miércoles, 16 de mayo de 2012

Sofía Olmedo. Supermercados Noche.


En el escenario hay una caja registradora y a los lados, varias estanterías llenas de productos. En la caja, está la cajera esperando que los clientes paguen su compra.
Por el lateral izquierdo del escenario entra una mujer
Cajera- Buenas tardes.
Clienta- Buenas... tardes.
La clienta completamente cubierta de un abrigo gris, con una gorra azul y gafas de sol, se acerca a los tomates y disimuladamente y para sorpresa de la cajera, se lleva varios a su bolso verde. Repite el procedimiento a unos pasos, donde se encuentran las manzanas.
La cajera, preocupada por percibir tanta actividad sospechosa, coge el teléfono de la caja registradora y marca un número.
Cajera- Buenas tardes,¿hablo con el supervisor?...¿Inma?,¿tú no estabas limpiando los servicios?,¿Que haces en el despacho de mi cari?, digo, Miguel...Ah...No, y no he dicho eso(risas)... Bueno... Bueno, vale, necesito hablar con... ya, me parece superfuerte, tía... Pero yo eso no me lo creo, porque si no, ya la habría despedido para no tener problemas con su mujer... Claro, además, que yo sepa, Miguel es un hombre fiel y ama mucho a su esposa...sí...
La clienta avanza hacia la zona de las bebidas alcohólicas, pero antes de meterse alguna botella en su abrigo, mira a los lados para asegurarse de que no está siendo vista por nadie.
La cajera se percata de sus movimientos,
Cajera- Bueno Inma, ponme con Migue por favor, después te llamo otra vez... Sí... Y tengo que contarte otra cosa superfuerte de la que me he enterado... Venga...¿Miguel?, ¿cariño?... Sí, ya sé que prefieres que no te diga esas cosas en público... Vaaaaleeee... Sólo quería que vinieras, que estoy sola y... ¡No!... Ahora no porque hay una clienta... ¡Churry!, que no es eso... Lo que ocurre es que veo movimientos sospechosos en una clienta y me da miedo... Bueno, no te enfades... Que siiii, que ya voy... Vale.
La cajera se dirige a la clienta, pero antes de llegar a su lado, estando a dos pasos de ella, la mujer se da la vuelta sorprendiendo a la cajera.
Clienta- ¿Podría decirme dónde está la cubertería?
Cajera- Esto... Sí... Al final del pasillo de los productos de limpieza. (Le señala el lugar estirando el dedo índice).
Clienta- Gracias, muy amable.
Cajera- ¿Necesita algo más?
Clienta- Sí, creo que necesitaré una pistola.
Cajera- ¿Qué?
Clienta- Que creo que necesitaré una olla.
La cajera respira profundamente mientras la clienta la mira extrañada.
Cajera- Pu...Pues... Las ollas están justo al lado de los cuchillos.
Clienta- ¿Y las balas de...?
Y antes de que acabara la pregunta, la cajera la interrumpe.
Cajera- ¿Perdone?
Clienta- Que dónde puedo encontrar las barras de... pan.
Cajera- Al... Al lado de la... de la caja registradora.
Cliente- Muerte rápida.
Cajera- ¿Disculpe?
Clienta- Que ¡mu-chas gra-cias!... Oiga, ¿a ustedes no les hacen pasar por una revisión médica antes de entrar a trabajar o una vez al año por lo menos?
Cajera- Sí, ¿por?
Clienta- Porque molesta repetir las cosas dos veces, dan ganas de matar...
Cajera- ¿Qué es... lo último que ha dicho?
Clienta- Que debería volverse a revisar.
Cajera- Es posible... ¿Es nueva en la ciudad?
Clienta- Sí, ¿quién se lo ha dicho?, ¿por qué lo dice?, ¿de qué me conoce?
Cajera- No... esto... Lo decía porque normalmente todos los clientes saben donde están los sitios de los productos.
Clienta- Ah... Pues sí, acabo de llegar de Ma... Digo, de casa de mis padres, me he independizado.
La cajera mira de arriba a bajo a la mujer y se gira para dirigirse a su puesto de trabajo.
Cajera- Bueno, si necesita algo más, estaré por aquí.
La mujer, vuelve a marcar el número de teléfono.
Cajera- ¿Churry?... ¿Inma?, ¿otra vez?... Sí, por favor... ¿Chuchi-cuchi?... Ya he hablado con ella, pero me sigue dando miedo... ¿Podrías venir a protegerme, nene?... Por fiiiiiiiii... jaja... Vale, ven rápido, ¿sí?... Te quieeeero.
Pasan aproximadamente diez minutos desde la llamada telefónica, se oye el sonido de una puerta abriéndose en el lateral derecho del escenario en el que aparece un hombre de traje y corbata.
Supervisor- A ver, ¿qué pasa, Lola?
Cajera- Pues aquella mujer (la señala disimuladamente) se acerca demasiado a los productos y me da la impresión de que se guarda algo en el bolso...
Supervisor- ¿Y por qué no llamas a seguridad?
Cajera- ¿Desde cuándo tenemos a personas trabajando aquí además de nosotros y encima, para respaldarnos? Porque yo nunca los he visto ni ir al lavabo.
Supervisor- Pues, le pides a la mujer, de manera educada, si puedes registrarle el bolso porque te parece que algo va mal.
Cajera- ¡Eso es!... ¿Por qué no se me habría ocurrido antes?, le pido a la humilde señora con aspecto de psicópata que me deje abrir su bolso y cuando va a abrirlo, ¡zas!, una bomba de humo y desaparece.
Supervisor- Ay, qué habré visto en ti, Lola...
Cajera- Mi inteligencia, claro está.
El supervisor se dirige a donde está la mujer observando los precios de los productos.
Supervisor- Buenas tardes, señora.
Clienta- Señorita.
Supervisor- Señorita. Mi compañera me ha informado de que ha detectado movimientos sospechosos, ¿podría revisar su bolso, si no es mucho pedir?
Clienta- Sí, es mucho pedir, así que si no le importa, seguiré haciendo mi compra.
Supervisor- Pero, como verá, soy el encargado de este supermercado y debo velar por la seguridad dentro del establecimiento.
Clienta- Si, si... Pero debería velar por su mujer más que por el personal del supermercado.
El supervisor queda absorto al ver que la clienta, tan segura de sus palabras le esquiva.
Supervisor- Eso no viene a cuento y por favor, quiere hacer el favor de permitirme revisar su bolso, sólo por la tranquilidad de mi compañera.
La clienta, ya harta de tanta charla, accede a que el hombre revise su bolso. Para sorpresa del supervisor, encuentra todo menos productos robados:
Supervisor- Veamos... Un teléfono móvil... Una cámara... Un libro... Una cartera...Y... ¡Ajá!... Una pelota de tenis.
Clienta- ¿Se queda usted tranquilo?
Supervisor- Sí, muchas gracias, señorita, que pase un buen día.
Clienta- Pues a ver si puedo, después de que me tomen por delincuente.
El supervisor regresa a la caja registradora donde esta la cajera mordiéndose las uñas.
Supervisor- ¿Ves?, nada, no tenía nada más que sus pertenencias. Te estás volviendo loca o me estás haciendo bajar a verte sin motivos.
Cajera- No, cari. Te prometo que no es eso. Es que hubiera jurado que tenia dos tomates en las manos.
Supervisor- Es que para comprar dos tomates, habrá que cogerlos o quieres cogérselos tú, y llevárselos a casita, ¿eh?
Cajera- Ay churry... que borde eres conmigo, jopé.
Supervisor- Vas a acabar con mi paciencia, en serio te lo digo, Lola.
Mientras el supervisor se dirige a ordenar la promoción de 2x1 de los cartones de leche Asturiana, la clienta se acerca a la caja registradora para pagar su compra. Pone una botella de agua Aquabona y dos detergentes Fairy.
La cajera sorprendida repasa con la mirada la compra de la mujer.
Cajera- ¿Esto es lo que se va a llevar?
Clienta- Si fuera a llevarme más cosas, estarían encima de la cinta, se lo aseguro.
Cajera- Claro.
La cajera mete la compra de la mujer en una bolsa con el logo del supermercado. Al pasar por las alarmas de robo, se enciende la sirena y empieza a hacer un ruido que casi deja sordos a los presentes.
El supervisor se acerca para ver qué ocurre. Y a gritos dice:
Supervisor- ¡Señora, quítese su abrigo y vacíe su bolso!
Clienta- Se-ño-ri-ta.
Supervisor- Haga lo que le pido o llamaremos a la policía.
Cajera- ¿Ves cari?, ¿ves? Te lo di-je.
La clienta manda una mirada asesina a la cajera para hacerla callar, pero sólo logra que se esconda hasta la nariz bajo la caja registradora.
La mujer, vacía su bolso y encuentran de nuevo sus pertenencias. Al quitarse el abrigo, cae al suelo una colonia que se rompe.
Supervisor- Señora, va a tener que pagar ese producto si no quiere que llamemos a la policía.
La clienta se quita la gorra dejando caer su largo pelo sobre sus hombros, y guarda las gafas de sol en el bolso dejando al descubierto su rostro.
Clienta- Señor, va a tener que explicarme ese royo que se trae con su empleada antes de que le pida el divorcio.
La cajera boquiabierta sale de su escondite y el supervisor cambia de cara al reconocer a su esposa.
Supervisor- ¿Qué haces aquí, amorcito?
Clienta- ¿Que qué hago aquí? El otro día te dejaste la BlackBerry encendida y desbloqueada, y tuviste tan mala suerte de que pude y tuve tiempo suficiente para leer tus mensajitos.
Supervisor- Mi vida, puedo explicártelo...
Clienta- ¿Qué es eso de que vais a montar una fiesta sin que yo me enterase? Porque que yo sepa, para mi cumpleaños faltan dos semanas. Y sabes perfectamente que odio las sorpresas. Así que ya me estás diciendo a qué viene todo esto.
Supervisor- Uff, cielo, me has pillado. Verás, yo le he hablado mucho a Lola de ti y me dio la idea de hacerte una fiesta por tu cumpleaños sin que tú te enteraras. Quería que fuera una sorpresa, porque tú sabes que yo te quiero mucho, ¿no?
La clienta, emocionada abraza a su marido.
Clienta- Y eso de “cari”, “churry” y demás cosas que te dice... esta...( la mira de arriba abajo) cajera... ¿A que vienen?
Cajera- Es que yo quiero mucho a su marido.
Supervisor- Lo que quiere decir, es que, usamos esas palabras para hacer el tonto en el trabajo, porque como nos aburrimos tanto...
Clienta- Ah claro...
Supervisor- Ahora vete a casa que esto ya lo pago yo y no te preocupes que ya pensaré algo para tu fiesta.
Cuando la clienta intenta volver a salir, la alarma vuelve a pitar.
Supervisor- Debe estar rota.
Clienta- Seguramente.
Pero la alarma no deja de sonar cada vez que la mujer va a salir del establecimiento. Y el supervisor le indica por señas que permanezca dentro y se aleje de las alarmas.
Supervisor- Espero que no te importe cariño, pero debo registrarte.
Clienta- ¡Miguel! ¿Es que no confías en mí, que soy tu mujer?
Supervisor- Claro que si, tesoro, pero...
Clienta- ¿Estás conmigo o contra mí?
Supervisor- Contigo, por su puesto. Pero es mi trabajo...
Clienta- Y yo tu mujer, tantos años de matrimonio y así me lo pagas... Ya no me quieres.
Cajera- Señora, debe comprender al encargado...
Clienta- Tú, ¡a callar!
Supervisor- Ya está bien. Cariño, sólo será un momento. No querrás que me despidan, ¿verdad?
Clienta- Está bien, pero que sepas que esta te la guardo.
El supervisor cachea el abrigo de la mujer y en uno de sus bolsillos encuentra otro bote de colonia.
Cajera- ¡Oh, dios mío! Pero si es un “Pure Blanc”...
Se miran unos a otros. Y el supervisor sorprendido dice:
Supervisor- ¿Y para qué necesitas esto? ¿u otra vez se te ha olvidado pagarlo?
Clienta- Se me ha olvidado, cariño.
La mujer pone el bote de colonia en la cinta y empieza a hurgar en su bolso buscando dinero, pero no encuentra nada. El supervisor se cruza de brazos y se encarga de vigilar que la mujer pague el objeto robado.
Clienta- ¡Ay! Que suerte la mía, me he dejado el dinero en casa.
Supervisor- ¿Estás segura? Porque, que yo sepa, no cobras hasta la semana que viene y yo hasta mañana. Así que no tenemos dinero para pagar la colonia más cara del supermercado.
Clienta- Ya, es que, mi madre, digo, tu madre me dio dinero para que se la comprara a ella...
Supervisor- Ah, ¿sí? Pues la llamaremos para ver si eso es cierto.
Clienta- Hasta aquí hemos podido llegar, que tu mujer que viene a verte al trabajo porque se preocupa por ti, sea cuestionada por su marido. ¡Con lo que yo te quiero, ay!
El supervisor saca del bolsillo de su pantalón un teléfono móvil y marca un número.
Supervisor- Mamá... Sí soy yo... Que soy Miguel... Sí... Que te llamaba para preguntarte si le has pedido a mi mujer que te compre una colonia... Ah ¿si?... Ah vale... Muchas gracias, mamá, en cuanto pueda me paso por allí... Sí, otro beso para ti.
Cajera- ¿Que dice la yaya?
Supervisor- Me parece increíble, ¿otra vez? ¿No lo habíamos hablado ya? Que robar sólo trae problemas y no es lo que necesitas ahora mismo.
Clienta- Ya cari, pero es que, sabes que vivo amargada en casa y es lo único que me entretiene.
Cajera- Señora, búsquese un hobbie.
Clienta- Se-ño-ri-ta.
Cajera- Pues eso, mujer. Que no le haga pasar estos nervios al señor Miguel, que pobrecito el hombre, que la quiere más que a na' en el mundo y se pasa las horas trabajando, matándose como un animal por llevarle el dineriyo a casa.
Clienta- Pero ¿qué me vas a decir tú?, ¡marrana! Que lo sé to-do. Que os creéis que no tengo ni dos dedos de frente pero sé perfectamente que os veis a escondidas, y perdona que te diga guapa, pero no eres la única con la que me ha mentido. ¿Y que porqué hago esto? Para humillarte, sin vergüenzas, que tendrías que estar en la calle, arruinado como tu hermano. Que sin embargo está en casa y ahí lo tienes, echado en el sofá leyendo el Marca o viendo los deportes en la tele, bebiéndose su cervecica, tan agustico como nadie. ¿Y quién aguanta eso? ¡Yo! Esto se ha acabado, ¡quiero el divorcio!
La mujer sale del supermercado, y sólo se oye la alarma de robo.
Cajera- ¡Hala! Te ha dejado en tu sitio,¡eh!
Supervisor- Tú calla, que ha salido por esa puerta y se ha llevado la colonia y tú ni te inmutas. Pero ya la pillaré en casa. ¡Que hinchao' estoy!
El cajero sale por el lateral por el que entró y la cajera se queda recogiendo las cosas.
Cajera- ¡Es verdad!, tenía que llamar a Inma.
Coge el teléfono y marca un número.
Cajera- ¿Inma?... No te lo vas a creer... Tenías razón, Miguel está con todas las que trabajan aquí, lo ha dicho su mujer que ha venido con pintas de loca psicópata a robar y la hemos pillado... Sí, al final se llevó una colonia, pero qué quieres que te diga, peor es lo de Miguel... ¿Qué? ¿Que tú también estás con él?... Pues claro, llevamos dos años viéndonos en secreto...Pero mira que me lo advirtió mi madre de pequeña, que todos son iguales... Este sí que se entera... Yo se lo cuento a Carmen y que ella se lo cuente al jefe, y tú se lo cuentas Gloria para que se lo cuente a los demás encargados, ¿vale?... Sí, éste va a aprender que con las mujeres no se juega... ¿La colonia?... Ah, no te preocupes, era la más barata del supermercado, jaja, si, bueno, estamos en contacto... ¡muack!

1 comentario:

  1. Los diálogos están bien plantedos, sobre todo las conversaciones telefónicas. Hay agilidad y dinamismo en las interlocuciones. Fallas en los párrafos narrativos-descriptivos para ituar las escenas e incluso en el transcurso de ellas pues dan un aire novelesco y narrativo a lo que se supone que tiene que ser un texto teatral. Es necesario ser conciso, mediante las acotaciones de los movimientos, tonos de voz, etc que los actores han de realizar sobre el escenario.NOTA: 8,5

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