martes, 6 de diciembre de 2011

El Amor siempre gana.


El pueblo está atemorizado con la llegada del pirata berberisco, que según nos cuentan, está formada por unas flotas pequeñas pero muy fuertes que vienen desde el mar Cantábrico y van conquistando otros países para expandir el cristiano-católico; éstas escapan muy fácilmente de los barcos del sultán y ninguna de las persecuciones que han hecho ha valido la pena. Pensamos que, como hace siempre, su llegada sea imprecisa e inesperada. También sabemos que sus últimos asaltos han sido horribles y siempre se han salido ellos con la suya. Ésta flota está dirigida por un pirata llamado Majid, al que todos sus marineros lo obedecen sin rechistar.
Cansado de sus ataques, el sultán Akil, manda vigilar mañana y noche el puerto y las playas de su costa. Y por supuesto, sin descanso alguno, hace vigilar a su queridísima hija Fátima, por si acaso Majid piensa arrebatársela, cosa que él no quiere ver ni en sueños.
Uno de sus mejores soldados abre la puerta del gran comedor donde se encuentran sentados el sultán y su hija Fátima, los cuales disfrutan de un buen desayuno. Éste se dirige a Akil y le dice:
-Esta mañana, unos pescadores han salido de pesca y como no pescaban, han salido de nuestros límites y han visto que se acercaban una variedad de barcos pequeños con una bandera negra…
-¿Puedes ir al grano?
-Sí, estos barcos son los de Majid y no están a más de tres noches de aquí.
-¿Te fías de unos pescadores?
-No señor, lo hemos comprobado por nosotros mismos, cogimos nuestras embarcaciones y nuestros artilugios y nos dirigimos al punto donde nos indicaron los pescadores, y dicen la verdad.
-No perdamos los nervios, tenemos que estar preparados para cualquier cosa. ¡Haz llamar al gobernador, rápido!
-¡Sí señor!
El soldado se despide con una reverencia mirando al sultán y a su hija, y sale de la gran sala.
A pocos minutos Akil y Fátima terminan de desayunar. Fátima se despide de su padre y sale del comedor dirigiéndose a su alcoba, donde su padre quería verla hasta que no se librase del pirata Majid, cosa que ella veía muy injusto, ya que creía que una persona no podía ser tan mala. Mientras Fátima se dirige a su alcoba, se encuentra al gobernador. Éste entra en el comedor donde está su padre y le dice:
-¿Me ha mandado llamar?
-Sí, toma asiento.
El gobernador le hace caso a su señor y se sienta en el sillón que le ha ofrecido. Tras unos segundos de silencio dice el gobernador:
-He estado pensando en una estrategia nueva, que podríamos aplicar contra Majid.
-¿Cuál es tu maravillosa idea?
-He pensado en darle una bienvenida inesperada a Majid. Dentro de tres noches, decirles a los pescadores que nos han anunciado que venía Majid que salgan a pescar temprano con muchas barcas grandes, dentro de estas barcas estaremos escondidos en las redes de pesca. Seguro que los piratas pensaran que lo estamos poniendo demasiado fácil y se relajaran, cuando estén cerca de las barcas los sorprenderemos sacando nuestras armas y los venceremos sin ningún problema antes de que toquen tierra.
-¡Tu idea es fantástica! ¿A quién de vuestros hombres vais a utilizar para realizarla?
-He pensado que los hombres que vigilan las costas y las playas se queden vigilando y si ven que nuestra bienvenida no ha funcionado que se pongan en sus posiciones para luchar, el resto de los hombres se vendrán conmigo escondidos en las barcas.
-¡Bien pensado!
-Gracias – dijo el gobernador levantándose del asiento y haciendo una reverencia a su señor.
Una vez que el gobernador sale de la sala, el Sultán se dirige a la alcoba de su hija para comunicarle lo que está pasando. Akil toca a la puerta, su hija dice:
-¿Quién es?
-Soy tu padre, ¿puedo entrar?
-Sí, pasa.
La puerta se abre y Akil va a la mesa donde está Fátima y le pregunta:
-¿Qué haces?
-Estoy bordando una bufanda.
-Majid está a tres noches de aquí querida hija.
-¿Majid?... ¡Ah! Majid, el pirata malo que tanto os asusta.
-Sí, quiero que no salgas del castillo por nada del mundo y que tampoco salgas a los jardines ni te asomes a las ventanas.
-¿Por qué padre?
-Ya sabes por qué, no quiero que te pase nada malo, ¿me has entendido?
-Sí padre… ¡Ah! He recibido una carta de la prima Umayara, está de camino y llegará mañana por la tarde.
-¡¿Cómo?! ¿Estamos en plena guerra y ahora viene tu prima?
-Tranquilo padre, estaremos juntas, no nos separaremos ni un momento.
-Vale, pero cuando llegue me avisas.
-Sí padre.
Akil sale del cuarto de su hija y se va a su alcoba a descansar.
A la noche siguiente Akil está muy nervioso, su sobrina no ha llegado todavía y no quiere pensar que el pirata la ha raptado mientras venía en su barco.
En la cena, Akil y Fátima están comiendo sin decir palabra. De repente una de las sirvientas abre la puerta del gran salón y les comunica a su señor y a su hija que Umayara ha llegado y que está dejando su equipaje en la alcoba de invitados. Fátima se levanta de la mesa y se dirige corriendo a la alcoba, estaba deseando ver a su única prima, ya que todos los demás eran primos varones.
Cuando llega toca a la puerta y entra sin esperar una respuesta.
-¡Umayara!
-¡Prima, que alegría!
Éstas se abrazan y se besan. Fátima al ver a un hombre en la habitación le pregunta a su prima:
-¿Quién es?
-Es mi prometido, se llama Yassin.
-¡Hola, encantado! Umayara me ha hablado muy bien de usted.
-¡Hola! ¿Queréis algo de comer?
-Sí, por favor estamos hambrientos.
Fátima dirige a los invitados al comedor. Cuando entran, Akil se queda con cara de asombro y mira a su sobrina preguntándole que quién era el hombre, ella le responde que es su prometido y que se llama Yassin. Akil ordena a sus criados que les pongan cubiertos a sus invitados y les sirvan un caldo bien caliente.
Tras la cena, se fueron a otra sala donde había una mesa pequeña con sillas alrededor y una chimenea encendida. El sultán le pregunta a su sobrina:
-¿Qué te trae por aquí?
-En verdad estamos de paso, nos dirigimos a Jerusalén a confirmar nuestro casamiento. Después volveremos a nuestra tierra, donde nos casaremos y vosotros seréis invitados.
-¿Y sabéis lo del pirata berberisco y que estamos en plena cruzada?
-¡Cómo no saberlo! – Dice Yassin – estamos alerta por nuestros padres y soldados, pero no queremos retrasar nuestra boda.
Después de una larga conversación cada uno se va a sus respectivas alcobas.
Al día siguiente el cielo está lleno de nubes negras que predecían el mal día que viene por delante. Hoy es la noche que llega Majid. No se ve ni a un alma por la calle, todos están encerrados en sus casas, por el miedo de ser matados por Majid.
Por la tarde, Yassin y Umayara se despiden de Akil y Fátima, y prometen que a la vuelta se pasarían por el castillo a saludar.
La noche llega pronto, los soldados están preparados para conseguir su objetivo. Sobre las cinco de la mañana, los pescadores y los soldados se montan en las barcas y zarpan alejándose al máximo de tierra dirigiéndose en la dirección por dónde se acerca el pirata.
El sultán está muy nervioso, hace más de cuatro horas que sus hombres están fuera y todavía no hay ninguna noticia, no quiere pensar en cosas negativas, como que Majid ha vencido y se dirige hacia puerto a destrozar el pueblo y expandir el cristiano-católico. Akil no sabe con qué entretenerse y decide salir a dar un paseo por su hermoso jardín a despejar sus malas ideas que tiene metidas en la cabeza. Una vez en el jardín se sienta en un banco rodeado de rosales y flores muy coloridas, allí recuerda sus días de felicidad con su esposa, quien hace dos años fue raptada y no se supo más de ella. Akil cierra los ojos y se imagina a su hermosa esposa sentada a su lado. De repente escucha unos pasos, abre los ojos y ve que es su hija Fátima. Cuando su hija llega donde está él le pregunta:
-¿Qué haces aquí?
-Estaba recordando a tu madre, aunque es verte a ti y su cara se refleja en la tuya.
-No estés triste padre… ¿se sabe algo del pirata y nuestros hombres?
-No hija, todavía no sabemos nada…
-No te preocupes, seguro que están bien. Nuestros hombres saben bien lo que hacen y seguro que no se rinden hasta la muerte.
-Si es que hablas hasta como tu madre.
-Madre ya es pasado, el pasado nunca vuelve al presente. Yo también estoy muy triste, porque no he podido hacer con ella todo lo que tenía planeado hacer y seguro que madre tampoco se fue satisfecha.
-Bueno hija, súbete a tu cuarto que voy a ir al puerto a preguntar a los soldados que vigilan si saben alguna noticia.
-Vale padre.
Fátima y Akil se acompañan hasta la puerta, donde cada uno se va en dirección contraria, Akil sale del palacio y Fátima entra al palacio y se va a su habitación.
Ya son las once de la mañana y la lucha ha terminado. Por el ambiente de las calles y del palacio hemos salido ganando nosotros. Padre no ha llegado a palacio todavía, pero sus hombres y los pescadores están aquí. Algunos de ellos están descansando en la alcoba de los sirvientes; otros se están hartando de comer y otros tantos están en la enfermería de palacio curándose las heridas. Desde mi cuarto no puedo oír mucho, pero acabo de escuchar que padre ha llegado y ha dejado a Majid en las mazmorras que mañana será decapitado en la plaza del pueblo. Salgo de mi alcoba sin ser vista por ninguna sirvienta. Voy a la cocina y cojo un trozo de pan y chorizo y sin perder el tiempo voy a las mazmorras a ver al temeroso Majid. Entro en las cárceles y con un poco de suerte no hay nadie vigilando, ya que todos festejan por haber vencido a Majid. Es fácil de reconocer al pirata, éste va vestido con una ropa que fue elegante en su día, pero ahora está andrajosa y destrozada. Entro en su celda, él me mira y veo unos ojos azules preciosos a juego con su cabello por encima de los hombros y de color negro. Lleva una cinta en el pelo de color roja que le rodea la cabeza, y en su oreja izquierda un pendiente de oro. Majid se levanta del suelo y mira a Fátima con unos ojos un poco llorosos y llenos de alegría. Es como si todo fuera de color rosa y solo estuvieran ellos dos. Se han enamorado uno del otro, está claro, cualquiera que entrara por la puerta se daría cuenta. Fátima le ofrece el pan y el chorizo que ha cogido de la cocina, él lo coge sin decir ninguna palabra y tocando la mano de Fátima con disimulo. Ella también lo ha tocado, sus manos son suaves y ásperas a la vez, tiene un color moreno y negro por la suciedad, ella deduce que es joven, que no puede tener muchos años, que es un poco más mayor que ella, pero muy poco. Fátima le pregunta un poco cortada:
-¿Sabes lo de mañana?
-Por desgracia sí, ¿a qué hora será?
-Al amanecer.
-¿No deberías irte?
-Sí, pero me da mucha pena no poder volverte a ver.
-Sí, a mi también…
-Hablaré con mi padre, a lo mejor puedo hacerlo racionar y que no te mate y mandarte lejos de aquí, pero muy cerca para mí.
-Inténtalo por favor, no quiero morir tan joven.
-Lo intentaré.
Fátima sale de las mazmorras y va a la habitación donde se encuentra su padre, ella le da dos besos y su padre le dice:
-¡Uyuyuiiii! ¿Qué quieres Fátima?
-¿Por qué sabes que quiero algo?
-Tu madre me hacía lo mismo cuando me quería pedir algo muy difícil de conseguir.
-Sí es verdad, te quiero pedir una cosa, que seguro que no me vas a consentir, ¿puedes salir y hablamos?
-Vale, ahora mismo estoy contigo.
Padre e hija salen de la sala y se dirigen a la alcoba de Akil. Una vez en la alcoba se sientan en la cama, y empieza a decir Fátima:
-Lo primero que te pido es que no te enfades por lo que te voy a decir y lo segundo es que cuando te lo diga te pongas en mi lugar y no me digas la respuesta, ya que tu decisión se verá mañana al amanecer.
-Te prometo que no me voy a enfadar contigo.
-He conocido a un hombre muy guapo, con ojos azules y pelo negro…
-¡Qué alegría hija! ¿Y qué te preocupa?
-Que es un hombre a quien tú odias y me has estado protegiendo de él, lo siento padre…
-Mmmm… no me digas que es quien yo estoy pensando, dime que no por favor.
-¿Piensas en Majid?
-Sí, dime que no es él.
-No te puedo decir lo contrario, es él del hombre que me enamorado, y lo quiero, padre, lo quiero mucho.
-¿Pero cómo lo has conocido?
-Cuando llegaste fui a la cocina y cogí un trozo de pan y de chorizo y fui a las mazmorras, así lo conocí.
-Me has desobedecido.
-Lo siento padre, querría pedirte una cosa.
-¿Qué quieres?
-Que no lo mates, que lo mandes lejos de aquí, pero que no le mates, por favor.
-Me has dicho que no te diga la respuesta, ¿Estás segura de eso?
-Sí padre, creo que sé tú respuesta…
-¿A sí? ¿Cuál es?
-Que lo matarás igualmente.
-Estás muy equivocada, que lo sepas. No lo mataré y tampoco lo dejaré que escape.
-¿No lo vas a matar?
-No. Ya sabes que tu madre fue una campesina, tú también tienes derecho a enamorarte de un pirata.
-¡Gracias padre! ¡Qué alegría! ¿Puedo ir a verle?
-Claro que puedes ir a verle, poder puedes desencadenarlo y dejarle que se bañe y se cambie de ropa.
-¡Gracias, gracias y gracias!
Fátima se levanta de la cama y le da dos besos a su padre. Sale de la alcoba y va a las mazmorras donde se encuentra Majid. Fátima abre su celda y coge las llaves para desatarle y le dice:
-Mi padre ha accedido, te ha liberado y desde ahora eres uno más de la familia, si estás dispuesto, claro.
Majid se levanta del suelo y abraza a Fátima, la cual le abraza y le saca de las mazmorras.
Al día siguiente Fátima y Majid salen a dar una vuelta por el pueblo y se van a un puente, el cual se llama Puente del Amor. Allí se dieron se dieron la mano y se dieron un beso, el cual sorprendió a todos los cotillas que se habían acercado a verlos.
Andrea Santiago Tarifa. 3ºC

1 comentario:

  1. Buen trabajo. Se ajusta a la época, los personajes...Bien redactado, buen uso de los signos ortográfico, los diálogos...
    Una duda: ¿Qué es el católico-cristiano?
    Ojillo con clos "lo cual"
    NOTA:10

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