miércoles, 7 de diciembre de 2011

Los atentados del Papa

Época del renacimiento-Roma-Sede del Papa Ernesto VI.

-Sabía que este día llegaría.-reflexiono el Papa junto a su fiel servidor Florencio.
-Mi señor ¿Y que alternativa tenemos?, los cristianos ortodoxos nos están dejando sin creyentes desde que se independizaron y se volvieron completamente radicales, y encima ya no tenemos casi ningún ingreso del diezmo.
-¡Me da igual el diezmo! Lo que importa es que como sigamos así la iglesia se llenará de ortodoxos y no habrá sitio para nosotros.-a continuación se levantó y se dirigió a otro de sus siervos-Claudio, tú eres el más sensato, dinos que hacer.-suplicó.
-Mi señor sabe usted que siempre tengo la respuesta crucial para todo pero esta vez no puedo dársela.-respondió.
-¡Pero por qué maldita sea, ¿es que quieres que acaben con nosotros? Por favor te lo pido, danos la respuesta por lo que mas quieras.
-Vale, pero le aviso que no va a ser agradable, no va a ser barato y sobre todo no va a ser fácil, es una locura.
-Lo que sea, lo que sea pero ¿de qué se trata?
-La única forma de acabar con esto es asesinar al creador de la iglesia ortodoxa.
-!¿Pero te has vuelto loco?! Y que después se nos echen encima todos sus seguidores, no lo siento pero no, hay que estar loco para hacerlo.
-Mi señor ¿y por qué deben creer que hemos sido nosotros?
-Pues porque salta a la vista que seriamos nosotros, ¿quién sino iba a hacer ese atentado?
-Pero quién ha dicho que vayan a enterarse de que es un asesinato, podría ser una… una muerte accidentada.
-¿Pero que asesino es capaz de adentrarse en sus aposentos sin ser descubierto por ninguna de sus guardias reales? Ningún asesino se atreverá a llevar a cabo esa locura.
Cuando el Papa acaba de hablar Claudio empieza a reír por lo bajo.
-¿Qué te hace tanta gracia?-preguntan los otros siervos.
-Señores como se nota que no conocen a Maximus Crosfit.








Constantinopla-C/ Cardo Maximus.

Un hombre menudo y esbelto, de largos ropajes se dirige a la posada
“El buen beber”, cuando entra se sienta en la mesa más alejada de toda la multitud junto a otro hombre de mismos ropajes .
-¿De que se trata esta vez?-pregunta el hombre que acaba de llegar .
-Pues según me han informado, se trata de un encargo bastante peligroso Maximus, será mejor que te prepares.
-Pero que pasa ¿es que tengo que asesinar al rey o que?-responde el hombre a carcajadas.
-Yo que tú no bromearía, se trata de asesinar al patriarca Lucrecio I.
-¡¿Estás de broma, al jefe de toda la religión ortodoxa, pero a quién se le a ocurrido encargar este trabajo?!
-El Papa Ernesto VI, pero debes saber que por este encargo hay una recompensa de 500 reales.
-Mmmm… la verdad es que buena recompensa si que es, y además nunca viene mal un nuevo reto, vale explícame y me pondré manos a la obra.
-Vale me alegra que tomes las decisiones con alegría, bueno verás según nos han dicho algunos topos infiltrados en los aposentos de Lucrecio, al patriarca lo trasladarán a Verona dentro de tres días al anochecer así que solo tienes 3 días para actuar, se supone que tienes que hacer que parezca una muerte accidentada no provocada, si fallas en esta misión se montará un gran revuelo entre los ortodoxos y eso provocará guerras por toda Europa así que tomateló en serio.
-Tranquilo sabes perfectamente que soy el mejor en esto.
-Bueno Maximus esto es todo, el destino de la religión está en tus manos.
A continuación Maximus se levanta y se pierde entre la multitud.















DÍA 1
PENSAMIENTO Y REFLEXIÓN.

Mientras cruzo las calles pensativo observo como los típicos borrachos del pueblo van saliendo de los bares para dirigirse a sus casas dispuestos a pegar a sus mujeres sin ninguna razón. La noche ya ha caído sobre el cielo nublado, y los niños huérfanos se pelean por conseguir los restos de la comida de las tabernas. Desde que mi compañero me informó del nuevo trabajo no pego ojo, porque aunque sea una gran recompensa este encargo me puede costar la vida, así que haré este y me jubilo.
Llego a una nueva taberna, es muy mugrienta pero es lo que hay con el sueldo que tengo.
-Perdona, ¿me podría servir una jarra bien fría? Hoy llevo un día de perros.-pregunto a la chica de detrás de la barra.
La camarera se aleja por un largo pasillo y vuelve justo después con una gran jarra de cerveza, la coloca en la barra y responde:
-Aquí tienes… así que un día de perros eeeh si quieres desahogarte este es el momento, yo soy una tumba.
-No gracias, son cosas personales.
-Oye de verdad lo digo en serio lo que se dice en esta taberna, no sale de esta taberna.
-Pues verás es que es una historia larga.
-UUUUUUH… me encantan las historias largas y por lo que veo el bar está vacío, espera que tomo asiento y me cuentas.
Ella vuelve a alejarse por el mismo pasillo y aparece por la otra puerta que supuestamente da a la sala donde me encuentro yo, se acerca, coge un taburete alto y se sienta a mi lado.
-Venga empieza.-dice.
-Verás este encargo consiste en que tengo que asesinar al patriarca Lucrecio.
-¡¿Al de la iglesia ortodoxa?! Dios mío que locura.
-Eso pensé yo pero bueno me pareció un gran reto.
-Y tanto, ¿pero como piensas entrar en esa fortaleza? si está más asegurada que la tienda de campaña del Cid.
-Pues si te digo la verdad, no tengo ni idea, y eso es lo que me preocupa porque cualquier sitio accesible para entrar o escalar está custodiado por un guardia y si intento dejarlo inconciente todo el mundo sospechará de mi plan y se supone que tiene que parecer una muerte accidentada por el mismo patriarca.

-Oye ¿de cuánto es la recompensa?
-De unos 500 reales mas o menos, más lo que pille de mangar allí.
-¿Qué te parece si hacemos un trato?
-Depende de que trato, habla y ya veremos.
-Se que no lo vas a rechazar, verás según mis contactos se dice por ahí que hay una forma de entrar en la fortaleza, por el ala suroeste en la zona donde se concentra menos la vigilancia hay una serie de ladrillos sueltos, se dice que ese pasadizo se construyó para una posible huida del patriarca contra ataques exteriores, o sea, que da justo a la habitación de este y esa es una gran ventaja para que parezca un accidente. Pero la condición es que me des la mitad de la recompensa y me dejes participar en el trabajo.
-Mmmmm… lo veo justo, ¿pero seguro que estás capacitada para llevar a cabo esta misión? Que después no quiero revuelos, ¡que mi vida depende de ello!
-Tranquilo ya he participado en numerosos encargos, no tienes de que preocuparte.
-Perfecto, dentro de dos días nos reuniremos en la fuente principal de esta misma calle, yo que tú vendría armada. Por cierto, ¿tienes alguna habitación libre ?
-Sí, toma esta noche invito yo.
Me da la llave y me dirijo a subir las escaleras pero justo antes le pregunto:
-Oye ¿Cómo te llamas?
-Pómeda, Pómeda Irustre, ¿Y tú?
-¿Yo? Maximus, Maximus Crosfit.
















DÍA 2
PELIGRO Y ANGUSTIA.

Me despierto en medio de la noche, no puedo pegar ojo con el frío que hace, me dispongo a bajar para echar un trago pero justo cuando abro la puerta de la habitación se me abalanza una figura oscura que no consigo reconocer y comenzamos un duro forcejeo en el suelo. Después de un largo rato consigo inmovilizarlo y le quito la capucha, lo miro pero sigo sin reconocerlo.
-Más vale que me digas quien eres y que haces aquí o te parto el codo.
-Lo siento pero no puedo darte esa información.-
-Tú lo has querido.
Le agarro la muñeca con una mano y con la otra presiono justo en el codo provocando que los ligamentos entre el antebrazo y el bíceps crujan como un palo de bambú, justo después el hombre comienza a gritar y le tapo la boca con su propia capucha.
-¿Me vas a decir ahora que coño haces aquí? O tengo que partirte el otro codo.
-¡Vale pero por favor vuelve a colocármelo en su sitio!
Le doy otro tirón en el codo y se lo vuelvo a colocar en su sitio, él vuelve a gritar y se queda rabiando de dolor.
-Solo sé que me ha mandado un tal Locrecio o Lucrecio, me dijo que acabara contigo lo antes posible pero yo paso.-después de eso se larga corriendo con el brazo colgando. Me acabo de acordar que iba a echar un trago, bajo las escaleras y observo que no hay nadie, no me extraña si todavía son las 6 de la mañana. Después de tomarme algo en la barra me voy a dar una vuelta por las afueras y veo como las mujeres de los borrachos que salían ayer del bar para ir a sus casas hoy están lavando la ropa en el río, algunas con ojos morados y otras con la piel enrojecida.
-Solo llevo aquí dos días y este pueblo ya me da asco.-refunfuño.
Me empieza a surgir la duda sobre como demonios sabrá ese Lucrecio que voy a por él, creo que debo de tener más cuidado de ahora en adelante.






DÍA 3
EL DÍA DEL GOLPE.

Llevo una hora esperando a Pómeda, maldita sea no sé ni por qué le he dejado venir tendría que haber echo esto sólo.
-Perdona por la tardanza, el bar estaba a rebosar.-dice Pómeda justo cuando llega.
-Da igual terminemos cuanto antes, ¿Por donde empezamos?
-Verás es que me ha surgido un problema.
-A ver que ocurre ahora.
-Es que he vuelto a hablar con mis contactos y he conseguido que me infiltren en la guardia, lo mejor será que tengamos ambos lados controlados por si algo surge mal.
-Perfecto, me voy ya y así no pierdo tiempo.
-Mucha suerte Maximus.
-Gracias, la voy a necesitar.
Quito los ladrillos falsos y me adentro en lo más oscuro de el pasadizo, echo un vistazo a mi espalda y veo como Pómeda está volviendo a colocar los ladrillos en su sitio para no causar revuelo entre los soldados. Enciendo una antorcha y camino a través del pasillo, está lleno de telarañas y encima huele a heces de rata, más vale que llegue al final pronto o me voy a asfixiar.

UN TIEMPO DESPUÉS…

Me parece ver una pared al final del pasillo, empiezo a tocarla y encuentro un bulto, presiono sobre él y la pared se desplaza a un lado, cuando entro veo una cama rodeado de objetos relucientes y realmente caros.
-Esto está demasiado tranquilo aquí pasa algo.-avanzo hasta la puerta de mi derecha y la abro con sigilo y consigo reconocer la persona que está sentada leyendo al final del salón, ¡Es el patriarca! Desenvaino la espada por si acaso y me acerco por detrás en silencio.
-Vaya pero mira a quien tenemos aquí, si es el gran Maximus en persona como me alegra verte, ¿Qué te trae por aquí?
´-¿Cómo sabes quién soy?
-¿Te crees que podías acabar conmigo así tan fácilmente? Soy el patriarca de la iglesia ortodoxa inepto,
Nadie puede atentar contra mi vida así como así, pagaras esto co la muerte, ¡Guardias!-
Me dispongo a acabar con él de un sablazo pero los guardias empiezan
a abalanzarse sobre mí, intento librarme de ellos pero es imposible son demasiados, siento como me golpean una y otra vez pero ya no siento el dolor, sólo siento como me desplomo y me desmayo en el suelo.
…..sueño….sueño….sueño….sueño….sueño….sueño….sueño….
Al despertar miro alrededor pero tengo la vista nublada con el horrible dolor de cabeza que tengo, me vuelvo a tumbar y descanso un momento para ver si se me pasa el dolor.
A lo lejos percibo una voz de un guardia ablando con alguien pero aún así sigo tumbado.
-Mi señor aquí está.
-Pobrecillo no sabe con quién se las ha buscado.
Hago un esfuerzo por incorporarme pero aún así necesito sujetarme la cabeza por el dolor.
-Ooooh que pena, ¿Te duele? No pasa nada amigo mío antes del amanecer no sentirás ningún dolor, más que nada porque estarás ahorcado.
-¡Maldito ca””” te juro por mi vida que como salga de aquí te cortaré el pescuezo por la mitad!
-No lo creo, aajajajajaja.-grita él alejándose por el pasillo, pero se da la vuelta y dice-Tú quédate vigilándole.-y se marcha.
-Sí mi señor.
Me paso un largo rato apoyado en la pared hasta que por fin se me pasa el dolor y pregunto al guardia:
-Eeeeh, eeeh tú, ¿Se puede saber por qué haces esto pedazo de idiota?
-No estoy autorizado para hablar contigo esclavo.
-Te he hecho una pregunta, haz el favor de responderla.
-Y a ti eso que te importa imbécil si de todas maneras es como si ya estuvieras muerto.
-Pues ya que estoy muerto hazme el favor de contestarme como último deseo, por favor.
-Cállate si no quieres que te corte la cabeza antes de que lo haga el patriarca.
-Vamos cobarde adelante mátame, venga aquí estoy, ¿No eres tan valiente ? Pues venga ¡Vamos!.
-Tú lo has querido .
El guardia abre las rejas de mi celda y alza la espada para acabar conmigo de un sablazo.
-¡Ahora Pómeda!
En ese momento Pómeda aparece a las espaldas del guardia y lo deja inconciente golpeándole en la cabeza con una roca.
-Corre Maximus, salgamos de aquí antes de que nos encuentren.
-Ve tú Pómeda, yo tengo un trabajo que acabar.
-¿Pero te has vuelto loco, es que quieres que te cojan de nuevo? Yo no puedo volver a salvarte.
-Me da igual prefiero morir antes que huir como un cobarde, además, juré por mi vida que como saliera de aquí le cortaría el pescuezo por la mitad, vete y salva tu vida aquí ya ha acabado tu misión.
-Vale Maximus.-se va corriendo pero se vuelve otra vez y dice-ha sido un placer conocerte amigo mío.
-Yo también Pómeda, te prometo que si sobrevivo iré directamente a tu bar y nos tomaremos unas jarras de celebración.
-Eso espero.-y se va.
-Bueno ¡es hora de acabar lo empezado!
Cojo la espada del guardia y me pongo en rumbo a acabar de una vez por todas.
-Joder ¡¿Cómo que ha escapado?!¡Maldita sea encontradlo y matadlo!
Dios mío como me encuentre.
Todo el pelotón de los mercenario se dirige a buscarme, que idiotas y no saben que voy allí y han dejado al patriarca solo.
-Vaya ¿ahora quién está perdido eeeeh patriarca Lucrecio? Me parece que hoy no es tu día de suerte.
-Pero , ¿Pero cómo has escapado?
-Aaaaaaay amiguito juré por mi vida que te cortaría el pescuezo en dos, y voy a cumplir esa promesa.
-¡Esto aún no ha acabado!
Se acerca corriendo a su escritorio y saca de él una daga de un metro de largo.
-Acabemos con esto.
-¡Adelante!
Comenzamos a batirnos en duelo mano a mano sin nadie que nos detenga. Él no para de lanzar estocadas a bocajarro pero consigo esquivarlos con un amago y le hago un pequeño corte en el brazo con el que coge la daga, provocando que suelte el arma y se aleje dolorido.
-No pretendas nunca batirte en duelo con un mercenario, porque ten por seguro que vas a perder, pero ya da igual para lo que te queda de vida.
-Mier”” por qué tiene que acabar esto así ¡Maldita sea!
-Tú te lo has buscado.
Él se arrodilla ante mis pies y suplica:
-¡¡¡Por favor no me mates, te juro que te dejaré en paz si me dejas ir en paz!!!
-Cobarde, anda haz un esfuerzo y muere con algo de dignidad idiota.
Poso mi espada sobre su pescuezo y se lo corto como una rebanada de pan, me aparto a un lado y cae sobre el suelo ensangrentado.

Cuando salgo del castillo me dirijo a la posada de Pómeda y nos sentamos a celebrar nuestro gran trabajo, y que todo ha acabado.

Ahora que lo pienso… no se que va a ser del Papa cuando se enteren los ortodoxos de el asesinato de su patriarca, pero me da igual, yo ya he acabado mi trabajo.





FIN…










Javier Vicente Castillo 3C

1 comentario:

  1. Muy buen trabajo. Historia bien trenzada. Me gusat la distribución en jornadas con un título cada una.
    Algunas preguntillas:
    -¿Confiarías tu en una desconocida tu misión, siendo un asesino a sueldo?
    -"bar" es una palabra moderna; mejor taberna.
    -¿Por qué abusas de las interjecciones del tipo: eeeh, ahhh, ohhh? No es que esté mal, pero como todo, con moderación.
    Cometes pocas faltas de ortografía, pero algunas son muy gordas: ablando...
    Insisto, me ha gustado mucho. Me recuerda en algunas fases un videojuego.
    NOTA:10

    ResponderEliminar