En el
escenario hay una caja registradora y a los lados, varias estanterías
llenas de productos. En la caja, está la cajera esperando que los
clientes paguen su compra.
Por
el lateral izquierdo del escenario entra una mujer
Cajera-
Buenas tardes.
Clienta-
Buenas... tardes.
La
clienta completamente cubierta de un abrigo gris, con una gorra azul
y gafas de sol, se acerca a los tomates y disimuladamente y para
sorpresa de la cajera, se lleva varios a su bolso verde. Repite el
procedimiento a unos pasos, donde se encuentran las manzanas.
La
cajera, preocupada por percibir tanta actividad sospechosa, coge el
teléfono de la caja registradora y marca un número.
Cajera-
Buenas tardes,¿hablo con el supervisor?...¿Inma?,¿tú no estabas
limpiando los servicios?,¿Que haces en el despacho de mi cari?,
digo, Miguel...Ah...No, y no he dicho eso(risas)... Bueno... Bueno,
vale, necesito hablar con... ya, me parece superfuerte, tía... Pero
yo eso no me lo creo, porque si no, ya la habría despedido para no
tener problemas con su mujer... Claro, además, que yo sepa, Miguel
es un hombre fiel y ama mucho a su esposa...sí...
La
clienta avanza hacia la zona de las bebidas alcohólicas, pero antes
de meterse alguna botella en su abrigo, mira a los lados para
asegurarse de que no está siendo vista por nadie.
La
cajera se percata de sus movimientos,
Cajera-
Bueno Inma, ponme con Migue por favor, después te llamo otra vez...
Sí... Y tengo que contarte otra cosa superfuerte de la que me he
enterado... Venga...¿Miguel?, ¿cariño?... Sí, ya sé que
prefieres que no te diga esas cosas en público... Vaaaaleeee... Sólo
quería que vinieras, que estoy sola y... ¡No!... Ahora no porque
hay una clienta... ¡Churry!, que no es eso... Lo que ocurre es que
veo movimientos sospechosos en una clienta y me da miedo... Bueno, no
te enfades... Que siiii, que ya voy... Vale.
La
cajera se dirige a la clienta, pero antes de llegar a su lado,
estando a dos pasos de ella, la mujer se da la vuelta sorprendiendo a
la cajera.
Clienta-
¿Podría decirme dónde está la cubertería?
Cajera-
Esto... Sí... Al final del pasillo de los productos de limpieza. (Le
señala el lugar estirando el dedo índice).
Clienta-
Gracias, muy amable.
Cajera-
¿Necesita algo más?
Clienta-
Sí, creo que necesitaré una pistola.
Cajera-
¿Qué?
Clienta-
Que creo que necesitaré una olla.
La
cajera respira profundamente mientras la clienta la mira extrañada.
Cajera-
Pu...Pues... Las ollas están justo al lado de los cuchillos.
Clienta-
¿Y las balas de...?
Y antes
de que acabara la pregunta, la cajera la interrumpe.
Cajera-
¿Perdone?
Clienta-
Que dónde puedo encontrar las barras de... pan.
Cajera-
Al... Al lado de la... de la caja registradora.
Cliente-
Muerte rápida.
Cajera-
¿Disculpe?
Clienta-
Que ¡mu-chas gra-cias!... Oiga, ¿a ustedes no les hacen pasar por
una revisión médica antes de entrar a trabajar o una vez al año
por lo menos?
Cajera-
Sí, ¿por?
Clienta-
Porque molesta repetir las cosas dos veces, dan ganas de matar...
Cajera-
¿Qué es... lo último que ha dicho?
Clienta-
Que debería volverse a revisar.
Cajera-
Es posible... ¿Es nueva en la ciudad?
Clienta-
Sí, ¿quién se lo ha dicho?, ¿por qué lo dice?, ¿de qué me
conoce?
Cajera-
No... esto... Lo decía porque normalmente todos los clientes saben
donde están los sitios de los productos.
Clienta-
Ah... Pues sí, acabo de llegar de Ma... Digo, de casa de mis padres,
me he independizado.
La
cajera mira de arriba a bajo a la mujer y se gira para dirigirse a su
puesto de trabajo.
Cajera-
Bueno, si necesita algo más, estaré por aquí.
La
mujer, vuelve a marcar el número de teléfono.
Cajera-
¿Churry?... ¿Inma?, ¿otra vez?... Sí, por favor...
¿Chuchi-cuchi?... Ya he hablado con ella, pero me sigue dando
miedo... ¿Podrías venir a protegerme, nene?... Por fiiiiiiiii...
jaja... Vale, ven rápido, ¿sí?... Te quieeeero.
Pasan
aproximadamente diez minutos desde la llamada telefónica, se oye el
sonido de una puerta abriéndose en el lateral derecho del escenario
en el que aparece un hombre de traje y corbata.
Supervisor-
A ver, ¿qué pasa, Lola?
Cajera-
Pues aquella mujer (la señala disimuladamente) se acerca demasiado a
los productos y me da la impresión de que se guarda algo en el
bolso...
Supervisor-
¿Y por qué no llamas a seguridad?
Cajera-
¿Desde cuándo tenemos a personas trabajando aquí además de
nosotros y encima, para respaldarnos? Porque yo nunca los he visto ni
ir al lavabo.
Supervisor-
Pues, le pides a la mujer, de manera educada, si puedes registrarle
el bolso porque te parece que algo va mal.
Cajera-
¡Eso es!... ¿Por qué no se me habría ocurrido antes?, le pido a
la humilde señora con aspecto de psicópata que me deje abrir su
bolso y cuando va a abrirlo, ¡zas!, una bomba de humo y desaparece.
Supervisor-
Ay, qué habré visto en ti, Lola...
Cajera-
Mi inteligencia, claro está.
El
supervisor se dirige a donde está la mujer observando los precios de
los productos.
Supervisor-
Buenas tardes, señora.
Clienta-
Señorita.
Supervisor-
Señorita. Mi compañera me ha informado de que ha detectado
movimientos sospechosos, ¿podría revisar su bolso, si no es mucho
pedir?
Clienta-
Sí, es mucho pedir, así que si no le importa, seguiré haciendo mi
compra.
Supervisor-
Pero, como verá, soy el encargado de este supermercado y debo velar
por la seguridad dentro del establecimiento.
Clienta-
Si, si... Pero debería velar por su mujer más que por el personal
del supermercado.
El
supervisor queda absorto al ver que la clienta, tan segura de sus
palabras le esquiva.
Supervisor-
Eso no viene a cuento y por favor, quiere hacer el favor de
permitirme revisar su bolso, sólo por la tranquilidad de mi
compañera.
La
clienta, ya harta de tanta charla, accede a que el hombre revise su
bolso. Para sorpresa del supervisor, encuentra todo menos productos
robados:
Supervisor-
Veamos... Un teléfono móvil... Una cámara... Un libro... Una
cartera...Y... ¡Ajá!... Una pelota de tenis.
Clienta-
¿Se queda usted tranquilo?
Supervisor-
Sí, muchas gracias, señorita, que pase un buen día.
Clienta-
Pues a ver si puedo, después de que me tomen por delincuente.
El
supervisor regresa a la caja registradora donde esta la cajera
mordiéndose las uñas.
Supervisor-
¿Ves?, nada, no tenía nada más que sus pertenencias. Te estás
volviendo loca o me estás haciendo bajar a verte sin motivos.
Cajera-
No, cari. Te prometo que no es eso. Es que hubiera jurado que tenia
dos tomates en las manos.
Supervisor-
Es que para comprar dos tomates, habrá que cogerlos o quieres
cogérselos tú, y llevárselos a casita, ¿eh?
Cajera-
Ay churry... que borde eres conmigo, jopé.
Supervisor-
Vas a acabar con mi paciencia, en serio te lo digo, Lola.
Mientras
el supervisor se dirige a ordenar la promoción de 2x1 de los
cartones de leche Asturiana, la clienta se acerca a la caja
registradora para pagar su compra. Pone una botella de agua Aquabona
y dos detergentes Fairy.
La
cajera sorprendida repasa con la mirada la compra de la mujer.
Cajera-
¿Esto es lo que se va a llevar?
Clienta-
Si fuera a llevarme más cosas, estarían encima de la cinta, se lo
aseguro.
Cajera-
Claro.
La
cajera mete la compra de la mujer en una bolsa con el logo del
supermercado. Al pasar por las alarmas de robo, se enciende la sirena
y empieza a hacer un ruido que casi deja sordos a los presentes.
El
supervisor se acerca para ver qué ocurre. Y a gritos dice:
Supervisor-
¡Señora, quítese su abrigo y vacíe su bolso!
Clienta-
Se-ño-ri-ta.
Supervisor-
Haga lo que le pido o llamaremos a la policía.
Cajera-
¿Ves cari?, ¿ves? Te lo di-je.
La
clienta manda una mirada asesina a la cajera para hacerla callar,
pero sólo logra que se esconda hasta la nariz bajo la caja
registradora.
La
mujer, vacía su bolso y encuentran de nuevo sus pertenencias. Al
quitarse el abrigo, cae al suelo una colonia que se rompe.
Supervisor-
Señora, va a tener que pagar ese producto si no quiere que llamemos
a la policía.
La
clienta se quita la gorra dejando caer su largo pelo sobre sus
hombros, y guarda las gafas de sol en el bolso dejando al descubierto
su rostro.
Clienta-
Señor, va a tener que explicarme ese royo que se trae con su
empleada antes de que le pida el divorcio.
La
cajera boquiabierta sale de su escondite y el supervisor cambia de
cara al reconocer a su esposa.
Supervisor-
¿Qué haces aquí, amorcito?
Clienta-
¿Que qué hago aquí? El otro día te dejaste la BlackBerry
encendida y desbloqueada, y tuviste tan mala suerte de que pude y
tuve tiempo suficiente para leer tus mensajitos.
Supervisor-
Mi vida, puedo explicártelo...
Clienta-
¿Qué es eso de que vais a montar una fiesta sin que yo me enterase?
Porque que yo sepa, para mi cumpleaños faltan dos semanas. Y sabes
perfectamente que odio las sorpresas. Así que ya me estás diciendo
a qué viene todo esto.
Supervisor-
Uff, cielo, me has pillado. Verás, yo le he hablado mucho a Lola de
ti y me dio la idea de hacerte una fiesta por tu cumpleaños sin que
tú te enteraras. Quería que fuera una sorpresa, porque tú sabes
que yo te quiero mucho, ¿no?
La
clienta, emocionada abraza a su marido.
Clienta-
Y eso de “cari”, “churry” y demás cosas que te dice...
esta...( la mira de arriba abajo) cajera... ¿A que vienen?
Cajera-
Es que yo quiero mucho a su marido.
Supervisor-
Lo que quiere decir, es que, usamos esas palabras para hacer el tonto
en el trabajo, porque como nos aburrimos tanto...
Clienta-
Ah claro...
Supervisor-
Ahora vete a casa que esto ya lo pago yo y no te preocupes que ya
pensaré algo para tu fiesta.
Cuando
la clienta intenta volver a salir, la alarma vuelve a pitar.
Supervisor-
Debe estar rota.
Clienta-
Seguramente.
Pero
la alarma no deja de sonar cada vez que la mujer va a salir del
establecimiento. Y el supervisor le indica por señas que permanezca
dentro y se aleje de las alarmas.
Supervisor-
Espero que no te importe cariño, pero debo registrarte.
Clienta-
¡Miguel! ¿Es que no confías en mí, que soy tu mujer?
Supervisor-
Claro que si, tesoro, pero...
Clienta-
¿Estás conmigo o contra mí?
Supervisor-
Contigo, por su puesto. Pero es mi trabajo...
Clienta-
Y yo tu mujer, tantos años de matrimonio y así me lo pagas... Ya no
me quieres.
Cajera-
Señora, debe comprender al encargado...
Clienta-
Tú, ¡a callar!
Supervisor-
Ya está bien. Cariño, sólo será un momento. No querrás que me
despidan, ¿verdad?
Clienta-
Está bien, pero que sepas que esta te la guardo.
El
supervisor cachea el abrigo de la mujer y en uno de sus bolsillos
encuentra otro bote de colonia.
Cajera-
¡Oh, dios mío! Pero si es un “Pure Blanc”...
Se
miran unos a otros. Y el supervisor sorprendido dice:
Supervisor-
¿Y para qué necesitas esto? ¿u otra vez se te ha olvidado pagarlo?
Clienta-
Se me ha olvidado, cariño.
La
mujer pone el bote de colonia en la cinta y empieza a hurgar en su
bolso buscando dinero, pero no encuentra nada. El supervisor se cruza
de brazos y se encarga de vigilar que la mujer pague el objeto
robado.
Clienta-
¡Ay! Que suerte la mía, me he dejado el dinero en casa.
Supervisor-
¿Estás segura? Porque, que yo sepa, no cobras hasta la semana que
viene y yo hasta mañana. Así que no tenemos dinero para pagar la
colonia más cara del supermercado.
Clienta-
Ya, es que, mi madre, digo, tu madre me dio dinero para que se la
comprara a ella...
Supervisor-
Ah, ¿sí? Pues la llamaremos para ver si eso es cierto.
Clienta-
Hasta aquí hemos podido llegar, que tu mujer que viene a verte al
trabajo porque se preocupa por ti, sea cuestionada por su marido.
¡Con lo que yo te quiero, ay!
El
supervisor saca del bolsillo de su pantalón un teléfono móvil y
marca un número.
Supervisor-
Mamá... Sí soy yo... Que soy Miguel... Sí... Que te llamaba para
preguntarte si le has pedido a mi mujer que te compre una colonia...
Ah ¿si?... Ah vale... Muchas gracias, mamá, en cuanto pueda me paso
por allí... Sí, otro beso para ti.
Cajera-
¿Que dice la yaya?
Supervisor-
Me parece increíble, ¿otra vez? ¿No lo habíamos hablado ya? Que
robar sólo trae problemas y no es lo que necesitas ahora mismo.
Clienta-
Ya cari, pero es que, sabes que vivo amargada en casa y es lo único
que me entretiene.
Cajera-
Señora, búsquese un hobbie.
Clienta-
Se-ño-ri-ta.
Cajera-
Pues eso, mujer. Que no le haga pasar estos nervios al señor Miguel,
que pobrecito el hombre, que la quiere más que a na' en el mundo y
se pasa las horas trabajando, matándose como un animal por llevarle
el dineriyo a casa.
Clienta-
Pero ¿qué me vas a decir tú?, ¡marrana! Que lo sé to-do. Que os
creéis que no tengo ni dos dedos de frente pero sé perfectamente
que os veis a escondidas, y perdona que te diga guapa, pero no eres
la única con la que me ha mentido. ¿Y que porqué hago esto? Para
humillarte, sin vergüenzas, que tendrías que estar en la calle,
arruinado como tu hermano. Que sin embargo está en casa y ahí lo
tienes, echado en el sofá leyendo el Marca o viendo los deportes en
la tele, bebiéndose su cervecica, tan agustico como nadie. ¿Y quién
aguanta eso? ¡Yo! Esto se ha acabado, ¡quiero el divorcio!
La
mujer sale del supermercado, y sólo se oye la alarma de robo.
Cajera-
¡Hala! Te ha dejado en tu sitio,¡eh!
Supervisor-
Tú calla, que ha salido por esa puerta y se ha llevado la colonia y
tú ni te inmutas. Pero ya la pillaré en casa. ¡Que hinchao' estoy!
El
cajero sale por el lateral por el que entró y la cajera se queda
recogiendo las cosas.
Cajera-
¡Es verdad!, tenía que llamar a Inma.
Coge
el teléfono y marca un número.
Cajera-
¿Inma?... No te lo vas a creer... Tenías razón, Miguel está con
todas las que trabajan aquí, lo ha dicho su mujer que ha venido con
pintas de loca psicópata a robar y la hemos pillado... Sí, al final
se llevó una colonia, pero qué quieres que te diga, peor es lo de
Miguel... ¿Qué? ¿Que tú también estás con él?... Pues claro,
llevamos dos años viéndonos en secreto...Pero mira que me lo
advirtió mi madre de pequeña, que todos son iguales... Este sí que
se entera... Yo se lo cuento a Carmen y que ella se lo cuente al
jefe, y tú se lo cuentas Gloria para que se lo cuente a los demás
encargados, ¿vale?... Sí, éste va a aprender que con las mujeres
no se juega... ¿La colonia?... Ah, no te preocupes, era la más
barata del supermercado, jaja, si, bueno, estamos en contacto...
¡muack!
Los diálogos están bien plantedos, sobre todo las conversaciones telefónicas. Hay agilidad y dinamismo en las interlocuciones. Fallas en los párrafos narrativos-descriptivos para ituar las escenas e incluso en el transcurso de ellas pues dan un aire novelesco y narrativo a lo que se supone que tiene que ser un texto teatral. Es necesario ser conciso, mediante las acotaciones de los movimientos, tonos de voz, etc que los actores han de realizar sobre el escenario.NOTA: 8,5
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