martes, 6 de diciembre de 2011

Esta bodega es misteriosa.

Ojeaba un libro de relatos hasta que ví una historia que era algo parecida a la mía.Todo era algo extraño.
Me llamo Yaiza.
Mientras pasaba las hojas, llegó un relato, que, leyéndolo creía que yo misma estaba dentro de él.
Os lo voy a contar, seguro que os interesa..
Recorría la navidad, eran las fiestas de la ciudad , Palestina. Aunque todos eran de Jerusalén , en las navidades siempre solían irse a Palestina, es de encanto.
Había un gran alboroto en las calles, luces adornando, la gente muy positiva cantando y bailando sin vergüenza de nada. Niños llorando por tanto ruido, copos de nieve cayendo sobre todos los cabellos. Vestían todos con ropa de mucho abrigo por las bajas temperaturas que había en Palestina en esa época del año.
Ikrán la niña huérfana tiene 15 años y es de Jerusalén, sus padres murieron cuando ella solo tenia 10 . Pero en estos años no ha vivido sola, ha vivido con su abuelo que es como un padre para ella.
Su abuelo la ha defendido muchas veces y a su hermano, llamado Moisés que aunque el tenga ya 30 años y no le doliese tanto la muerte de mis padres, también lo ha criado su abuelo, un sultán, gran gobernante de Jerusalén.
Estaban todos cenando en una plazoleta que había en Palestina, un mercader les vendió un trozo de pan y verduras, con eso, cenaron la familia y las personas que en ese momento se encontraban en la plaza.
Se encontraron con un habitante propio de la ciudad, que les comunicó los graves enfrentamientos que había entre religiosos y protestantes, ya que ellos eran religiosos desde muy pequeños.
Decidieron desplazarse a su lugar de procedencia por los consejos de aquel noble, por cierto, muy amable. Para ellos esa persona era un ejemplo a seguir, estuvieron un largo tiempo hablando con él y les explicó grandes anécdotas sobre Palestina, una ciudad que nunca había tenido paz. Estaban un poco perdidos y este noble les aconsejó contactar con una persona de su confianza que los ayudaría a desplazarse hacia Jerusalén. Salieron de esa plazoleta con mejores ánimos y rápidamente llamaron a Abraham ,esa persona de confianza que fue recomendada por el noble. Abraham les explicó que sería complicado salir de Palestina, pero que deberían de salir lo más rápido posible de allí. Dijo que posiblemente los podía ayudar a salir de Palestina, aunque corriendo el un grave riesgo de ser pillados por las fuerzas del orden.
Era ya de noche, y Abraham les facilitó su casa donde podían estar seguros, ya que en aquella casa era el punto medio de la cruzada. Al llegar a su casa, rápidamente se acomodaron y su mujer les preparó la cena típica de navidad en Palestina.
Al pasar la noche conversando con ellos, Abraham decidió contar un hecho fatal ocurrido en su vida.
-Hace dos años, mi hijo fue raptado en el paso de Palestina a Jerusalén por motivos de trabajo de su padre Abraham. Los reptadores pidieron una gran cantidad de dinero por su rescate, no teníamos nada de dinero y tuvimos que pedir dinero durante un largo período en las calles. Al final obtuvimos la cantidad deseada de dinero y mi hijo volvió a la familia muy desnutrido y con heridas en la cara.- Añadía Abraham.
Llegaron las 1 de la madrugada y todos se fueron a dormir porque tenían que madrugar para intentar llegar a Jerusalén.
A la mañana siguiente todos se levantaron temprano, después del desayuno toda la familia se despidió del hijo y de la mujer de Abraham. Se desplazaron hacia la casa de un amigo de Abraham, les comunicó que era la única opción que tenían para salir de allí. Al entrar en su casa, la imagen de este hombre era un poco dejada, con pelos largos, como de no habérselos lavado en dos semanas. Abraham le pagó una cantidad de dinero por el viaje y varios minutos después, se despidieron de Abraham con lágrimas en los ojos, y solo una palabra en sus bocas: ''gracias por todo.''
Todos viajaron en un barco que algo antiguo.
En el transcurso del viaje, este hombre de un aspecto dejado no les dirigió la palabra en ningún momento. Al pasar el tiempo se acercó un barco de gran dimensión hacia el suyo.
Empezaron a sospechar un poco sobre ese hombre porque vieron como no dejaba en ningún solo momento el teléfono. Les mandó a todos menos a Ikrán a encerrarse en una antigua habitación utilizada como bodega hacía unos años. Decidieron hacerle caso para no tener peores consecuencias. Estuvieron como 5 horas allí encerrados sin saber que hacer. Y cuando pudieron salir de aquella habitación gracias a unos grandes dotes del abuelo para abrir cerraduras, vieron como en el barco no quedaba nadie, y el barco que se había acercado tampoco estaba en ese momento. Todos se temieron lo peor y se acordaron de Abraham y lo que le pasó. La familia estaba destrozada y sin saber que hacer, el abuelo dirigió el barco como pudo hacia una isla cerca de Jerusalén, se encontraban muy perdidos en aquella isla y no sabían como podrían salir de allí. Además de la desolación por el rapto de Ikrán, todo eran especulaciones, no sabían que pensar, pensaron en que podían ser, piratas berberisco porque la imagen de dueño del barco era casi calcada a la de un pirata berberisco. La primera idea fue la de llamar a Abraham, no se acordaban del número pero el abuelo recordó el número porque Abraham lo había dicho en su casa cuando durmieron allí. Abraham quedó muy tocado por lo que había pasado, no se esperaba nada de lo que le estaban diciendo, no podía soportar ver sufrir a la familia y no se pensó dos veces en ir a rescatarlos a aquella isla perdida.
Se estaba arriesgando a que le pillaran, pero no le importaba nada en ese momento ,solo ayudarlos.
Su mujer no estaba de acuerdo en lo que estaba haciendo y tenían gran temor a que fuera pillado cruzando hacia Jerusalén.
Abraham le contó la situación tan grave que tenía la familia de Ikrán y como él no podía estar parado sin prestar su ayuda, su mujer acabó entendiéndolo pero su máxima preocupación era el hijo, ¿Cómo Abraham le decía a su hijo que se marchaba durante un tiempo hacia otro lugar? El niño, que en ese momento tenía 10 años de edad, acabó entendiendo como su padre no iba a estar por motivos de trabajo. Preparó rápidamente la maleta y se despidió lo más rápido posible de la familia para que no lo pasará tan mal.
En un pequeño barco de alquiler se desplazó hacia aquella isla para encontrarse con ellos.
Transcurrieron como 4 días hasta que Abraham consiguió encontrar a el abuelo de Ikran y a Moisés en aquella isla perdida.
Antes de coger rumbo hacia Jerusalén, decidieron buscar sobre aquella isla.
Se bajó de aquel barco y estuvieron buscando alimento y alojo para poder sobrevivir durante la búsqueda de la joven Ikran.
De repente, aparecieron una gran cantidad de gaviotas revoloteando por allí. Y la gran mente sabia del abuelo de Ikrán imaginó que podría haber pescado cerca, ya que las gaviotas acuden siempre a él.
En un árbol bastante alto, encontraron una especie de barrote con un cuadrante que salía hacia fuera, como una especie de pala.
El hermano de Ikrán, decidió empezar a intentar cazar peces de una forma algo imposible ,solo consiguió encontrar restos de algas y piedras.
Pasaron largos días en aquello isla y Abraham se tuvo que ir por problemas familiares que no termino de explicarles.
La época en la que estaban eran continuas las tormentas y los tornados, las temperaturas era durante todo el año muy bajas según el abuelo, que era la persona que mantenía un poco la calma y la esperanza por salvar a Ikrán.
Cada día eran menos las esperanzas por su rescate, pero todo dio un gran cambio cuando una mañana de tiempo estable, uno de los únicos días en el que no llovía en la isla, vieron a una persona alta, con cabello largo, ojos negros y un gran chaquetón que le cubría todo el cuerpo. Este hombre se identificó como un naufrago que residía en la isla desde hacia unos cuantos años a causa de un gran accidente que tuvo en su propia barca al chocar con un arrecife de colares, quedando su barca destrozada. No tuvo otra opción nada más que llegar a la isla más cercana nadando. Rápidamente se acercaron a él para preguntarle por si había visto algo respecto al barco en el que se llevaron a Ikrán, el naufrago se le notaba temeroso en la respuesta, su voz era algo baja y solía tartamudear, ellos le dijeron que no tuviera problema en responder que no dirían absolutamente nada de lo que les dijera, el seguía esquivando el tema y no quería responder, pero el abuelo notaba como ocultaba algo de aquel secuestro de Ikrán. Se marchaba cuando de repente giró la cabeza y señaló a la familia a que fuera hacia una cabaña, donde el naufrago vivía. Una vez allí se sentaron todos alrededor de una mesa realizada con grandes piedras.
El naufrago se decidió a contar lo que vio, contó que vio pasar un barco, que se adaptaba a las características del barco que vieron. El naufrago pensó que no se pararía en la isla, pero el barco se paró en la isla dejando a unas diez personas, en las que no pudo ver a todas y ni si había niños o no, salieron rápido del barco y corrieron hacia la otra parte de la isla. El naufrago escondido, vio como el barco que los dejó se fue, después de dejar a los demás en la isla. Él dijo que no había visto nada más. Moisés y Abraham seguían preguntándole detalles pero ya no sabía nada, y salió a prepararles algo para comer. Se le notaba algo más tranquilo, preparó para cenar algo de pescado, el abuelo y Moisés tenían mucha hambre , rápidamente se comieron toda la cena, el náufrago no se pensó dos veces en ir a prepararles algo más para que no se quedaran con hambre, mientras cenaban hablaban del mismo tema e intentaban planear algo para que en la mañana siguiente salir a buscar algo de pistas que diera con el paradero de Ikrán.
A la mañana siguiente, todo era igual que el día anterior, no habían surgido nuevas pistas y el náufrago tampoco decía nada.
Al salir de la cabaña, unos minutos después Moisés encontró una parte del vestido que Ikrán llevaba puesto cuando se la llevaron.
El abuelo estaba muy sorprendido y sin pensárselo, fue corriendo a oler aquella parte del vestido.
Y exacto, era de Ikrán, pero lo raro era que según las aportaciones que dio el náufrago, no había visto a Ikran bajar de aquel barco.
El abuelo empezó a sospechar del náufrago.
-No nos da pistas sobre Ikán, ni nos ha dicho nada cuando hemos encontrado la parte del vestido.-Añadía el abuelo.
-Abuelo, tú que eres un gran sultán de Jerusalén. ¿No puedes hacer nada por Ikrán? -Dijo Moisés.
-¿Yo? La justicia está muy mal repartida y estos años atrás por mucho que he querido hacer, me dicen que no soy nadie aunque tu creas lo contrario. -Le respondió el abuelo.
Moisés intentaba irse hacia el náufrago pero el abuelo lo cogía diciéndole que así no conseguirían nada.
-¡Estate quieto Moisés! Con tu fuerza no vas a arreglar nada, simplemente empeorarás las cosas más aún. -Decía el abuelo a gritos.
La isla era inmensa , el día pasó y las cosas seguían igual, no había rastro del secuestro de Ikrán. Llegaba la noche y decidieron que era mejor no hacer nada en contra del naufrago para poder pasar la noche en su cabaña, era el único sitio donde verdaderamente podían descansar, el naufrago dicía de ir para la cabaña, pero el abuelo insistía en su búsqueda, Moisés intervino para decirle y hacer calmar un poco a su abuelo y decirle que ya estaba todo muy oscuro el frío cada vez era mayor ,lo mejor que podían hacer era irse de nuevo a la cabaña y descansar para que a la mañana siguiente pudieran empezar de nuevo la búsqueda de Ikrán. Cuando entraron a la cabaña vieron otra parte del vestido.El abuelo no se resistió más y se fue hacia el naufrago, forzándolo le dijo que le dijera de una vez por todos donde estaba su nieta, el náufrago tranquilo ante la situación que estaba viviendo, respondió que el no sabía nada del secuestro y entonces se metió Moisés diciendo que no entendía entonces lo que hacía otra parte del vestido en su cabaña.
La noche no acabó bien, el naufrago echó de la cabaña a los dos y se tuvieron que ir a pasar la noche fuera. Primero intentaron abrir la puerta de la cabaña porque eso no se podía quedar así pero decidieron que podría ser peor y que ellos solos intentarían a la mañana siguiente seguir el rastro de Ikrán. La noche fue muy dura, tuvieron que improvisar una especie de cabaña pequeña para intentar protegerse del frío de la isla. No podían conciliar el sueño ninguno de los dos y se pasaron la noche comentando sobre el náufrago, pensaban que estaba unido a los piratas berberiscos e intentaba ayudarlos para que no pudieran encontrar a Ikrán,
-Pero.. ¿entonces porque nos había dicho que había visto al barco llegar a la isla? -Preguntó Moisés a su abuelo.
-Todo son dudas, todo son dudas..Encima Abraham se tuvo que ir..esto se nos echa encima Moisés..¿Cómo podremos salir? Menuda vida nos ha tocado Moisés, menuda vida mas triste. -Decía el abuelo con un tono decaído.
-No abuelo, estamos los dos juntos. Y dos mejor que uno. Durmámonos ya abuelo, es tarde. -Respondió Moisés.
Cuando despertaron sus caras eran el reflejo del cansancio, recogieron sus cosas y rápidamente empezaron de nuevo a buscar, al salir vieron como llegaba el náufrago.Las miradas de Moisés y su abuelo eran de pocos amigos cuando el náufrago se acercaba.
- No sé porque habéis dudado de mí, tuve que echaros de la cabaña porque tenía miedo que os pudieran hacer algo, no he tenido nada que ver en el secuestro de Ikrán.-Añadía el náufrago.
No se creían mucho su palabras pero el naufrago insistió en ayudarlos para intentar salvar a Ikrán de los piratas berberiscos. Moisés era algo más desconfiado pero el abuelo le dijo que veía en su mirada palabras sinceras y que posiblemente no tuviera nada que ver con aquello, el náufrago, ya cansado de aquella desconfianza por parte de los dos el naufrago se sinceró.
- Ha llegado la hora de que me sincere y os lo diga todo claro porque entre mis valores no entran las mentiras. Soy un náufrago sin vida, mi nombre es Abdel, por si no lo sabían. De las pocas personas que han pasado por aquí, todos me han ignorado, es muy duro ver como alguien nos ignora y en realidad lo que queremos hacer es intentar comunicarnos con ellos o simplemente ayudar .En lo que estaba..cuando llegó el barco a la isla los piratas que había en el barco me vieron y no dudaron en mandar a los demás piratas para venir en mi encuentro, cuando llegaron apenas hablaban se dirigió hacia mí un hombre alto, parecía ser el jefe de los piratas y me dijo que nada de lo que había visto podría decirlo, jure no decir nada y un pirata que había con ellos ordenó matarme. Tuve la suerte de que se aproximó un barco a la isla y tuvieron que salir corriendo, nos los volví a ver.- Sinceró Abdel.
-Pero a Ikran…¿Nunca la has visto? ¿Estas partes del vestido? ¿Dónde han aparecido y por qué? Tengo muchísimas preguntas en mi cabeza, y ninguna de ellas tiene respuesta.- Incluía Moisés.
Al abuelo se le ocurrió la idea de volver a Jerusalén.
- A lo mejor las partes del vestido eran simplemente para dejarnos intrigados. -Pensó en voz alta el abuelo.
-¿Cómo? Bueno, los piratas berberiscos de esta época son todos asi..tienen todo planeado desde hace muchísimos días. Nunca hacen nada improvisado.. –Le respondió Abdel.
Con esas frases, finalizaban la búsqueda por la isla, y decidieron coger rumbo hacia Jerusalén en el barco donde fueron encerrados en la bodega misteriosa.
Durante el transcurso del viaje, Moisés estuvo revoloteando por el barco en busca de Ikrán, pero no. No había ni un solo rastro de su hermana. Desolado, pensó en volver a forzar a Abdel para conseguir mas respuestas.
- Abdel no tendrá nada, esto no puede seguir así, ¡no no no! No puedo mas.. - Se decía Moisés a sí mismo a gritos.
Abdel escuchó los gritos de Moisés y se acercó preguntándole que qué problema tenía.
- No me preguntes que me pasa, pasar no me pasa nada y a la vez de todo. Me he quedado cinco minutos dormido y he soñado en cómo estará Jerusalén. Que Ikrán me estaría esperando en la entrada del puerto con los ojos abiertos y mi abuelo lloraría de alegría..Lo dejo,porque los sueños, sueños son. - Decía Moisés mientras un par de lágrimas caían por sus ojos.
-¡Abdel, Moises! ¡¡Hemos llegado a Jerusalén!! - Decía el abuelo con mucho entusiasmo.
Los dos se levantaron corriendo de su sitio y mirando a las fueras para ver como estaba todo aquello.
Moisés pensaba que todo sería como aquel sueño que había tenido. Pero nada más llegar las calles estaban destrozadas, multitud de heridos por las aceras.
- ¡Oh no! Ha ocurrido lo que nunca tuvo que ocurrir..tambien ha ocurrido la guerra en Jerusalén. No he sido comunicado de este atentado . Venid, vamos a buscar por aquí..-Decía el abuelo muy enfadado.
- No abuelo, no tengo ya necesidad de ver o vivir mas cosas de las que he vivido. Desearía tener lo que ahora tengo en el presente y parte de lo que tuve en el pasado como Ikrán.. Estos piratas berberiscos deberían de avergonzarse de lo que hacen. -Decía Moisés bastante serio y triste.
Los días pasaron sin noticias, las esperanzas de encontrar a Ikran era casi nulas, el abuelo empezó a enfermar, y sin médicos por motivos de la guerra, el abuelo cada vez iba a peor, Abdel tenía algo de conocimiento sobre la medicina y preparó medicinas caseras para el abuelo, sobre todo le dijo que tomara reposo, el abuelo fue mejorando poco a poco.
Aún así, los días eran eternos. Se acercaba el día de navidad y nada se sabía de Ikrán, un día de grandes tormentas en Jerusalén llegó Abraham y toda su familia, las caras de alegría y sorpresa se reflejaban en las caras de Moisés y su abuelo, Abraham llegó algo decaído y rápidamente dijo de sentarse todos juntos que tenía algo muy importante que decir, se temieron lo peor. Abraham lo primero que hizo fue pedir disculpas por todo lo que había pasado, nadie entendía porque tenía que pedir disculpas, había echo todo lo mejor por ellos. Abraham se echó a llorar y con mucho sentimiento digo entre tartamudeo.
-¡Ha llegado el momento de saber la realidad!- Decía mientras indicaba a todos a que le siguieran.
En el camino nadie hablaba, todos estaban sin palabras. Llegaron al barco, nadie entendía nada, continuaron hasta llegar a la bodega misteriosa, todos querían irse de allí, les traían malos recuerdos y no querían pisar ese lugar. Abraham se dirigío hacia una caja pequeña que había detrás de una gran estantería.Las caras empezaron a ser de enfado, Abraham cogió un gran sobre y dijo :
- ¡Esto es para vosotros !
Era una carta en la que en la parte superior ponía: Abraham,abuelo, os quiero.
En aquella carta ponía.
- ‘’Querido abuelo y hermano, por encima de todo siento todo lo que habéis tenido que pasar para intentar encontrarme, pero solo sabía lo de esta carta, Abraham. Él no tiene nada de culpa, solo ha cumplido la promesa que me hizo de no decir nada de todo esto, lo sabe porque contacté con él para decirle donde dejé esta carta. No pude contactar con él antes, lo siento familia. Me encuentro, como decirlo... con otra familia, me están tratando bien, lo único que estoy es trabajando muy duro para esta nueva familia, me tienen como una esclava con muchas más personas de mi edad, os digo todo esto para seros sinceros, pero estoy bien, aparte de trabajar muy duro, me tratan muy bien, y como siempre me decía mi madre cuando era pequeña, obedece siempre que luego tendrás tu recompensa, y mi recompensa se que será salir de esto, la navidad sé que es una fecha muy importante para toda la familia, yo no podre estar con vosotros está navidad, pero lo único que deseo es que la paséis muy bien junto a Abraham, una gran persona. Os prometo volver con vosotros lo antes posible. Solo pido a Moisés que cuide mucho de tí abuelo, que posiblemente seas la persona que estés leyendo mi carta, te conozco más que nadie que lo sepas. Me acuerdo todos los días de Moisés que aunque siempre estemos de peleas, no puedo estar sin él y menos sin sus peleas conmigo. Esta carta para nada la consideréis como una despedida, es como un hasta luego porque pronto estaré junto a vosotros y podremos celebrarlo todos juntos, me tengo que ir despidiendo porque llega la hora de que todos vayamos a cenar, por cierto la comida no está mala, no me gusta tanto como la tuya, abuelo, pero se puede comer sin problemas. Estoy deseando estar con vosotros, Abuelo, hermano gracias por todos estos años y siento que tengáis que pasar por todo esto, pero me gustaría que el tiempo en el que yo no pueda estar ahí os lo intentéis pasar lo mejor posible, además Abraham me ha prometido cuidaros en mi lugar. Gracias por todo a todos y que sepáis que os echo mucho de menos, familia. Prometerme sonreír al ver esta carta. Os quiero muchísimo. Nunca perdáis la esperanza. Eso nunca se pierde, os lo aseguro ,volveré. Con cariño , Ikrán.’’
El relato acaba aquí, el final no puedo contarlo porque las últimas páginas del libro están borrosas y no puedo leerlas con claridad, me imagino que Ikrán podrá volver con su familia si realiza bien su trabajo, la misma experiencia que me pasó a mi, me siento muy identificada con este relato que os he contado. Nunca se debe perder la esperanza ni la paciencia como dijo Ikrán en su carta, una chica luchadora que ha pasado cosas realmente duras en su vida y que saldrá adelante.
Carmen Buendía Arjona, 3º ESO C.

2 comentarios:

  1. Maestro, no sé porque salen las letras con el fondo en blanco..he intentado quitárselo pero no se puede...

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  2. Historia muy larga, mucho trabajo, pero lo siento me ha resultado algo liosa y pesadilla. hay algunas incongruencias: ¿luces navideñas? ¿nieve en Palestina? ¿enfrentamientos entra religiosos y protestantes?
    Por otra parte, sigues teniendo problemas de expresión y redacción escrita: mal uso de los conectores textuales, faltas de concordancia, frases inacabadas.
    NOTA: 7

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