Don Regino.- Baje las cosas del carruaje Orencio, ¡nos quedamos aquí! (Animado) Itziar Rodríguez 3ºC

2 comentarios:

  1. Gerónimo soy Itziar, no sé porque me aparece todo junto, si quieres te entrego el pen. Intentaré cambiarlo.

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  2. Menos mal que ha salido todo junto como tú dices porque creo que te has pasdo en la extensión.Efectivamente resulta complicado de leer con este formato.
    Dos cosillas:
    La historia está bien.
    Te lías un poco con el uso de las acotaciones: algunas no están marcadas con paréntesis, otras incluyen elementos narrativos "dice asombrada", o son innecesarias pues están conversando padre e hija.
    A veces por intentar imitar el lenguaje de la época, la expresión es forzada.
    NOTA: 8,5

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